La historia electoral de Costa Rica presenció en las elecciones presidenciales de 2018, un shock religioso orquestado por el salmista y candidato presidencial Fabricio Alvarado. Este hecho, marcó un antes y un después no solo para los movimientos y partidos cristianos, sino también, para toda la población costarricense, la cual presenció en ese momento, el mayor triunfo neopentecostal visto en una carrera presidencial en Costa Rica.

Actualmente, la carrera presidencial 2022, ya no cuenta solo con la presencia de un partido neopentecostal, sino que ahora, son dos representaciones, en la figura de Eduardo Cruickshank Smith para el partido Restauración Nacional y Fabricio Alvarado Muñoz para el partido Nueva República. Siendo así; ¿Qué es el movimiento neopentecostal y por qué incursiona en política?

El neopentecostalismo es un fenómeno religioso nacido en Estados Unidos a partir de la década de los años 70 que ha logrado expandirse eficaz y rápidamente en todo el mundo. Este fenómeno se caracteriza por ser un movimiento liderado por telepredicadores, apóstoles, evangelistas y profetas que usan como herramienta de evangelización los medios de comunicación masivos. Otro rasgo distintivo, es que se congregan en mega-iglesias ubicadas principalmente en grandes ciudades de distintos países, ya que es un movimiento religioso que nace para las clases medias y altas de la sociedad, razón que les motiva a profesar la teología de la prosperidad.

Su pensamiento religioso, se basa en una postura escatológica posmilenaria. Es decir, tienen la creencia de que Cristo vendrá por segunda vez a la tierra, en el momento que el mundo se convierta en una nación cristiana. Tal creencia justifica en el pensamiento neopentecostal, que ellos están llamados a gobernar los países y optar por puestos de gobierno para así establecer el proyecto de la nación cristiana. Lo anterior, reconocido discursivamente por recuperar, “restaurar” y establecer el reino de Dios en la Tierra. Al final, la nación cristiana se convierte en una coartada de expansionismo y convierte al territorio en escenario de disputa por el reino de Dios en la tierra, por lo tanto, esto les convierte en un movimiento político-religioso.

Como consecuencia de lo anterior, en 1998, el telepredicador neopentecostal Pat Robertson se presentó en la carrera presidencial estadounidense como candidato republicano para estar en la Casa Blanca. A partir de ese momento, la región de América Latina comenzó a experimentar la incursión de actores neopentecostales en momentos electorales, ya sea mediante candidaturas o el apoyo económico y espiritual a ciertos partidos políticos, por ejemplo: el apoyo del apóstol brasileño Edir Macedo al presidente Jair Bolsonaro. Hasta el momento, el mayor triunfo neopentecostal ha sido el caso guatemalteco, donde se encuentra ligado a tres administraciones presidenciales en la figura de Efraín Ríos Montt, Jorge Serrano Elías y Jimmy Morales,

En Costa Rica para comprender el fenómeno político-religioso del neopentecostalismo, se debe iniciar por el nombre del partido: Restauración Nacional, puesto que, para esta corriente religiosa a escala global, desde su visión posmilenaria, es necesaria la restauración de las naciones, gobiernos, familias, individuos y territorios en general, para instaurar la soñada nación cristiana neopentecostal. En su momento, lo expresó el apóstol Rony Chaves, y Fabricio Alvarado durante los debates de la campaña presidencial de 2018, cuando mencionó:

Votar por Restauración es votar por nuestra familia, por nuestros valores para restaurar Costa Rica”.

La estrategia discursiva que utilizó el candidato presidencial, es una réplica del proyecto neopentecostal manejado en las contiendas electorales de Guatemala, Estados Unidos, Brasil, entre otros países de la región donde el tema de la familia tradicional y los valores son las monedas de cambio para obtener votos.

Si bien es cierto, Fabricio Alvarado ya no pertenece a las filas del partido Restauración Nacional, tanto este partido como el partido Nueva República, son de esencia neopentecostal, donde el conservadurismo es la ideología de ambos partidos según sus estatutos.

Aunque Fabricio Alvarado, en su actual campaña electoral, niegue la presencia de la religión y exprese que ese no debería ser el tema en esta campaña (ya que estratégicamente no le sirve aceptarlo), él y el candidato presidencial Eduardo Cruickshank, se consideran personas de valores religiosos provenientes de partidos políticos con una doctrina política conservadora que tiene como objetivo final la instauración de la nación cristiana en la tierra como sueño neopentecostal.

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