Guardia Costera de EE.UU. estima que ocurrió una "implosión catastrófica".

La empresa estadounidense OceanGate Inc. propietaria del sumergible experimental que intentó hacer una expedición al Titanic en el Océano Atlántico declaró, en conjunto con la Guardia Costera de los Estados Unidos, que los cinco tripulantes del sumergible han muerto.

Minutos antes del anuncio oficial, los equipos de rescate confirmaron haber encontrado un campo de escombros entre los que destacaban dos partes del sumergible. Si bien se ha manejado como hipótesis que el sumergible hubiese chocado con alguno de los restos del Titanic —hundido en trágicas circunstancias el 15 de abril de 1912—los expertos en conferencia de prensa señalaron que los escombros están alejados de esos remanentes y que lo encontrado indica con fuerte grado de probabilidad que ocurrió una implosión catastrófica del sumergible que habría matado a sus ocupantes de forma instantánea.

El sumergible experimental de uso turístico de 6,5 metros perdió la comunicación con su nave nodriza menos de dos horas después de iniciado su viaje.

Los ocupantes del sumergible eran el empresario pakistaní Shahzada Dawood y su hijo, Suleman. Dawood era vicepresidente de uno de los conglomerados más grandes de Pakistán, Engro Corporation, que tiene participaciones en fertilizantes, fabricación de vehículos, energía y tecnologías digitales.

El multimillonario británico Hamish Harding también estaba entre los pasajeros. Harding había publicado anteriormente sobre su expedición en Instagram, diciendo que estaba orgulloso de unirse a la misión de OceanGate.

El fundador y director ejecutivo de OceanGate, Stockton Rush, también fue confirmado más tarde por la compañía para estar a bordo.

Además, una fuente del gobierno francés dijo que uno de los que iban a bordo era un ciudadano francés, el explorador francés Paul-Henri Nargeolet, de 77 años.

Según los reportes de la prensa internacional, cada tripulante pagó 250.000 dólares por uno de los asientos en la expedición.

La operación de búsqueda y rescate realizó rastreos en un área de 20.000 kilómetros cuadrados en el Océano Atlántico, ubicada a unos 740 kilómetros de la costa de Newfoundland, Canadá.

Conocían los riesgos

Fotos de las personas fallecidas tras la implosión del sumergible. Créditos: Sky News

Tras la desaparición del sumergible, agencias internacionales de noticias dieron cuenta de que OceanGate conocía de las advertencias sobre fallas de seguridad en su sumergible experimental, lo que lo hacía sujeto a experimentar problemas "desde menores, a catastróficos".

En 2018 David Lochridge, director de operaciones marítimas de OceanGate, redactó un reporte de ingeniería indicando que la embarcación que se estaba desarrollando necesitaba más pruebas y que los pasajeros podrían verse en peligro cuando alcanzaran “profundidades extremas”. Tras publicar ese informe, Lochridge fue despedido y demandado por la empresa acusándolo de haber roto un acuerdo de confidencialidad.

Lochridge había advertido, entre otras cosas, que si bien el vehículo estaba diseñado para alcanzar profundidad de 4000 metros, equivalentes a donde reposan los restos del Titanic, la ventana de pasajeros del sumergible solo estaba certificada para soportar profundidades de 1300 metros.

En ese mismo año, 2018, OceanGate recibió una advertencia de la Marine Technology Society, un grupo profesional de 38 expertos que incluye a educadores, legisladores, tecnólogos e ingenieros oceánicos, quienes expresaron su “preocupación unánime” y sugirieron someter el sumergible a ensayos supervisados antes de ponerlo en funcionamiento.

El fundador y director ejecutivo de OceanGate, Stockton Rush, ahora considerado muerto en el accidente, se quejó en 2019 de que la estrategia de la industria estaba "sofocando la innovación".

No ha habido un herido en la industria de sumergibles comerciales en más de 35 años. Es obscenamente seguro porque tenemos todas estas normas. Pero tampoco ha innovado o crecido, porque tienen todas esas normas.