La tan esperada Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2023, conocida como COP28, actualmente en curso en los Emiratos Árabes Unidos, llega en un momento tumultuoso pero crucial para la acción climática internacional. La COP28 desempeñará un papel de inmensa relevancia. Este año, la conferencia marcará el cierre de la primera evaluación global: un mecanismo fundamental para evaluar los avances dentro del marco del Acuerdo de París, en el contexto de preocupantes crisis vinculadas al clima y a eventos meteorológicos extremos.

En un escenario mundial en el que inundaciones, sequías, incendios forestales o el incremento del nivel del mar —entre otros fenómenos ocasionados por el cambio climático— generan estragos, los principales emisores de gases de efecto invernadero han mostrado escaso compromiso en aumentar sus objetivos climáticos o mitigar su impacto.

En consecuencia, las naciones del sur global, que son más vulnerables al clima, están sufriendo por la pérdida de vidas y medios de subsistencia, a pesar de ser las menos responsables y más marginadas. Según el más reciente Informe sobre las Pérdidas de las Economías Vulnerables al Clima, en las últimas dos décadas los efectos del cambio climático han mermado una quinta parte de la riqueza de estos países, que han experimentado pérdidas aproximadas de 525 mil millones de dólares debido a los efectos del cambio climático en las alteraciones de las temperaturas y los patrones de precipitación.

Fondo de daños y pérdidas

El fondo de daños y pérdidas es una iniciativa destinada a abordar las consecuencias adversas del cambio climático. Se concibe como un mecanismo financiero que proporcionará asistencia a comunidades y naciones que sufren daños irreparables y pérdidas significativas como resultado de eventos climáticos extremos. Este fondo reconoce la responsabilidad histórica de los países desarrollados en la emisión de gases de efecto invernadero y busca brindar apoyo a aquellos que son más vulnerables a los impactos climáticos, pero que tienen menos recursos para hacer frente a estas crisis.

La importancia del fondo de daños y pérdidas radica en su capacidad para abordar la brecha existente entre las medidas de mitigación y adaptación. Mientras que los esfuerzos para reducir las emisiones y adaptarse a los cambios climáticos son cruciales, algunos eventos extremos ya son inevitables debido a las emisiones pasadas. La creación de este fondo pretende proporcionar un mecanismo para la justicia climática, asegurando que aquellos que sufren los impactos más severos reciban la asistencia necesaria para recuperarse y reconstruir.

En la COP27, el fondo de daños y pérdidas fue aprobado con un consenso significativo, marcando un hito en los esfuerzos globales para abordar la crisis climática. Sin embargo, en la COP28, tras ser aprobado su operativización en el primer día de negociaciones, ha sido fuertemente criticado debido a los desafíos relacionados con la financiación, la contribución equitativa de los países en la financiación del fondo y la definición precisa de los criterios para acceder al fondo.

Reparaciones climáticas

Sin duda el resultado de estas negociaciones podrá fortalecer las perspectivas de obtener reparación climática, especialmente para los países del sur global. A pesar de que los Emiratos Árabes Unidos y Alemania anunciaron que cada uno contribuiría con 100 millones de dólares al fondo, la respuesta de otras naciones del norte global ha sido incipiente.

Para avanzar en la justicia climática es urgente alejarse de discursos vacíos y superar las finanzas voluntarias. Se necesitan soluciones estructurales que implican garantizar la representación, la inclusión y la protección de los derechos de los más vulnerables a los efectos del cambio climático. Además, las soluciones requerirán de un enfoque sistémico hacia sociedades resilientes al clima, un enfoque que aborde las cargas desiguales para los países más vulnerables al clima y que se realineen la economía con los sistemas naturales.

Debemos seguir buscando múltiples vías a nivel local, nacional, regional e internacional, para brindar reparaciones eficaces a gran escala. Las comunidades afectadas por el daño climático no pueden esperar más tiempo.

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