En los últimos días 13 países donantes han anunciado la suspensión de su financiamiento a la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina (UNRWA), organización clave para asistir a la población de Gaza en medio de la masacre ejecutada por Israel. Estas decisiones se dan en respuesta a un informe de los servicios de inteligencia israelíes quienes acusan a 12 personas contratadas por la agencia de participar en los atentados del 7 de octubre de 2023. Los países que anunciaron la suspensión del financiamiento son Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, Austria, Australia, Japón, Finlandia, Rumania y Suecia.

La suspensión responde a la acusación de una fuerza ocupante mitómana, la cual ha mentido sobre Gaza en varias ocasiones. Recordemos la mentira de niños decapitados por militantes de Hamas. La Casa Blanca tuvo que rectificar las declaraciones del presidente estadounidense, quien dijo haber visto fotos de milicianos de Hamás "decapitando a niños". Poco después necesitaron desdecirse y afirmar “que ni el mandatario ni funcionarios estadounidenses han visto dichas imágenes”. Según un comunicado a la prensa, del portavoz de la administración estadounidense, el presidente hizo esas afirmaciones basándose en declaraciones “públicamente” transmitidas por el gobierno israelí. También mintió al mundo Israel al afirmar que no había bombardeado el Hospital Al-Ahli Arabi y publicó información falsa acusando a la Yihad Islámica de haber destruido el hospital y no ellos. Hoy nadie se lo puede cuestionar. Israel ha bombardeado y destruido 30 de los 36 hospitales que existían en Gaza, en medio de este ataque a mansalva, de ya 115 días, perpetrado por este régimen racista.

Y para generar más sospecha, las acusaciones de Israel a la UNRWA suceden al día siguiente de prescribir la Corte Internacional de Justicia medidas provisionales contra Israel por el potencial genocidio que está cometiendo en Gaza. ¿Casualidad o castigo colectivo?

La Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina (UNRWA) es una agencia de la ONU la cual proporciona educación, atención médica, ayuda financiera y otros servicios a más de 5 millones de refugiados palestinos en todo el mundo desde 1949. La UNRWA fue creada para ayudar a los refugiados palestinos quienes fueron expulsados de sus hogares durante la Nakba, la catástrofe palestina en el año 1948. Hoy es la principal agencia atendiendo a 1.7 millones de palestinos desplazados en Gaza por los ataques israelíes. La agencia proporciona educación a más de 2.2 millones de estudiantes matriculados en sus escuelas, provee atención médica a más de 2.1 millones de personas en sus clínicas y hospitales y brinda ayuda financiera a más de 1.8 millones de personas. La UNRWA es una organización vital para la supervivencia de refugiados palestinos.

Sería muy serio que funcionarios de UNRWA participaran en el ataque armado del 7 de octubre 2023. Pero, a pesar de haber despedido UNRWA a los sospechosos inmediatamente e iniciar una investigación, a pesar de que se trata de una lista de 12 funcionarios, de un total de 30 mil personas contratadas por UNRWA, se suspendió el financiamiento convirtiéndose esto en una clara amenaza a la continuidad del trabajo de esta agencia en medio de la peor crisis humanitaria que ha vivido Gaza.

Esto es desconcertante y desesperante. Limitarle recursos a UNRWA justo ahora es contribuir activamente con el genocidio en Gaza. Implica un castigo colectivo a toda la población palestina no solo en Gaza, también en Cisjordania, en el Líbano y en Jordania.

Cortar el financiamiento de esta agencia es inhumano y cobarde. Demuestra que los gobernantes de los países citados son esbirros del sionismo. Demuestra una vez más como Occidente perdió toda autoridad moral para auto-proclamarse defensor de los derechos humanos. El sionismo no solo es genocida, pisotea la moralidad occidental y la convierte en palabra muerta.

Es urgente ejercer presión para el cese al fuego en Gaza, para permitir la entrada de ayuda humanitaria y también para mantener activa a la UNRWA, la entidad internacional que ha dado un ápice de esperanza al pueblo palestino desde la (primera) Nakba. Es urgente detener la ocupación, y rechazar al sionismo como lo que es: una ideología racista que justifica la limpieza étnica, el genocidio y, de paso, el fin de la moral occidental.

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