Este es el primero de una serie de artículos que publicaré en este medio cada quince días, acerca de lo que entiendo ha pasado y está pasando en Chile, país de 20 millones de habitantes, que vive actualmente lo que ellos llaman proceso convencional constituyente dirigido a dotarlo de una nueva Constitución.
Tema 1: ¿Qué tuvo que pasar para que Chile esté ahora viviendo un proceso constituyente?
Chile es la cuna del neoliberalismo latinoamericano, heredero de una Constitución aprobada en dictadura (1980), la cual con el regreso a la democracia sólo recibió reformas parciales, en vista de que los sectores de derecha fueron siempre reacios a un cambio total.
El país a lo largo de los últimos 40 años experimentó notables avances al punto de llamarlo el milagro económico chileno, presentado como un modelo para toda la región. No obstante, nunca pudo resolver algunas deudas sociales, motorizadas por groseros abusos de ciertos grupos privilegiados y una sentida desigualdad en la población, lo cual generó un creciente descontento ciudadano, que resume en 8 aspectos centrales:
- Un sistema de pensiones no solidario sino individual, en el que sólo el trabajador es quien aporta (cotiza un 10% de su salario), producto de lo cual el 80% de los cotizantes obtienen pensiones menores al salario mínimo, mientras los militares trascendían que los militares tienen jugosas pensiones pagadas por el Estado con las ganancias del cobre
- Un sistema escolar privado basado en el lucro y con subsidio del Estado, generador de selección académica y clasismo, con unos “guetos” para ricos y otros para “pobres” que polarizó la sociedad, sin un sistema escolar público fuerte y de calidad.
- Una educación superior predominantemente privada no solo basada en el lucro, sino en un sistema de financiamiento, a través del cual los estudiantes se endeudan en grandes sumas para pagar por su educación superior.
- Una privatización de agua establecida por el artículo 19 de la Constitución, pese a ser un país en el que un 76% de su superficie está afectada por sequía y escasez, al punto de que hay comunidades que no reciben agua porque una empresa minera tiene la propiedad sobre toda el agua de la localidad y debe abastecerla con camiones cisterna.
- Un sistema mixto de salud, segmentado e inequitativo, en donde un 18% de la población se costea buenos seguros y atención privada, pero el restante 80% acude al sistema púbico, sin hacer realidad un efectivo derecho a la salud.
- Pueblos originarios que han padecido un despojo estructural de sus tierras y de rechazo de su cultura, generando demandas no atendidas y graves conflictos, incluso con violencia.
- Elites económicas corruptas y partidos políticos muy deslegitimados ante la mirada de la población
- La creciente convicción en muchos académicos, líderes sociales e incluso en amplios sectores de la población de que la propia constitución de Pinochet funciona como un obstáculo insalvable del cambio social deseado, por algunos de sus normas concretas y por concepción de Estado subsidiario, es decir, con un papel predominantemente residual.
¿Qué eventos y acciones de la población para cambiar este insoportable estado de cosas llevaron al proceso convencional constituyente?
En todo país que pretenda llegar a un proceso constituyente, no es posible hacerlo si no existe un proceso más o menos largo que lleve a una conciencia generalizada en la población -y no sólo de algunas élites-, acerca de todo lo que no está funcionando como debiera, hasta llegar a un punto llamado coyuntura constituyente, que es el momento en que hay una ineludible decisión de “embarazar” a todo un país para llegar al alumbramiento de una nueva Constitución.
Hay eventos que van marcando ese largo proceso, que en el caso de Chile muchos apuntan a la movilización estudiantil de 2006, conocida popularmente como “la revolución de los pingüinos”, la cual significó la primera movilización masiva, misma que estuvo liderada por estudiantes secundarios de Chile a favor del derecho a la educación, reactivada en 2008 por la crisis de la educación universitaria.
Otro evento central fueron las protestas de octubre de 2019, que otra vez lideraron los estudiantes, esta vez a raíz de una decisión del gobierno del actual Presidente Sebastián Piñera de subir el precio del pasaje del Metro, lo que provocó que los jóvenes a modo de protesta se saltaran los “trompos” para ingresar a los andenes del metro sin pagar, lo cual provocó que otros sectores se sumaran a las protestas mediante masivas movilizaciones sociales bajo consignas como “basta de abusos” y “esto no se termina”.
Hubo algunos incidentes violentos muy lamentables –quema de estaciones, de buses, saqueo de comercios y represión policial provocando algunas muertes y lesiones especialmente oculares-, y pero lo bueno fue que también aparecieron nuevos liderazgos ciudadanos apoyados por la población, el Presidente se vio obligado a echar marcha atrás con el aumento al transporte, pero eso no apaciguo las manifestaciones pese a medidas como el toque de queda.
En esta ocasión fue tan grande el estallido social que distintas fuerzas políticas representadas en el Congreso “en capilla ardiente” llegó a un “Acuerdo por la paz social y nueva Constitución” el 15 de noviembre de 2019, sentando las bases de un proceso constituyente para Chile (conformes las normas del artículo 127 y siguientes de la Constitución).
En dicho acuerdo se pactó celebrar un plebiscito nacional en abril de 2020 para decidir si iniciar o no el proceso constituyente y en caso positivo qué método utilizar para elegir a los diputados vía convención mixta –la mitad compuesta por legisladores actuales y la otra mitad elegida a través del voto popular directo- o una convención elegida totalmente a través del voto popular. Eso sí, se pactó que de ir a una constituyente las decisiones en su seno debían ser tomadas por una “super mayoría” de dos tercios de los votos.
El denominado Plebiscito Nacional tuvo que trasladarse por la pandemia y se celebró el 25 de octubre de 2020, convirtiéndose en la elección con la mayor cantidad de votantes desde la transición a la democracia (50,95% de participación), y las opciones Apruebo ir a una Convención Constituyente obtuvo un 78% de los votos, mientras que el 79% de los votantes se decantó por una elección de todos los 155 diputados convencionales por votación popular, desechando que tomaran parte parcial los actuales diputados.
Resulta relevante indicar que en Chile el artículo 18 la Constitución permite a los ciudadanos participar en procesos electorales por dos vías equivalentes: sea de su postulación a través de un partido político o también son necesidad de un partido político mediante lo que se conoce como Candidaturas independientes, quebrando con ello el monopolio de los partidos políticos.
Eso significa que para la elección de diputados convencionales hubo candidatos tanto por parte de los partidos políticos como candidaturas independientes agrupadas en listas, lo cual permitió a numerosos líderes sociales y académicos postularse.
Las elecciones se realizaron el 15 y 16 de mayo de 2021, bajo un esquema en donde de los 155 escaños, 17 quedaron reservados para pueblos originarios, quedaron el resto a ser escogidos por distritos electorales, y en donde, por primera vez en el mundo, se dispuso la regla de la igualdad de género, lo cual llevó a una composición paritaria de la convención: 78 hombres y 77 mujeres.
Los resultados fueron sorprendentes: la derecha fue la gran derrotada y los independientes los grandes ganadores, la primera por no llegar a obtener un tercio de los escaños lo que le hubiera dado un “poder de veto”, y los segundos por haber obtenido 42 constituyentes electos, 27 de los cuales agrupados bajo el nombre de “La lista del pueblo”, la mayoría de ellos con un papel destacado en las protestas sociales.
Finalmente, en forma paralela a este proceso, es relevante señalar que muchos sectores en Chile han venido creando en todo su territorio cientos de “cabildos” o “asambleas” ciudadanas, en los que se educa y se delibera sobre los grandes temas que les preocupan de cara a una nueva constitución, los cuales han jugado y siguen jugando un rol vital para inyectar el alma ciudadana en todo este proceso, participando activamente en el mismo.
En 15 días abordaremos el siguiente tema: Los primeros meses de trabajo de la convención constitucional chilena (Parte II)
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