El aviso de Nogui Acosta del acuerdo de un pago a la Caja Costarricense de Seguro Social por 51.738 millones de colones alegra (porque cualquier abono a la gigantesca deuda nos alegra, aunque sea pequeño), pero llama la atención. Nogui dice ahora que el Gobierno está comprometido con disminuir los montos que adeuda el Estado a la CCSS, cuando antes había afirmado que no tenía sentido que la Caja siguiera cobrando deuda al gobierno.
Es inevitable pensar que este acuerdo se da en un momento crítico, donde el conocimiento público de las tortas del Gobierno crece: los audios grabados por Patricia Navarro, el reconocimiento de Acosta de que nunca hubo informe del “megacaso” de evasión fiscal que él atribuía a Leonel Baruch, Marta Esquivel corriendo a sus vacaciones para esquivar el tema del hospital de Cartago... Como si todo esto fuera poco Pilar Cisneros agrió el tamal navideño con otra estrategia inmoral, hablando de la dictadura del Tribunal Supremo de Elecciones, la Sala Constitucional y la Contraloría General de la República, en un vídeo. Por grima no me referiré a los regalos de fin de año de Munive.
Empecemos por Nogui. Será que el señor Acosta nos cree tan brutos como para no pensar en el teatro de bufones que creó con Cisneros en la Asamblea Legislativa, con el cuento de los tres fantasmas, a propósito de su mentira sobre el “megacaso” de evasión. Pues no y no. No es tan fácil como decir y desdecirse, como mentir descaradamente, como aceptar la mentira y que todo se olvide. Hay mucho de indecente en esto.
Los audios de presidente, aunque bochornosos, no son sorprendentes. Genio y figura hasta la sepultura. Lo que extraña sobre manera es que un sueldo de cabeza de cualquier ministerio justifique los niveles de abyección, al grado de que nos les importe que Chaves amenace con decapitar a cualquiera que se salga de su “canasto”. Al respecto, reconozco la valentía de Patricia Navarro; queda claro que no mintió y que fue más inteligente que el cabeza caliente de Zapote. Aunque Chaves se refiera a Navarro como la espía, lo cierto es que los audios existen y que el Ministerio Público determinó que no son conversaciones privadas, pues tratan de dineros públicos.
La fuga de Marta Esquivel tampoco causa extrañeza, a ella la salud de los costarricenses no la desvela, pues sigue instrucciones de “altura”. Una cosa que debería preocuparnos es cómo elige la Asamblea Legislativa a los magistrados propietarios y suplentes, ya que ella fue magistrada suplente. La solidez moral debería ser imprescindible.
Cisneros desde hace rato viene haciendo patente que a ella la democracia no le gusta y lo aclara aún más en el vídeo aludido con anterioridad. No hace mucho esta señora había afirmado que los partidos políticos ya no tienen sentido que es época de figurones. Cualquiera, en su sano juicio, sabe que ese es un camino que puede llevar a un país a la tiranía con suma eficacia. Ataca Cisneros al Tribunal Supremo de Elecciones por hacer su trabajo, mintiendo, diciendo verdades a medias, en fin, lo que mejor sabe hacer. Me pregunto por qué una tendencia política necesita tres partidos, el que la llevó al poder, el que formaron después, Pueblo Soberano y el que formó choreco, Aquí Costa Rica Manda. La aritmética elemental apuntaría a que la estrategia es cuestionable, porque divide a los seguidores, porque se pueden confundir, porque va a costar más cumplir con las regulaciones electorales. ¿Será simple ineptitud? ¿Intención de crear caos? Cisneros se brinca la evidencia de las irregularidades en las asambleas cantonales, manipulación, nombramientos a dedo, que fueron denunciados por algunos de sus propios correligionarios.
Ataca a la Contraloría General de la República, en la figura de Marta Acosta, como si el órgano contralor no fuera más allá de una persona, pero no nos dice por qué un proceso licitatorio les resulta tan incómodo. En ningún momento la Contraloría se ha pronunciado en contra de la creación de Ciudad Gobierno. Hace Cisneros un menjurje de datos históricos y mezcla la labor de Acosta, que se convierte en contralora en 2012, con los mandatos de Arias Sánchez, quien cerró su segundo mandato en 2010. Sigue con los escáneres, pero no aclara que la Contraloría no se opone a dichos escáneres si no a la forma improvisada y poco transparente en que quiere el ejecutivo proceder para adjudicar su instalación.
A todo esto, suma su crítica a la Sala Constitucional para hablar de lo que ella denomina como “dictadura legal y constitucional”. Habría que aclararle a Cisneros que son precisamente los dictadores los que ven como obstáculos las leyes y la Constitución, aunque la utilidad de esto parece, con esta persona, una causa perdida.
A este estado de cosas, hay que sumar un vídeo que ha circulado en redes y que es totalmente ominoso. En él se convoca a una marcha de acompañamiento a “nuestros héroes nacionales” (Cisneros, Juan Diego Castro y Rodrigo Chaves). Vergüenza ajena, porque estos tres personajes no conocen la vergüenza. Ahí se conjuga a los tres “ayes del Apocalipsis” de una manera obscena. Al vídeo de Cisneros, al que ya me referí, le sigue uno de Juan Diego Castro, en el que a ritmo de Quilapayún, grupo musical que en su momento fuera nombrado por el gobierno de Salvador Allende como embajador cultural, Castro hace lo que mejor hace: destilar veneno. Me encanta Quilapayún, pero queda clara la intención sediciosa de Castro. Termina la trilogía del horror con Chaves citando la Biblia y abrazando a un sacerdote.
En una entrevista hecha por Febe Cruz, de radio Monumental, Rodrigo Chaves habla de la institucionalidad del país y hace comillas con sus dedos al decir la palabra, gesto cuando menos preocupante.
La pregunta más difícil por hacer es si Cisneros, Castro y sobre todo Chaves están convencidos de que el actual gobierno debe acabar en el 2026 y que sus aspiraciones al poder, en Costa Rica, deben enrumbarse por las vías constitucionales.
El año recién inicia y mi aspiración, con respecto a Costa Rica, es que Rodrigo Chaves le entregue algo más que no haber perdido el “acento tico” en 36 años de ausencia y su gusto por los chicharrones.
Este artículo representa el criterio de quien lo firma. Los artículos de opinión publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de este medio. Delfino.CR es un medio independiente, abierto a la opinión de sus lectores. Si desea publicar en Teclado Abierto, consulte nuestra guía para averiguar cómo hacerlo.