Desde muy temprana edad, logramos encontrar admiración en personas que tienen un profundo impacto en nuestra formación, que de una u otra forma son inspiración y modelo por seguir en nuestras vidas, y –entre juegos–, hasta llegamos a imaginarnos en sus roles cuando nos preguntan que queremos hacer cuando seamos grandes. Pero ¿qué tan frecuente es escuchar a niñas diciendo que quieren ser matemáticas, o científicas, o ingenieras?

Las habilidades de ciencia, tecnología, matemáticas e ingeniería (STEM, por sus siglas en inglés) están desempeñando un papel cada vez más importante en la configuración del futuro, pero sigue existiendo una abrumadora subrepresentación de niñas, jóvenes y mujeres en este campo.

Según el informe de la UNESCO, 'Descifrando el código: educación de niñas y mujeres en STEM', solo el 35% de estudiantes de STEM en educación superior a nivel mundial son mujeres. Esta enorme brecha de género es especialmente preocupante cuando consideramos que las carreras STEM se conocen como los trabajos del futuro; Costa Rica no se aleja de estas cifras.

En nuestro país, la brecha de género en las profesiones STEM es muy similar. Solo el 30% de estudiantes matriculados en alguna carrera de ingeniería corresponden a mujeres, según los datos de la Oficina de Planificación del Tecnológico de Costa Rica.

Estamos ante una doble disrupción que ha dejado al desnudo las inequidades que ya existían; la aceleración de la trasformación digital y la crisis de salud pública han exacerbado las brechas de género y amenazan con empeorarla en el sector de la tecnología, que ya venía mostrando una composición bastante inequitativa que, de no corregirse con acciones prontas y muy deliberadas, podría limitar la innovación, el dinamismo y la riqueza de la tecnología.

Lo vemos en profesiones emergentes con inmensa demanda, como la ciberseguridad. Más de 2.5 millones de puestos de trabajo en ciberseguridad están disponibles: las mujeres pueden ocuparlos. En 2021, las mujeres representaban tan solo el 25% de la fuerza laboral mundial en seguridad cibernética. Podemos y debemos hacer más para alentarlas a ingresar a esta profesión.

Hay muchas razones complejas por las que las niñas y las mujeres están tan poco representadas en las materias y campos STEM. Los sesgos de género conscientes e inconscientes, las normas sociales y las expectativas culturales influyen con frecuencia en el tipo y la calidad de la educación que reciben las niñas y las opciones que se les ofrecen.

Proporcionar a las niñas y mujeres acceso a modelos STEM es un paso poderoso en la dirección correcta para disipar los estereotipos de género asociados con la industria tecnológica. Es clave poder entusiasmar a las niñas con las oportunidades que ofrece el sector.

No hay una sola solución a este problema. Sin embargo, hay una serie de pasos que podemos tomar colectivamente. Debemos hacer esfuerzos proactivos por cambiar la norma y enfocarnos en ser intencionales sobre diversidad e inclusión.

El paso número uno para cerrar esta brecha de género es la educación, es un factor clave el educar y empoderar a las niñas a creer que pueden hacer mucho más. Tenemos que mantener la promoción de las oportunidades de educación y formación STEM en la parte superior de la agenda política, con un mayor énfasis en las niñas y las mujeres jóvenes

Necesitamos provocar más asociaciones empresariales y educativas para fomentar el aprendizaje creativo dentro y fuera del aula, y dotar a los jóvenes de las habilidades necesarias para satisfacer las demandas del mercado laboral.

Para asegurar la mejora del índice de equidad de género, debemos adoptar como política la premisa de que todos los procesos de reclutamiento deben contar con al menos una mujer entre los candidatos finalistas. Al final, se elegirá al candidato que esté más preparado para tomar la vacante, independientemente de su género, pero esto asegura que haya una mirada más cuidadosa a las mujeres y la expansión de su entrada en las áreas de STEM.

La falta de diversidad en las profesiones STEM reduce la perspectiva, limita la innovación e influye en los productos y servicios que crean las organizaciones. Hoy, en el marco del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, debemos recordar la importancia de exponer a las niñas y mujeres jóvenes a modelos femeninos positivos y con éxito en este campo. Es nuestra responsabilidad conjunta seguir fomentando la participación de las mujeres jóvenes en las disciplinas STEM y, por lo tanto, asegurando que estamos construyendo un mundo cada vez más equilibrado y justo.

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