El 2021 es un año de particular importancia para los apasionados de México y su historia. Desde el Gobierno Federal, a lo largo del año, se han impulsado una serie de conmemoraciones emblemáticas para reencontrarnos con nuestro pasado y que el mayor conocimiento de éste se constituya en la guía para el futuro que deseamos construir.
La importancia de este año en especial es que marca los 200 años de la consumación de la Independencia de México, de su nacimiento como una nación libre y soberana, así como los 500 años de la caída de la Gran Tenochtitlán y la resistencia indígena a la que dio lugar. Asimismo, este año hemos celebrado el Aniversario Luctuoso de Vicente Guerrero, que permitió visibilizar importantes aportaciones de las comunidades afro-mexicanas a la herencia cultural de nuestro país y el natalicio del Simón Bolívar, el Libertador de América, que representa los ideales de la integración regional; entre otras conmemoraciones.
El año 2021 es también el escenario de otras efemérides que cobran relevancia para nuestro país y para la región centroamericana. Entre ellas el Bicentenario de la Independencia de Costa Rica, uno de nuestros socios más cercanos, con el que este año además celebramos el 190 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas y una década de la entrada en vigor del Acuerdo de Asociación Estratégica bilateral, hasta ahora único vigente en Centroamérica.
En México, la mención de Costa Rica evoca imágenes de playas paradisiacas, ecoturismo y selvas vírgenes. Al mismo tiempo, lo primero que hará un costarricense al descubrir que habla con un mexicano es referirse a nuestra riqueza gastronómica y a nuestra diversidad cultural.
La relación entre México y Costa Rica es mucho más profunda. Basta recordar el importante papel que jugó nuestro país en el proceso de abolición del ejército costarricense en 1948, sentando las bases para la nación próspera, estable y democrática que se ha consolidado como un referente a nivel latinoamericano en cuanto a gobernabilidad.
Al mismo tiempo, no debemos olvidar la amistad que caracterizó a la relación entre el presidente Francisco I. Madero y el insigne prócer costarricense Rogelio Fernández Güell, quien lo acompañó durante la primera etapa de la Revolución Mexicana y se desempeñó como el único director extranjero de la Biblioteca Nacional de México.
En la actualidad, esta larga historia compartida entre México y Costa Rica se traduce en un diálogo político de alto nivel bilateral nutrido y constante, en un boyante intercambio comercial y en programas de cooperación de gran envergadura.
En el ámbito regional, México y Costa Rica se identifican por los liderazgos que han ejercido a través de sus presidencias pro tempore en importantes foros como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), respectivamente.
Al mismo tiempo, en la arena multilateral, estos dos países han encontrado importantes coincidencias en temas como desarme nuclear, la lucha contra el cambio climático y la búsqueda de acceso universal y equitativo a vacunas contra el COVID-19, entre otros.
Es en este contexto, que el día de hoy celebramos la III Reunión del Consejo del Acuerdo de Asociación Estratégica México-Costa Rica, en la cual pasaremos revista al estado que guarda nuestra relación en los ámbitos político, económico-comercial y de cooperación para determinar las acciones futuras a seguir.
Este importante mecanismo, que no sesionaba desde 2015, sienta las bases para la reactivación y fortalecimiento de nuestra relación bilateral, con la finalidad de continuar construyendo sobre lo ya alcanzado, y para robustecer nuestros lazos en beneficio de las sociedades de ambos países.
Hago votos por el éxito de esta importante reunión que sembrará la semilla con la que sin duda cosecharemos una relación revitalizada que nos permitirá continuar juntos este camino que hemos recorrido durante prácticamente dos siglos de amistad.
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