Más de 15 instituciones trabajaron en informe sobre el estado y las oportunidades de la bioeconomía en la región.

El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), en colaboración con más de 15 instituciones se unieron para presentar en San José el Informe de Situación y Perspectivas de la Bioeconomía en América Latina y el Caribe, que realiza una radiografía completa sobre el estado y las oportunidades que ofrece lo que calificaron como una apuesta estratégica para el desarrollo de los países.

Según señalaron desde el IICA, para la elaboración del documento las instituciones trabajaron en conjunto durante más de un año, y el resultado “refleja también la existencia de un compromiso colectivo para abordar los desafíos actuales y profundizar el camino hacia el desarrollo sostenible”.

Desde el IICA señalaron que “aunque las definiciones de bioeconomía varían, todas convergen en elementos clave como el protagonismo de la ciencia, la tecnología y la innovación, aprovechamiento de los recursos y los principios biológicos y el acento en la sostenibilidad ambiental y la agregación de valor en cascada”.

El informe servirá como guía para formuladores de políticas, académicos, organismos de apoyo y la sociedad en general, siendo una valiosa fuente de información para sensibilizar y respaldar la toma de decisiones, ya que aporta insumos para la formulación e implementación de políticas públicas y promueve la colaboración entre instituciones regionales.

El documento presentado analiza el estado y las perspectivas de los desarrollos tecnológicos y productivos de la bioeconomía en la región, evalúa los instrumentos para movilizarla y dedica un capítulo especial al panorama de bioemprendimientos. Además, señala y se fundamenta en el texto que la bioeconomía es un proceso en marcha, con importantes avances en varios frentes que están teniendo impactos económicos, sociales y ambientales significativos en la región.

En la presentación del informe el representante en Costa Rica del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), José Vicente Troya, señaló:

Siempre es necesario ajustar nuestra brújula para ver adónde queremos llegar. Para el PNUD es un honor formar de este grupo de más de 15 instituciones que han dado forma a este importante documento que define las condiciones de partida, desde las cuales podemos realizar procesos transformadores”.

Adicionalmente, Troya consideró que es crucial identificar rutas de prosperidad bajas o nulas en carbono, que sean transformadoras de aquellas relaciones de poder que han deteriorado la naturaleza y han afectado las condiciones de vida de las mujeres y grupos vulnerables como los pueblos indígenas, y añadió:

Nuestras actividades siguen calentando el planeta y nuestras acciones para contrarrestarlo son insuficientes. Ante la incertidumbre que genera el panorama global, la bioeconomía debe ser uno de los puntales de la ruta innovadora que propicie un uso sostenible de los recursos naturales”.

Por su parte el director General del IICA, Manuel Otero hizo hincapié en que América Latina y el Caribe es la región exportadora neta de alimentos más grande del mundo y en que los datos avalan que la agricultura del continente está destinada a ser protagonista de la seguridad alimentaria y de la sostenibilidad ambiental mundial, y agregó:

Las noticias no tan buenas son que nuestra agricultura está muy asociada a la producción de commodities y que somos los más vulnerables al cambio climático. Pero nadie nos puede quitar el derecho a soñar que nuestra agricultura tiene un futuro enorme y debe traducirse en una mejor calidad de vida para todos los habitantes de las zonas rurales”.

Otero añadió que el IICA es una institución plenamente convencida de que la bioeconomía es el camino a seguir, ya que constituye una mirada renovada, que plantea la intensificación del uso de los recursos biológicos, a través de la construcción de puentes entre la agricultura y el ambiente.

En ese sentido el gerente del Programa Hemisférico de Innovación y Bioeconomía del IICA, Hugo Chavarría, explicó que la región ha dado pasos enormes en nuevos desarrollos de la bioeconomía como biocombustibles, biorrefinerías, biotecnología, aprovechamiento sostenible de la biodiversidad, turismo de la naturaleza e intensificación sostenible, pero advirtió:

Los esfuerzos todavía no son suficientes. Debemos acelerar el paso en la construcción de la agenda pendiente de la bioeconomía, que incluye un aumento de la inversión y el financiamiento, el desarrollo de capacidades y el fortalecimiento de estrategias, políticas y marcos normativos”.

Adicionalmente, Roger Madrigal, del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE), subrayó el potencial de la región en recursos naturales y producción agrícola, aunque también hizo foco en los obstáculos:

Hay una tensión histórica entre conservación de los ecosistemas y crecimiento económico. Debemos extender las prácticas de la bioeconomía que aumentan la productividad con un uso adecuado de insumos y recursos naturales”.

El informe contó con la colaboración de instituciones como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Iniciativa de Finanzas para la Biodiversidad (BIOFIN) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Fontagro, el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE), la Alianza Bioversity-CIAT, la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) y la Oregon State University, entre otras.