Con frecuencia escuchamos el término “agricultura de precisión” o “agricultura 4.0” para referirnos a la tecnología aplicada a la agricultura. Esta metodología de trabajo consiste en el uso de aplicaciones, drones, señales satelitales para control de nivelación, estudio de suelos, aplicaciones de precisión sobre las plantaciones y otros importantes usos en la agricultura.

Pero, ¿nos resuelve la totalidad de las necesidades que tenemos en el país? ¡Definitivamente no! Estamos ante una gran oportunidad de innovar e impulsar la eficiencia en espacios controlados, con gran potencial de uso por medio de señal satelital; sin embargo, existen algunos obstáculos que limitan nuestro país por el hecho de ser un puente de tierras relativamente nuevas, poseer una topografía irregular, diferentes micro climas y una gran dificultad para mantener una señal estable, lo que dificulta su utilidad.

Volviendo la mirada hacia nuestras necesidades, en Costa Rica se consume poco más de 250,000 toneladas métricas de arroz pilado y solo se producen 100,000Tm por año, lo que demuestra una importación de un 60% aproximadamente.

En frijol consumimos más de 1,000,000 de quintales y solo producimos 250,000qq, es decir, el 25% de nuestro consumo. Si continuamos con los granos básicos, el peor escenario se lo lleva el maíz; de 800,000 Tm que requiere el país, lamentablemente solo un 10% se produce en nuestras tierras.

Pero eso no es todo, para entender la necesidad de los más de 5 millones de habitantes de Costa Rica debemos repasar la historia, que les advierto, no es nada alentadora.

La decadencia de los granos básicos se dio desde los años 80 con los PL-480 (Convenio Venta de Productos Agrícolas), firmados por el entonces presidente de Costa Rica, Oscar Arias Sánchez y, el entonces embajador de Estados Unidos, Deane R. Hinton.

Dicho convenio consistía en la obligación de compra, por parte del Consejo Nacional de Producción (CNP), de trigo y otros productos que básicamente eran los sobrantes de la cosecha de Estados Unidos, para luego ser vendidos en el país.

En su “artículo 3 de la Cuenta Especial” indicaba, “El CNP será el responsable de velar para que el trigo se comercialice y los depósitos del 100% del valor FOB de la venta, sean depositados en Moneda Local, se realicen dentro del plazo convenido. Atrasos en los depósitos de Moneda Local, conforme se estipula en la sección F.1, serán penalizados con una tasa de interés sobre el saldo no depositado de cinco por ciento (5%) mensual, el cual deberá ser pagado por el CNP y depositado en la cuenta especial”.

Otro golpe bajo en el agro nacional fue la experiencia de los Certificados de Abono Tributario (CATs), creados mediante la Ley de Fomento de las Exportaciones, N° 51,262 del 22 de diciembre de 1972 y ratificado el 3 de marzo de 1988 mediante Ley 7098.

Entre 1993 y 1996 el Banco Central giró cerca de 62,930 millones de colones a unas 594 empresas exportadoras; 30 de ellas recibieron 28,487 millones de colones, entre ellas se menciona: Pindeco, Melones de Costa Rica, Ticofrut, Sardimar, Liga Agrícola Industrial de la Caña, Merck Sharp & Done, entre otras. (La Nación 24 de noviembre, 1997).

Según el informe DFOE-FEC-13/2002, para 1999 quedaba pendiente de entregar un monto mayor a los 12,900 millones de colones ¡Y para terminar de cargar la mula, llegan los BMW, Mercedes Benz y Audi prometidos al viento… perdón, lo que llegó fue el TLC!

El 1 de enero de 2009 entró en vigor el Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos (CAFTA-DR) por medio de la Ley N° 8622 del 21 de noviembre de 2007, que comprende 22 capítulos para la administración de este.

Diez años después, Costa Rica logró exportar $4.824 millones en diferentes artículos; entre los del sector agrícola fueron: piña, banano, café y yuca. Ese mismo año, se importaron productos por un monto de $6.190 millones, lo que dejó una diferencia negativa de $1.366 millones. (Fuente: www.comex.go.cr>tratados/CAFTA-DR).

Para tranquilidad mediana y rogando a todos los santos, Alianza del Pacífico que agrupa a países como México, Colombia, Chile y Perú no ha avanzado en los últimos 7 años, pero dejémoslo quedito, que duerma bien. Ya bastante daño ha sufrido nuestro sector agro como para terminar de rematarlo compitiendo con países industrializados como los integrantes de esta Alianza. De momento Costa Rica se mantiene únicamente como observador, junto a una gran lista de países integrantes.

Retomando nuestras necesidades, Costa Rica debe seguir en la dirección de la agricultura 4.0; la inversión social en fomento a la producción; el desarrollo de infraestructura con valor agregado y fortalecimiento de los mercados internos y externos, para asegurar a nuestros agricultores una mejor calidad de vida, un mercado seguro y un pago más justo.

Siempre defenderé que, es mejor dar un kilo de semilla a un agricultor para que siembre la tierra y combata el hambre con su comercialización, que construir un metro de acera en el IMAS, para que ese campesino que abandonará el sector, solicite un bono cada mes. Al final debemos entender que, para garantizar nuestra seguridad alimentaria en el futuro, solo tenemos que apoyar a nuestros agricultores.

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