“Naciones Unidas no se creó para llevarnos al cielo, sino para salvarnos del infierno".  Dag Hammarskjöld, segundo Secretario General de las Naciones Unidas, dijo esta famosa frase  cuando la organización ni siquiera tenía 10 años de fundada.

Hoy, cuando conmemoramos los 78 años de la ONU, esta frase encuentra una profunda resonancia en el mundo actual. Vivimos rodeados de guerras, violencia, catástrofes climáticas, pobreza, injusticia y discriminación.

Naciones Unidas nació de la guerra, de una de las fases mas oscuras de la humanidad, luego de dos conflictos armados de escala mundial y no solo su origen pero también su sentido se asoma en los momentos más oscuros y desafiantes.

Es un mundo divido, accidentado, lleno de desafíos, pero también con enormes oportunidades.

Lo más fácil y natural es caer en la desesperación, la frustración, la ecoansiedad, es sentirse paralizados por la impotencia.

Pero si miramos con más detalle también podemos ver miles de ejemplos de naciones y de pueblos que avanzan, que se ponen de acuerdo para resolver desafíos comunes y proteger el planeta.

El año pasado demostramos lo prometedor de la acción multilateral con nuevos y trascendentales acuerdos sobre la salvaguardia de la biodiversidad, la protección de los océanos, las pérdidas y daños climáticos, sobre el derecho a un medio ambiente limpio, sano y sostenible.

Sí es posible cuando hay voluntad y determinación.

El aniversario de la ONU siempre ha sido un despertador, un momento para recordar que ya pasamos por estas selvas oscuras y logramos salir. Lo hicimos con voluntad, determinación y unión.

A pesar de nuestra larga lista de desafíos globales, ese mismo espíritu de determinación puede guiarnos hacia adelante. Quizás es hora también de retornar al principio, a la Carta de las Naciones Unidas.

Este vanguardista acuerdo nos habla de ampliar las oportunidades, de ayudar a quienes más lo necesitan y de no dejar a nadie atrás.  Se fundamenta en la justicia, la igualdad y el empoderamiento para las mujeres y las niñas.

Nos marca el camino para superar las divisiones, reparar las relaciones y construir la paz.

Los retos a los que nos enfrentamos son universales. Requieren soluciones universales en foros universales como las Naciones Unidas.

Pero tenemos que reconocer que el mundo ha cambiado.  Nuestras instituciones no al ritmo necesario.  No podemos abordar eficazmente los problemas tal y como son, si las instituciones no reflejan el mundo tal y como es.

Y por eso que en septiembre cuando todos los países reafirmaron su compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible también se acordaron en reunirse el año próximo en la Cumbre del Futuro y examinar entro otras cosas la propuesta ONU 2.0, para seguir asegurando que la ONU sí refleja la voluntad y las aspiraciones de Nosotros lo Pueblos.

Cierro este artículo con las palabras de António Guterres, actual secretario general de la ONU:

Comprometámonos con esperanza y determinación a construir el mundo mejor al que aspiramos.  Comprometámonos con un futuro que haga honor al nombre de nuestra indispensable organización. Somos un mundo dividido. Podemos y debemos ser naciones unidas”

El sueño sigue vivo. Es cuestión de voluntad.

Este artículo representa el criterio de quien lo firma. Los artículos de opinión publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de este medio. Delfino.CR es un medio independiente, abierto a la opinión de sus lectores. Si desea publicar en Teclado Abierto, consulte nuestra guía para averiguar cómo hacerlo.