Quisiera empezar mi texto con una pregunta para todas las personas: ¿Por qué deposita usted su dinero en un Banco? Imagino que su respuesta básica, igual que la mía, sería: ¡porque es más seguro que tenerlo en mi casa!

¡Pues nos equivocamos! En el Banco está a disposición de los estafadores, y los Bancos NO toman la responsabilidad de que su dinero haya sido extraído de sus arcas, no lo sacaron de debajo de nuestro colchón!

El pasado 5 de noviembre descubrí que desde hacía 15 días se estuvieron haciendo más de 35 transferencias bancarias, a 15 personas diferentes de mis cuentas de ahorros en dólares y colones en el Banco Nacional por medio de Sinpe, así como transferencias a cajeros sin tarjeta (sistemas que nunca autoricé) y otros, hasta que dejaron mis cuentas vacías, cuando esas cuentas casi no tenían movimientos, pues ahorrar cada día es más difícil.

Y para mi asombro —e imagino el de ustedes— NUNCA recibí una alerta por mensaje o por correo, y mucho menos por una llamada del Banco Nacional.

Por supuesto, al hacer la denuncia ante el Banco y en el OIJ, la primera pregunta que surge es, ¿Cómo? ¿Le hicieron una llamada? ¿Contestó algún correo? ¿Ingresó a alguna página sospechosa? ¿Dio sus datos en algún lugar? Y mi respuesta rotunda fue: ninguna de las anteriores.

En el mismo OIJ se asombraron y preocuparon por este nuevo "formato" de estafa.

Y quiero hacerlo público para que todos los que aún no han pasado por este viacrucis tengan sus cuentas más vigiladas, pues como todos yo confiaba en los Bancos y cuando ellos tienen que responder por nuestro dinero, sencillamente se lavan las manos.

A pesar de la interferencia del Banco Central para tratar de ayudarme con mi caso, dos meses y medio después, la respuesta del Banco fue sencillamente que "según sus registros todas las operaciones fueron hechas con mi token y mis claves" (que solamente están en mi poder y nadie más tiene acceso a ellas). Y aún no han respondido ni siquiera un correo a la solicitud del OIJ de información para complementar la investigación de mi caso.

No se toman la molestia de indagar de qué direcciones IP y con cuál token, se hicieron los movimientos, o cómo cambiaron mi clave; porque además trasladaron efectivo e hicieron pagos con mi tarjeta de crédito (también en mi poder).

Quisiera que alguien me responda ¿Y ahora quién podrá defendernos o ayudarnos? Pues ni la Defensoría de los Habitantes, ni la Superintendencia General de Entidades Financieras (SugefI), ni el Banco Central me han podido ayudar para que el Banco Nacional se responsabilice.

¡Porque mi dinero —y el de muchas otras personas estafadas— estaba en su poder, para “protegerlo” de un robo, no estaba debajo de mi colchón!

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