Solo 1 de cada 4 menores en edades entre los 6 meses y 4 años ha recibido la primera dosis contra la COVID-19.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) hizo un llamado para que Costa Rica mantenga sus esfuerzos por conservar los buenos hábitos de salud y altos índices de obertura de vacunación infantil que lo han convertido en un ejemplo de protección de la salud y bienestar de la niñez en Latinoamérica.
Desde UNICEF señalaron vía comunicado de prensa que, a pesar de los esfuerzos institucionales, muchas familias en Costa Rica siguen sin atender el llamado para vacunar a niñas y niños.
De acuerdo con los datos del portal de vacunación contra la COVID-19 de la CCSS, solo un 24,6% de las niñas y los niños entre los 6 meses y 4 años ha recibido la primera dosis. Mientras que para el grupo de entre 5 y 11 años, solo el 20% cuenta con su tercera dosis, y para el grupo de las personas adolescentes entre 12 y 17 años casi un 96% ha recibido al menos la primera dosis.
Ante esta situación la representante de UNICEF para Costa Rica, Patricia Portela de Souza, recordó que:
Las vacunas salvan vidas en todo el mundo, es importante seguir protegiendo a los niños, niñas y adolescentes, asegurando el acceso a los servicios de salud, incluyendo la vacunación”.
Adicionalmente, con la intención de apoyar los esfuerzos del país, la OPS y UNICEF articularon una estrategia de comunicación para promover cambios de comportamiento en favor de la vacunación en general y, en específico, la vacunación contra la COVID-19.
Según informaron desde UNICEF para el segundo semestre de 2022, se realizaron ferias de salud en 12 comunidades con bajos índices de vacunación —entre ellas indígenas y fronterizas— en las que participaron más de 5000 personas y se lograron aplicar 700 vacunas, 600 contra la COVID-19 y 100 del esquema básico nacional.
Desde UNICEF recordaron que, “Costa Rica fue uno de los primeros países de América Latina en iniciar la vacunación de personas adultas y la vacunación pediátrica contra el COVID-19. Asimismo, fue uno de los primeros países en garantizar el retorno seguro de las personas estudiantes a las clases de forma bimodal e impulsar protocolos y campañas de comunicación para prevenir el COVID-19”.