Después del gran golpe de la pandemia y su costo de vidas, gran caída del empleo y la producción, y aumento de la pobreza; después de la ruptura de las cadenas de producción y del enorme incremento en el costo del transporte; de la invasión de Putin a Ucrania y del encarecimiento de la energía, los fertilizantes y los alimentos; después del brote inflacionario y el aumento de las tasas de interés, hoy falta muy poco para recuperar la senda de crecimiento que desde 2010 y hasta la pandemia traían el PIB y el PIB per cápita. Además, la tasa de desempleo es la menor que se ha dado desde que a partir de 2010 se computa la Encuesta Continua de Empleo (ECE). Esta es una positiva y significativa realidad.
Pero el nivel de ocupación no se ha recuperado y es extraordinariamente bajo.
La pérdida de puestos de trabajo de fines de 2019 a fines de 2023 se da en empleo informal, y principalmente en mujeres y en los grupos etarios de 15 a 24 años y de más de 60. El empleo formal incluso crece más rápido que la población en ese período.
Unos pocos datos para recordar la magnitud de esa pérdida de ocupaciones.
Para encontrar un año anterior a la pandemia con un nivel de ocupación similar al de finales de 2023 debemos retroceder a 2017 cuando la población era inferior a la actual en más de 311.000 personas
De finales de 2019 a finales de 2022 se pierden 9.757 puestos de trabajo. Si tomamos en cuenta el crecimiento de la población de 15 años y más y le aplicamos la tasa de ocupación de 2022 –que ya era muy baja y no las tasas de ocupación mucho mayores que se daban antes de la pandemia– esto agregaría 82.215 plazas de trabajo que no se crearon para esa población. Se pierden en consecuencia 91.972 ocupaciones.
Lo más paradójico es que en el año 2023 a pesar de que la producción crece un 5,1% se pierden otros 71.161 puestos de trabajo. Esto hace que —tomando en cuenta el crecimiento de la población— de 2019 a fines del año pasado carezcamos de casi 205.000 plazas, que corresponde al 5% de la población de 15 años y más.
Si estas personas quisieran trabajar la tasa de desempleo sería del orden de 12 %, igual a la que se daba en los meses anteriores a la pandemia y a todos los cambios de los últimos 4 años.
Según un informe de enero del BCCR la recuperación de empleo ha sido más baja en América Latina que en OCDE y Costa Rica es el cuarto país con menor recuperación entre 20 de la región.
Razones de la baja ocupación
Se trata de que ha bajado la tasa de participación, o sea la proporción de personas de 15 años y más que trabajan o buscan trabajo.
La tasa de participación laboral a fines del 2019 era de 62,9% No era alta en comparación con otras naciones, sino más bien baja, por la muy poca participación en nuestro país de las mujeres en ocupaciones fuera del hogar. Pero para diciembre 2023 bajo a 53,8 un nivel tan bajo que es difícil de imaginar en esta época.
¿A qué se debe esto?
Se han dado varias explicaciones.
Según la ECE pocas de las personas que ni trabajan ni buscan trabajo lo hacen por estar desalentados por no encontrarlo. Más bien, los jóvenes aducen principalmente motivos personales (lo que poco nos aclara), los mayores de 60 indican la edad y las mujeres obligaciones familiares.
Reconocidos analistas y economistas han adelantado algunas hipótesis. Algunas comprobables o refutables con la data existente. Otras no. Las que son comprobables, con los datos existentes son refutadas. Las que no son refutables, no parece que puedan ser de una magnitud que explique una parte significativa de esa caída en el nivel de ocupación.
Primara explicación: la ocupación de adultos mayores baja porque se pensionan
Esto se reflejaría en el número de pensionados de IVM de la CCSS que es el sistema básico y mayoritario de pensiones. Sabemos que el número de pensiones del régimen no contributivo que ampara a otras personas no ha aumentado en los últimos años.
Pues bien, el aumento en el número de pensionados de IVM de 2019 a 2023 es de 25.2% y es casi idéntico al que se da en los cuatro años anteriores que es de 25,3%. No denota esto ninguna aceleración de parte de la gente en pensionarse.
Los datos de pensionados de IVM son a noviembre de 2023, pero el número adicional de pensiones en diciembre que se puede haber dado por el cambio en el sistema de IVM que hizo que algunas personas adelantaran su retiro (los periódicos mencionaron unas 4.000) solo explicaría una porción poco significativa de la caída de casi 24.000 ocupaciones para ese grupo etario en ese período.
Segunda explicación: los jóvenes aumentaron su participación en la educación
Los datos de matrícula disponible llegan hasta 2022. El estado de la Nación me proporcionó la información de jóvenes de 15 años y más en secundaria y de estudiantes en las universidades públicas. No he localizado datos sobre matrícula en universidades privadas para esos años.
En secundaria en 2019 había 335.950 alumnos de 15 años y más, y para 2022 más bien había bajado ese número a 320.674 por una caída en tercer ciclo y educación diversificada no tradicional.
El aumento en la matrícula de las universidades públicas fue de solo 12.863 alumnos que es apenas una cuarta parte de los 50.206 puestos que este grupo etario perdió del 19 al 23, y apenas compensaría la disminución de matrícula en secundaria.
Difícilmente las universidades privadas o los hechos de 2023 permitirían que esta explicación pueda ser muy significativa.
Tercera explicación: se requiere mayor participación en tareas hogareñas
¡Qué difícil asumir que esa razón pueda ser importante cuando los salarios reales promedio no han recuperado el nivel de 2019 y los hogares demandarían más bien mayor ingreso!
Por cierto, que esto nos revela otra paradoja: el consumo ha aumentado, pero el salario real promedio no lo ha hecho y el nivel de ocupación más bien ha bajado.
No se ha proporcionado cifras que puedan comprobar esta hipótesis.
Cuarta explicación: hay muchas personas que ahora trabajan en internet y en las redes y no aparecen en las cifras ni de empleados ni de desempleados
No hay cifras que nos den indicios de su magnitud. ¿Podrá ser realmente significativa? Conocemos algunos casos, pero ¿cuántos son?
Difícilmente podrían explicar una porción significativa de los más de 200.000 puestos menos que tenemos.
Quinta explicación: personas empleadas en actividades ilegales
De nuevo no hay cifras. Claro que 907 asesinatos es una cifra alta y escalofriante. Pero ¿cuántos miles de empleados habrá detrás de estas cifras? ¿Puede su número ser significativos ante la pérdida de tantas plazas?
Conclusión
Falta mucha investigación, y las paradojas incluso ponen en duda la validez de la ECE.
En el pasado he señalado en varias ocasiones que hay cifras de la ECE referentes a las tendencias en el número de empleados públicos que contradicen la realidad que consta en las cifras de asegurados de la CCSS. Pero no se ha cambiado la metodología para adoptar esos números reales y adaptar a ellos la ECE.
Tampoco se ajustan los números de personas en la conformación de grupos etarios a las estadísticas demográficas del mismo INEC que elabora la ECE. Y se reportan datos de aumentos y disminuciones mes a mes de la cantidad de personas en los diversos grupos etarios que son imposibles en la realidad biológica.
Vale la pena que INEC revise la metodología y resultados de la ECE. Son datos de muchísima importancia para la determinación de políticas públicas.
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