Las últimas semanas hemos sido testigos de la pertinaz descalificación del Consejo Nacional de la Producción (CNP), por la operación del programa de ventas de alimentos a los comedores escolares (PAI).

Que acaparamiento de proveedores, que participación de intermediarios, que intermediación desproporcionada a favor del CNP, que sobreprecios en frijol, huevos y otros, que “infiltración” de producto importado, que es una institución que debe cerrarse y todo otro arsenal de epítetos específicos que se han desatado contra esta entidad señera.

El pasado 26 de agosto concurrí en compañía del director de Mercadeo del CNP, Ing. Oscar Quirós, a audiencia en comisión ante los señores diputados y se brindaron las explicaciones, argumentos, datos y descargos políticos, técnicos y normativos en relación a esos y otros cuestionamientos. Y, seguiremos aclarando en lo que corresponda la veces que sea.

Mucho del ataque sistemático al CNP denota un amplio desconocimiento sobre ese programa, su razón de ser, su normativa y potestades; y especialmente, sus facultades peculiares por la decisión país de contar con un último instrumento de intervención directa del Estado en el mercado agropecuario - agroindustrial, garantizando un mercado cautivo y diferente en favor de la producción nacional ante la agresiva y voraz inserción de Costa Rica en la apertura comercial.

El PAI es una inversión solidaria del Estado fortalecido en el 2008 por decisión prácticamente unánime de las fuerzas políticas en la Asamblea Legislativa (Ley 8700), que también fue excluido en el 2007 de los alcances del TLC con Centroamérica y República Dominicana, y que la Sala Constitucional, la Procuraduría General de la República y la Contraloría General de la República en diversas resoluciones lo han legitimado y validado, siendo que en la práctica es una manifestación expresa del artículo 50 de nuestra Constitución sobre la adecuada distribución de la riqueza.

Dos ejemplos concretos, entre otros. Antes del 2015, el PAI adquiría más de ₡1200 millones de anuales en pollo y huevos a una gran empresa nacional (luego absorbida por una transnacional), mediante la adecuada aplicación política de los objetivos del PAI, eso cambió y gradualmente se han inducido e incorporado a todo lo ancho del país, 82 agro empresas nacionales de base (micro, pequeñas y medianas) que hoy suplen esos dos productos y desplazaron a esa gran empresa. En frijol se ha tenido el mismo recorrido.

Hoy, 12 Asociaciones de pequeños productores titulares como proveedores directos y 15 otras Asociaciones encadenadas a éstas anteriores benefician a miles de productores de base y son también orgullo de la acción del PAI y fuerza de la dinámica local frijolera.

Por eso la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO por sus siglas en inglés) en reiterados foros latinoamericanos ha resaltado a Costa Rica como país visionario por este tipo de herramienta.

Se vienen escuchando insistentes pretensiones para que los proveedores del CNP tengan el mismo tratamiento de precio de compra de sus productos que a un consorcio productivo, cadena de supermercado o abastecedor. Están completamente desenfocados si persiguen comparar precios de productos puestos en el centro educativo con negocios cercanos o esas cadenas. Esos precios de góndola no emanan necesariamente de un tratamiento justo de compra al primer eslabón de la cadena (el productor), no son una cotización sostenida, tienen subsidios cruzados, están sujetos a ofertas temporales, son o están influidos por marcas importadas y proceden de economías de escala no comparables por volúmenes de compra o procedencia de los productos.

Se pretende satanizar la labor mediante Asociaciones. Hay que aclarar que la Ley del CNP dispone el trabajo prioritario con micros, pequeños y medianos productores conformados en Organizaciones de Productores en sus distintas modalidades y categorías de Asociación (Ley 218, Centros Agrícolas Cantonales, Cooperativas, Cepromas y otras).

Del estudio reciente de la UNA (liderado por don Leiner Vargas), resultados muy potenciados por los medios de comunicación, valga decir que, para el CNP no es de recibo ese diagnóstico que ha decantado en una generalizada descalificación al PAI; porque en mucho, tiene debilidades de rigor. Uno por ciento (1%) o menos de muestra en los indicadores que evaluó, no es significativo, como lo reconoce el mismo estudio; y, además, “escoger muestras a conveniencia”, lo hace en un estudio apenas exploratorio, de interés académico para plantearse una elemental hipótesis de cara a un estudio futuro más integral y robusto.

Para algunos medios de comunicación, ese estudio exploratorio del señor Vargas, si merece validez, eso lo respetamos; pero proclama que el suscrito justificó ante los diputados los precios a comedores escolares con un “estudio inexistente del MEP”, dejando constancia en la misma información que don Leonardo Sánchez del MEP les indicó que fueron “datos exploratorios”. Estos parecen que para el medio de comunicación no resultan válidos, a pesar de que ambos sean ejercicios exploratorios.

Antes de 2015 cuando el CNP no había ingresado a cumplir su ley, era de irrelevante atención la situación de provisión de alimentos de los comedores escolares. No preocupaban todos los aspectos que hoy se le cuestionan al CNP en el servicio, ni tampoco si el menú se cumplía, si todas las raciones sustentadas con esos fondos públicos trasladados desde el MEP llegaban efectivamente a los niños, la procedencia de los productos, entre otros muchos entretelones.

Hoy el asunto no es diferente para un segmento, se mantienen en todo el país más de 1500 comedores escolares que no atiende el CNP y son atendidos por proveedores privados. La Contraloría podría levantar un informe sobre la situación comparativa con el CNP de esos centros. ¡Eso si es comparable! Es asunto pendiente y tema que ha tenido invisibilidad.

Desperdició la gran oportunidad el señor Vargas, en su estudio exploratorio, de tomar un Testigo Real Comparativo y contrastar al menos con la muestra de 15 Juntas Educativas que encuestó. Comparar la pre y post atención del CNP, recolectar las facturas formales con los productos y precios pagados por esos centros al proveedor privado versus la atención actual del CNP y otros indicadores de contraste. ¿Por qué esta referencia a la mano no fue abordada? ¡pero sí se buscó comparar con el mercado abierto, que a todas luces no es enteramente comparable!

El mayor avance de los últimos años de la gestión del CNP ha sido la restitución del PAI; y ese logro inobjetable se manifiesta en vertiginoso crecimiento de indicadores; pero más aún, que el programa retomó el control social de sus miles de beneficiarios, los productores nacionales defenderán decididamente este instrumento porque es su mercado natural y justo, que mantiene a Costa Rica siendo diferente. Su mejora debe seguir siendo continua para superar las debilidades que aún es necesario superar. Un negocio de más de ₡100.000 millones en ventas anuales no es cómodo para muchos sectores que el mismo esté en manos del Estado.

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