La respuesta, pareciera, es “todo el mundo”, y por lo tanto, “nadie”.

Desde que asumió la presidencia Rodrigo Chaves Robles ha repetido insistentemente que la gente puede enfrentar la pandemia por su cuenta. “Los ticos son inteligentes”, dice, asegurándole a la población que pueden manejar la pandemia por su cuenta sin necesidad de que el gobierno intervenga.

A pesar de que piropear la inteligencia de la ciudadanía ha mantenido la popularidad del presidente esto poco tiene que ver con el hecho de que COVID-19 es un virus que evoluciona constantemente y en torno al cual existe una fuente constante de estudio científico. ¿Está la población costarricense monitoreando este estudio y actuando de acuerdo a la data más reciente?

La respuesta obviamente es no. Es por esta razón que el gobierno tiene expertos que sí lo hacen y el motivo por el cual los buenos gobernantes escuchan a estos expertos. Confiarle el manejo de la pandemia a la gente tiene tanto sentido como darle a cada quien un bisturí para que se practique su propia cirugía.

De todos modos es imposible para el ciudadano común poder manejar ciertos aspectos cruciales de la pandemia por su cuenta. En Costa Rica nadie puede comprar el tratamiento Paxlovid o la nueva vacuna bivalente en la farmacia. En ambos casos no existe mercado privado, solo los gobiernos pueden comprar ese tratamiento y esa vacuna. Si el Gobierno de Costa Rica no los adquiere, no podemos recibirlos.

Esa es exactamente la posición en la que está el país. No tenemos ni Paxlovid ni la nueva vacuna bivalente porque el gobierno no los ha adquirido. 

Se ha demostrado que Paxlovid logra reducir las hospitalizaciones y muertes en un 50 por ciento, y el Covid largo en un 26%. Se supone que la medicación sigue siendo “revisada” por el Comité Central de Farmacoterapia, más de 6 meses después de que la Organización Mundial de la Salud recomendara su uso. En realidad, el comité no está revisando mucho.

Tras una consulta de este medio en noviembre pasado el comité dejó claro que no estaba al tanto de numerosos estudios publicados en revistas científicas de prestigio que demuestran la eficacia del tratamiento.

Aparentemente nadie en la administración pública está asumiendo con suficiente responsabilidad el manejo de la pandemia pues no ha existido reacción alguna a la inacción del comité o presión de cualquier tipo para que actúe con más diligencia. Sobra decir que tampoco la ciudadanía, responsable del manejo de la pandemia según la tesis del presidente, ha levantado la voz. Como resultado las hospitalizaciones y muertes por Covid son dos veces más altas de lo que deberían, mientras muchos sufren, innecesariamente, de las secuelas del covid largo.

La situación es apenas mejor en el caso de la vacuna bivalente. Ya fue aprobada por la Comisión Nacional de Vacunación y Epidemiología el 25 de noviembre, pero desde entonces no se ha sabido nada más. La adquisición de la vacuna está trabajada en algún cajón de la burocracia. 

Sin la nueva vacuna bivalente, la Caja Costarricense de Seguro Social administró 22162 refuerzos de la vieja vacuna monovalente la semana antes de Navidad. Nadie parecía tener claro que la data de INCIENSA mostró que el 58% de las infecciones de COVID-19 en Costa Rica la semana anterior eran ya de las variantes BQ.1.1 y XBB y que ambas vienen en aumento. Tampoco pareciera que alguien tenga claro que los estudios de laboratorio han demostrado que la tercera vacuna de refuerzo es completamente inefectiva ante estas variantes mientras que la cuarta es apenas marginalmente efectiva contra la BQ.1.1 y completamente inefectiva contra la XXB.

Esas 22162 personas que asumieron responsabilidad por sí mismas recibieron entonces una vacuna de inferior calidad a la que deberían estar recibiendo en las actuales circunstancias. Por que sí, la vacuna bivalente sí es efectiva ante ambas variables. Pero nadie en el gobierno está administrando la pandemia con eficiencia para garantizar que la gente reciba la mejor protección posible.

Costa Rica no puede quejarse de un trato injusto o desigual por ser un país pequeño, de renta media. Panamá comparte ambas condiciones y ya tiene Paxlovid y la vacuna bivalente. A Costa Rica no han llegado como consecuencia directa del mal manejo de la pandemia en la presente administración.

Hay quienes dicen que COVID-19 ya no es una pandemia sino un “riesgo manejable” apenas peor que una gripe, los accidentes de tránsito o la violencia criminal. Esperemos que pronto estas personas tengan razón, pero por el momento están confundiendo lo que desean que sea verdad con lo que es verdad.

Covid sigue siendo, en Costa Rica, tan o más peligroso que los otros riesgos citados. Hay que tener presente que esos 6 meses “leves” fueron un periodo afortunado de la pandemia, pues las variantes que circulaban estaban controladas por las vacunas hasta entonces administradas. Ahora sabemos que esa situación ha cambiado y nuevas variantes siguen surgiendo. También sabemos que Costa Rica está al pie de otra ola.

Supongamos, sin embargo, que los optimistas tienen razón y que COVID-19 es un riesgo “manejable”. Aquí la palabra clave es esa: “manejable”. Y ahí está el detalle: En Costa Rica nadie está manejando la pandemia.

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