Octubre y noviembre son meses de sensibilización sobre el cáncer de mama y próstata, los dos tipos de cáncer más frecuentes en Costa Rica y el mundo. A pesar de su alta incidencia, ambos son cánceres cuya tasa de sobrevida es elevada si se detectan y tratan de forma temprana; esto es, en fases iniciales de la enfermedad. Lo mismo aplica para otros tipos de cáncer cuya incidencia y mortalidad es alta a nivel global, como cáncer gástrico y colorrectal.

En general, la carcinogénesis es un proceso que puede tardar varios años (incluso décadas), pues requiere que las células acumulen mutaciones, es decir, daño en el ADN. El ADN es la molécula de la herencia y funciona como un manual que contiene todas las instrucciones para que las células funcionen correctamente. Factores como la luz ultravioleta, el tabaquismo, la ingesta excesiva de alcohol, la obesidad y la edad, entre otros, aumentan la probabilidad de que se acumulen mutaciones y se desarrolle un cáncer. Aunado a esto, el sistema inmune, el cual se encarga de destruir células dañadas, se debilita con la edad. Esto explica en parte la mayor incidencia en personas mayores de 50 años.

En un número importante de pacientes los tratamientos anti-cáncer no surten el efecto deseado, o se presenta recurrencia. Una de las razones es que el cáncer de una persona nunca es igual al de otra, aun cuando se trate del mismo tipo de cáncer, porque cada uno tiene mutaciones diferentes; esto implica que cada paciente tiene una enfermedad única. Entonces, no es posible encontrar una “cura universal” para el cáncer porque el cáncer no es una sola enfermedad: ¡son muchas enfermedades distintas!

Si es tan difícil curar el cáncer, ¿no será mejor prevenirlo, o detectarlo tempranamente cuando sí es posible tratarlo? Aunque esto no es posible para todos los tipos de cáncer, a continuación, se detalla cuándo sí es mejor prevenir que curar.

Las enfermedades infecciosas y cardiovasculares han demostrado la efectividad de la prevención y detección temprana para reducir la mortalidad. En esta misma línea, al menos un 40% de los casos de cáncer se podrían prevenir mediante la modificación de estilos de vida y la implementación de estrategias preventivas a nivel poblacional.

El tabaquismo y la obesidad son dos de los factores más contundentemente asociados con el riesgo de desarrollar cáncer. Más del 14% de los casi 19 millones de casos de cáncer que se diagnostican cada año en el mundo se atribuyen al tabaquismo. La obesidad, por su parte, es considerada como un factor de riesgo para al menos 10 tipos de cáncer, entre ellos el cáncer colorrectal; este es uno de los cánceres con mayor crecimiento en incidencia y mortalidad en Costa Rica y el mundo en las 2 últimas décadas.

Estudios recientes indican que 2 de cada 5 personas en el mundo son fumadoras, y cerca de un tercio de la población mundial presenta sobrepeso u obesidad. A pesar de la disminución en el fumado por las políticas antitabaquismo, el número de personas con sobrepeso y obesidad muestra una tendencia creciente, particularmente en personas jóvenes. Centro y Suramérica son las regiones con el mayor incremento en sobrepeso y obesidad.

La epidemia de obesidad, aunada a factores demográficos como el aumento y envejecimiento poblacional, presagian un incremento importante en el número de casos de cáncer en el futuro cercano. Una publicación reciente de la revista Nature Reviews Clinical Oncology proyecta que para el año 2070 el número de casos nuevos se duplicaría respecto a la cifra actual. Según esta proyección, el número de casos de cáncer de mama, próstata y colorrectal aumentaría sustancialmente. Estos son los 3 tipos de cáncer más frecuentemente diagnosticados en Costa Rica.

El aumento inminente en incidencia y mortalidad demanda acciones prontas, que involucren diversos sectores de la sociedad, por las implicaciones que esto tendría a nivel social y económico. Actualmente, se habla de la Medicina 4P: Preventiva, Predictiva, Participativa, Personalizada.

En materia de prevención —y diagnóstico temprano—, en Costa Rica se podría ampliar el número de clínicas de cesación de fumado. Aunado a esto, es necesario apostar por proyectos de tamizaje. Un buen ejemplo es el proyecto llamado ESTAMPA, que procura tamizar a mujeres entre 30 y 64 años con el objetivo de mejorar la capacidad de detección temprana del cáncer de cérvix. Iniciativas como esta, que complementan la campaña de vacunación masiva contra el Virus de Papiloma Humano en niñas, deben expandirse para que lleguen a más población de riesgo. También, es importante redoblar esfuerzos que faciliten el tamizaje de cáncer de mama en zonas rurales, así como promover más campañas de medicina participativa y concientización contra el cáncer de mama y próstata.

En nuestro país existe un Centro de Detección Temprana de Cáncer (CDTC) en el que se hace tamizaje de cáncer gástrico y de colon en la región de Cartago. Este centro ha demostrado con números reales que la prevención es más rentable que el tratamiento. La instauración de programas de tamizaje masivo similares al CDTC en todo el territorio debería ser una meta país, empezando por aquellos cantones, regiones o áreas de salud con mayor incidencia.

Ante la epidemia que representa el sobrepeso y la obesidad en Costa Rica, se hace importante dar seguimiento al compromiso adquirido mediante la “Carta para el Abordaje Integral del Sobrepeso y la Obesidad en la Niñez y la Adolescencia”. Es oportuno reforzar las campañas de concientización sobre los problemas de salud asociados con la obesidad. Otro paso en la dirección correcta sería seguir el modelo internacional que procura implementar políticas públicas para reducir el consumo de comida “chatarra”, así como gravar alimentos con altos contenidos calóricos.

En cuanto a medicina predictiva, el país debería implementar de forma decidida estrategias de tamizaje genético para identificar aquellas personas con mayor riesgo de desarrollar cáncer. Actualmente, existen iniciativas incipientes en esta materia, pero se requieren esfuerzos mejor articulados.

Finalmente, dado que cada cáncer es una enfermedad diferente, mediante herramientas moleculares se puede determinar cuáles son las mutaciones presentes en el ADN de las células cancerosas de cada paciente. Con ello se abre la posibilidad de brindar el tratamiento más adecuado para cada paciente. Estas pruebas moleculares pueden ayudar a los médicos a elaborar un plan de atención o tratamiento ajustado al perfil mutacional del tumor del paciente. Este enfoque, llamado medicina personalizada, tiene múltiples aplicaciones clínicas: en la detección temprana, en la determinación del pronóstico, en la estrategia terapéutica, entre otras. Por el enorme impacto que tiene en la oncología de hoy y de mañana, Costa Rica de hacer un esfuerzo para implementar de forma gradual –pero decidida– la medicina personalizada.

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