Participaciones recientes como la de nuestra selección en el Mundial de Catar y la de mi equipo Liga Deportiva Alajuelense en el torneo de la Concacaf nos recuerdan cuál es el verdadero nivel de nuestro fútbol. A veces pensamos que el campeonato local es muy bueno, pero cuando nos toca jugar con equipos de ligas más avanzadas y con mayores recursos, un frío baño de realidad nos despierta.

Algo similar puede ocurrir en un tema más amplio y mucho más importante: nuestro nivel de vida. Cuando nos comparamos con Centroamérica, salimos muy bien en índices que miden el nivel de desarrollo humano, educación, competitividad y otros. Parecido en Latinoamérica, casi siempre salimos entre los tres o cuatro primeros lugares de esos índices.

Ahora bien, desde que nuestro país fue invitado y logró ingresar a la OCDE (un exitoso proceso que involucró a tres gobiernos y al anterior Congreso), hemos empezado a compararnos con países miembros de esa organización, que son mucho más avanzados, lo que nos cambia el panorama.

No es para frustrarse. El objetivo de ingresar a la OCDE es tener acceso a las mejores prácticas y aprender de los más exitosos. El tema es que, para realmente mejorar, debemos estar dispuestos a revisar cómo hacemos las cosas y a cambiar. Si seguimos haciendo lo mismo, si nos aferramos a mitos y glorias del pasado y no tomamos decisiones (polémicas pero necesarias), no lo vamos a lograr. Es como si en fútbol nos proponemos subir el nivel y ser más competitivos a nivel internacional, pero seguimos con el mismo tipo de campeonato, sin un plan de ligas menores, sin un plan de mejora del arbitraje y cerrados a nuevas fuentes de financiamiento vía patrocinios, por ejemplo.

¿Qué nos dice la OCDE en su reciente Estudio Económico Costa Rica 2023? En esencia, que nuestro país ha logrado un progreso considerable, pero enfrenta grandes retos para proteger sus logros y mejorar el nivel de vida. Para ello nos recomiendan una amplia gama de medidas en varios campos, incluyendo política monetaria, política fiscal, eficiencia y calidad del gasto público, reforma educativa (desde preescolar hasta educación superior).

Parte importante de lo que señalan tiene que ver también con aumentar la productividad a través de más competencia y racionalizar la intervención estatal en los mercados. Veamos algunas de las medidas que nos recomiendan:

  • Mejorar la efectividad de la ley de competencia, dotando de recursos suficientes a la autoridad encargada del tema (Coprocom).
  • Reducir la carga regulatoria sobre las empresas, que es muy alta en Costa Rica, y hacer evaluaciones de impacto regulatorio.
  • Fomentar mayor competencia y eficiencia en mercados clave con alta presencia de empresas públicas (como electricidad, banca, seguros, combustibles).
  • Abrir a la competencia la generación y el suministro minorista de electricidad.
  • Liberar las frecuencias 5G y adjudicarlas mediante un proceso transparente y competitivo.
  • Eliminar gradualmente asimetrías regulatorias que subsisten en el sector financiero y distorsionan la competencia, tales como el llamado peaje bancario y las cargas parafiscales.

Algunas de estas medidas pueden ser polémicas, sobre todo las que requieren acción legislativa, pero se trata sin duda de una ruta clara, que plantea grandes oportunidades para el país. Si queremos realmente mejorar en desarrollo económico y social (igual que en nivel futbolístico), hay que estar dispuestos a hacer cambios, aprender de los más exitosos y actuar.

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