En la era de la comunicación, el hogar sigue siendo un desafío para muchas familias. Las dificultades para hablar abierta y honestamente pueden llevar a situaciones de conflicto y estrés que afectan la dinámica familiar. En este artículo, hablaremos sobre la importancia de buscar reconocer que no se puede ignorar la comunicación, para tratar los problemas de y cómo puede ser una herramienta valiosa para mejorar la vida familiar y personal.
Imaginemos una familia donde los problemas de comunicación han llevado a una situación de estrés y desconfianza, el padre, trabaja mucho y tiene poca comunicación con su esposa y tienen dos hijos adolescentes una adolescente de 16 años que a su vez, se siente sola y aislada y ha comenzado a sospechar de una posible infidelidad de su padre y el otro hijo iniciando la adolescencia con 12 años expuesto a múltiples episodios de discriminación en el colegio por su apariencia.
La falta de comunicación entre los padre y madre, ha creado un ambiente de desconfianza en el hogar y ha llevado a situaciones de conflicto entre ellos y sus hijos. La hija adolescente, sufre de acoso escolar y ha comenzado a experimentar con drogas, mientras que el otro, se siente aislado y no se siente cómodo hablando con sus padres sobre sus sentimientos.
En esta familia, la falta de comunicación y los conflictos han llevado a una situación cada vez más complicada que podría terminar en una separación o un alejamiento mayor entre ellos. Sin embargo, la búsqueda de ayuda profesional puede ser un camino para encontrar soluciones a estos problemas, pero tampoco hay dinero, ni ganas de ir a terapia. Es una historia de la vida real, y pasa también en las películas y este escenario no se pone mejor, empeora como una pesadilla que carcome familias por generaciones y llega a impactar hasta a las mascotas.
La comunicación es irrenunciable y nos comunicamos de muchas formas, el silencio y la indiferencia es una de ellas, las más usadas cuando estamos molestos, con miedo y frustración y además la más de las dañinas formas de comunicarnos porque permite que los demás y nosotros mismos asumamos lo que pasa en la vida de las personas que queremos y juzgamos sin realmente entender y conocer lo que se atraviesa.
El interés genuino por seguir vinculados, por sanar y cambiar patrones, muchas veces heredados y además inconscientes comienza por una palabra, “hablemos”. Otras veces por un abrazo, seguido de más palabras, como por ejemplo, perdón, lo siento, me duele, lo hice mal, me equivoqué, no sé qué hacer, me haces falta, ya no quiero estar aquí, etc.
Hace poco vi una imagen en redes sociales que preguntaba, cuál es la palabra que cuesta más decir y que genera más calma y abre los puentes de comunicación entre las personas más cercanas… es precisamente “Ayúdame”, ahí es cuando se rompe el silencio, se vuelve a comenzar e inicia un nuevo ciclo de comunicación que seguramente será mejor.
Para reflexionar, sobre nuestros ciclos de comunicación en la vida familiar.
La terapia familiar puede ser una herramienta valiosa para tratar los problemas de comunicación y los conflictos familiares. En la terapia, los miembros de la familia pueden aprender a comunicarse de manera efectiva y a comprender mejor los sentimientos y necesidades de los demás. La terapia también puede ayudar a los adolescentes a desarrollar habilidades para comunicarse con los adultos y a los padres a aprender a escuchar y apoyar a sus hijos.
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