Costa Rica está rodeada por sus dos lados por océanos. El Océano Pacífico en la costa oeste y el Mar Caribe en la costa este. Las aguas patrimoniales suman 528,682 kilómetros cuadrados, 11 veces más que el área territorial. Veo que las personas que gobiernan, usan y protegen los océanos como una gran familia disfuncional. No se comunican bien y en su mayoría solo se preocupan por sus propios intereses.

Sé un poco sobre familias disfuncionales dado que crecí en una. Después de que mi papá se fue, mamá se quedó para criar a mis seis hermanos y a mí y algunos de nosotros hicimos pasar un infierno a la pobre mujer. Mamá siempre fue la piedra angular de la familia, trabajaba muchas horas, así que siempre tuvimos un techo sobre la cabeza y una comida modesta en la mesa. Finalmente sanamos y mamá, que cumplirá 98 años en su próximo cumpleaños, nunca se rindió con nosotros. Su cuerpo ha fallado un poco, pero su mente sigue tan sana como siempre. Hoy mira hacia atrás y le gusta decir: Our family put the “fun” in disfunctional (“Nuestra familia puso lo “entretenido” en disfuncional” en inglés).

La familia del océano costarricense también puede curarse, como cualquier otra familia, si sus miembros tienen la capacidad y honestidad de ver primero sus defectos individuales y admitir que hay un problema. Luego, tendrán que trabajar en equipo para arreglar el océano como un todo. Es una familia numerosa cuyos miembros son bastante diferentes y algunos nunca han dedicado mucho tiempo a conocer a los demás, aunque no es del todo culpa suya. Algunos miembros lo prefirieron de esa manera y muchas de las comunidades costeras tenían difícil acceso. No fue hasta la última década que se pudo llegar a muchas de ellas sin invertir horas de un viaje lleno de brincos en un vehículo todo terreno.

Así luce la composición familiar.

El Gobierno

Asamblea Legislativa. El congreso hace las leyes que gobiernan a la familia y es responsable de las demás leyes de todo el país. Muchos congresistas provienen de zonas urbanas y conocen poco el océano, por lo que con frecuencia confían en las sugerencias y consejos de otros para guiarlos en la toma de decisiones. A menudo, quienes dan consejos son personas poderosas que se preocupan por sus propios intereses en lugar de lo que es mejor y justo para todos.

Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura (Incopesca). La agencia que fue creada para hacer las reglas que gobiernan las pesquerías en Costa Rica. A menudo no son responsables de la aplicación de sus propias reglas y muchas reglas están escritas de tal manera que a menudo dejan grandes vacíos. Muchos de sus miembros están en el negocio pesquero y se han concentrado históricamente en la producción o extracción de recursos naturales del océano. Incopesca ha hablado de zonificar el océano en beneficio de todos los grupos de usuarios desde 2001, pero al día de hoy no lo ha hecho. También están a cargo de las inspecciones de los desembarques de pescado en el país.

Incopesca ha estado bajo mucha presión acerca de su forma de operar, especialmente de parte de los miembros de la familia que están tratando de proteger el océano. Típico de muchas familias disfuncionales, Incopesca está en una especie de negación, pero está más que claro: si continúan de esta manera, perderán el control de las pesquerías.

Guardacostas. El Servicio de Guardacostas es responsable de la aplicación de las leyes de pesca. No tiene suficiente personal, está insuficientemente equipado y tienen peces mucho más grandes que perseguir que los pescadores ilegales en los océanos. Hay muy poco patrullaje por pesca ilegal y es poco probable que puedan responder a una denuncia.

El Ministerio de Ambiente y Energía de Costa Rica (Minae) y el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac). Gobiernan el agua dulce y las desembocaduras de los ríos que fluyen hacia el mar. También gobiernan los parques nacionales. En su mayoría están protegidos con una política de “no tocar, no usar”. No se puede pescar a menos de 1000 metros de las desembocaduras de los ríos. La idea, equivocada es: si nadie puede usarlo está protegido. Lo que pasa en la realidad es que la persona honesta se queda afuera mientras que los pescadores ilegales entran en su mayoría con redes de trasmallo cuando nadie mirando. Hace una década sugerí que abrieran las áreas protegidas a la pesca controlada, con el pago de una tarifa, y usaran el dinero generado para patrullar estas áreas. (Should Costa Rica open national parks to fishing? - (ticotimes.net). Desde entonces han abierto el refugio Caño Negro a la pesca deportiva sobre una base controlada, con temporadas, reglas y políticas de manejo.

Instituto Costarricense de Turismo (ICT). Históricamente, el ICT ha colocado al turismo de pesca deportiva en lo más bajo de su tótem. Lo han relacionado con las marinas, donde no solo el ICT, sino otros miembros de la familia lo han visto como una actividad de "niños ricos con juguetes caros". El hecho es que es una importante fuente de ingresos para muchas comunidades costeras, muchas de las cuales no están cerca de una marina. El último estudio previo a la COVID-19 mostró que la pesca deportiva generaba $520 millones anuales para la economía costarricense. El ICT pasó la pesca deportiva a CIMAT, una división de ICT que regula las marinas y atracaderos turísticos.

La Comisión Interinstitucional de Marinas y Atracaderos Turísticos (Cimat). Una agencia relativamente nueva que gobierna las marinas y atracaderos para turistas en el país. Tenían poco conocimiento de la industria de la pesca deportiva, pero hay que reconocer que han hecho el esfuerzo de involucrarse y aprender.

Los usuarios directos

La industria del atún. Probablemente el miembro más poderoso y rico de la familia, que consiste en la fábrica de conservas en Puntarenas y una flota de embarcaciones extranjeras que capturan atún con redes de cerco que a menudo rodean súper manadas de delfines en el proceso. La captura incidental de mamíferos marinos, tortugas marinas, tiburones y mantas, así como especies importantes para los pescadores deportivos y comerciales nacionales, constituye un problema importante. La planta de procesamiento genera alrededor de 1300 empleados directos. Hubo un tiempo en que extraían 25.000 toneladas anuales de las aguas de Costa Rica, pero recientemente se han fijado cuotas de alrededor de 11.000 toneladas anuales. Actualmente tienen que pescar a no menos de 45 millas de la costa. Hay una ley propuesta que trasladaría a los cerqueros a por lo menos 60 millas. Todos los demás sectores pesqueros piden al menos 100 millas. La industria atunera dice que las millas adicionales presentarían una dificultad para los barcos, ya que tendrían que viajar más lejos para llevar su captura a puerto y podrían verse obligados a cerrar la planta y afectar todos esos puestos de trabajo.

Guardacostas captura pez vela descargado ilegalmente en el Golfo Nicoya por un buque cerquero

Francamente, los barcos que pescan en las aguas de Costa Rica provienen principalmente en Nicaragua y Venezuela y viajan cientos de millas solo para llegar aquí. Desde que se produjo la primera zonificación en 2014, trasladándolos a 45 millas de la costa, lo que permite un área de reproducción, su captura ha aumentado. Están promediando 20 toneladas de atún por lance de red, un aumento de alrededor de 5 toneladas con respecto a antes. Eso en sí mismo representa un gran ahorro de combustible. De hecho, ya casi han alcanzado su cuota para este año, por lo que es difícil creer que la zonificación les cause una dificultad.

Palangreros. Son trabajadores arduos y algunos de los miembros más vocales de la familia. Afirman que gran parte del resto de la familia oceánica está en contra de ellos. La mayoría son trabajadores honestos que respetan las reglas que se les han dado. Lo que tienen en su contra es que su tipo de pesca es indiscriminado en cuanto a lo que capturan. Cuanto más recogen, mayor es la paga y esto conduce al quebrantamiento de las reglas. Saben que hay poca o ninguna aplicación de las reglas, y si ven al vecino caminando con el bolsillo lleno de dinero porque tuvo una ventaja al romper las reglas, es difícil no tener la tentación de hacer lo mismo. Existe un grave problema con algunos palangreros que dirigen sus esfuerzos al pez vela, que cuentan con la protección de Incopesca gracias a una laguna regulatoria gigante, pero la mayoría de los palangreros dicen que no tendrían ningún interés en el pez vela si los atuneros cerqueros no mataran a tantas de sus especies objetivo.

Los pescadores artesanales. Son el corazón de las pequeñas comunidades costeras y, con mucho, el grupo más grande de los que viven directamente del océano. Hay alrededor de 1400 embarcaciones registradas para pesca artesanal y miles de personas dependen de esta actividad. Son unidades familiares trabajadoras que han trabajado con el gobierno para crear diversas Áreas de Pesca Responsable. El grupo tiene también sus manzanas podridas. Algunos pescan ilegalmente en áreas protegidas y desembocaduras de ríos, o utilizan tamaños de malla más pequeños de lo que permite la ley, cuya aplicación y cumplimiento es casi nula.

Pesca deportiva. El gobierno la divide en dos grupos. Pescadores recreativos y pesca turística o chárter. Todos los pescadores deben tener una licencia de pesca válida para pescar en Costa Rica.

La pesca recreativa consiste en propietarios de botes privados, varios clubes de pesca que han trabajado en diversos proyectos de conservación, así como eventos con niños y personas que simplemente van a pescar para comer. Esta actividad tiene poco impacto en el océano, pero a veces la gente no respeta los límites de tamaño y captura.

La pesca turística contribuye de manera importante a la industria turística de Costa Rica, y también son los miembros más tímidos de la familia del océano. Probablemente esto se deba a que no se comunican bien entre ellos, porque muchos compiten entre sí por los clientes. Sienten que no han sido tratados de manera justa por otros miembros de la familia, pero rara vez hablan públicamente, a pesar de que lo que está sucediendo algún día devastará su negocio.

El decreto de zonificación del 2014, que trasladó los barcos atuneros de 12 a 45 millas desde la costa, es un magnífico ejemplo de buena gestión de los océanos. Los estudios han demostrado que después de ese movimiento, las capturas por parte de las embarcaciones tipo chárter aumentaron para todas las especies de interés turístico, excepto para el pez vela, que han seguido disminuyendo principalmente debido a las prácticas de pesca ilegal de la industria comercial.

En el pasado Costa Rica fue conocida como la Capital Mundial del Pez Vela, pero desde entonces ha caído muy por debajo de Guatemala como el mejor lugar para la pesca de pez vela. Esto se debe a que la oficina de turismo y el gobierno de Guatemala se dieron cuenta del valor del pez vela para su economía y tomaron las medidas necesarias para protegerlo solo para la pesca turística de captura y liberación. Aquellos en el negocio de los chárter dudan en hablar públicamente sobre el problema por temor a ahuyentar a los clientes. La verdad es que cuando quedan pocos peces, los turistas buscarán otros destinos de todos modos.

Mayoristas de pescado. Controlan el precio que los pescadores comerciales reciben por sus capturas, a menudo a un precio bajo. Muchos de sus viajes son financiados por estas mismas empresas que compran su pescado, que les suministran combustible y hielo para que los barcos realicen sus viajes, y deducen dichos gastos cuando les compran su pesca. Hay unos pocos pescadores de palangre que han comenzado a pescar atún con la técnica del palo verde (greenstick), un método de pesca sostenible prácticamente sin casi captura incidental, pero los compradores mayoristas de pescado no los recompensan por su esfuerzo pagando un mejor precio, a pesar de que el consumidor sí está dispuestos a hacerlo. La fábrica enlatadora de Puntarenas importa atún aleta amarilla para enviarlo a los Estados Unidos bajo su marca de “captura salvaje”, porque el atún capturado por los cerqueros no califica. Les resultaría más fácil iniciar un programa con pescadores costarricenses para el suministro de una parte de dicho producto.

Identificación errónea de productos pesqueros. Ha sido un problema mundial del que Costa Rica no se ha salvado. Es común cambiar el nombre de un pescado para hacerlo más atractivo. Miles de kilos de bagres criados en una granja en Vietnam llamada Pangasius se han importado para el mercado nacional y se venden como corvineta, que suena muy parecido a la popular corvina. El tiburón a menudo se llama bolillo, que se incluye en muchos de los ceviches populares aquí.

Esta práctica no ha escapado a las exportaciones de pescado. Después de que se detuviera la exportación de pez vela en 2009, las exportaciones de marlín aumentaron rápidamente. Los agentes de aduanas capturaron un par de contenedores saliendo del país con unos 7000 kilos cada uno de pez vela marcado como marlín rayado.

Las exportaciones de marlín aumentaron, así como la práctica de enviar marlín entero después de la prohibición de las exportaciones de pez vela en 2009. El método de pesca siguió siendo el mismo.

También ha habido un cambio drástico en los desembarques de pescado en el país, especialmente el pez espada. La mayor parte del pez espada se exporta a los Estados Unidos, donde se considera un pescado premium en los mejores restaurantes. La producción ha aumentado de alrededor de 400 toneladas anuales desembarcadas en los muelles de Costa Rica antes de la prohibición de la exportación de pez vela, a casi 1.400 toneladas anuales. En 2012, Estados Unidos prohibió la importación de todos los peces picudos excepto el pez espada.

No hay evidencia de malas acciones por parte de los inspectores en los desembarques de pescado o de los exportadores de pescado con el cambio en las cifras, pero es una coincidencia que lo deja a perplejo.

Desembarques de pescado en toneladas. Rojo - pez vela, Azul - Pez espada

Conservacionistas y ambientalistas. Los coloco en categorías separadas porque, en mi opinión, los conservacionistas creen en el uso de los recursos naturales, pero con una gestión adecuada, y los ambientalistas tienden a creer en la protección total.

De hecho, me involucré en la conservación mucho antes de empezar a llamar a Costa Rica mi hogar hace 30 años. Me involucré aquí hace muchos años como una especie de mecanismo de defensa. Una ONG de fama mundial tenía millones de dólares para gastar en proyectos de conservación en la Península de Osa. Uno de sus planes era prohibir toda pesca en el Golfo Dulce. Terminé en un comité de 12 miembris para discutir un plan. Uno de ellos llegó a sugerir que todos los botes motorizados fueran prohibidos en el golfo. Usaron como respaldo para su idea de prohibición de pesca, estudios realizados con peces de agua fría del Atlántico.

Mi pregunta para ellos fue, “¿qué van a hacer con las aproximadamente 200 familias de pescadores artesanales y pescadores deportivos que dependen de la pesca para alimentar a sus familias”. Una sugerencia fue construir un museo porque Osa tenía mucha historia. Tendría que ser tremendo museo para emplear a tanta gente.

Después de meses de reuniones, un día anuncié que estaría de acuerdo con su idea de prohibir toda la pesca si hacían una cosa. Al ver que finalmente habían cambiado mi opinión, preguntaron ansiosamente qué era. “Tenemos que comprar 12 sillas de jardín”, dije. Me miraron perplejos. “Lo son para que podamos sentarnos todos juntos al borde del Golfo Dulce y verlo morir. Nadie ha mencionado la escorrentía de las plantaciones de palma y las granjas de arroz, o el agua gris y negra que fluye hacia el golfo desde los pueblos circundantes. Solo están hablando de pesca".

Para resumir, la pesca nunca fue prohibida en el Golfo Dulce y, en 2010, pescadores deportivos y artesanales y conservacionistas trabajaron junto con el gobierno para crear, en el Golfo Dulce, el Área de Pesca Responsable más grande de Centroamérica, donde solo se permiten prácticas de pesca sustentable.

La conservación también se ha convertido en un gran negocio y muchas organizaciones compiten por el dinero de los donantes para operar. Esta competencia ha provocado una falta de comunicación entre los diferentes grupos. A menudo, gastan dinero en proyectos similares, pero no comparten la investigación entre ellos. Si lo hicieran, podrían lograr más con menos recursos.

Internet y las redes sociales han cambiado el rostro de la conservación. Lo que se olvida es que las personas también son un recurso natural. No es justo matar el sustento de una persona en nombre de la conservación sin ayudarla a hacerlo mejor o sin enseñarle otras opciones para poner comida en la mesa.

Originalmente, los conservacionistas y ambientalistas eran personas que realmente salían a la naturaleza y la amaban lo suficiente como para querer cuidarla. Las redes sociales han creado una nueva generación de ambientalistas de teclado y políticos que usan sus “puntos de conversación” (talking points) para otras agendas.

Personalmente, no puedo simpatizar con un bloguero que se desgalilla por la crueldad de poner una langosta a hervir para comérsela, cuando a menos de un kilómetro de su teclado, una madre se pregunta de dónde vendrá la próxima comida para sus hijos.

¿Cómo arreglamos esta familia?

A corto plazo está en manos del Congreso. El proyecto de ley de para recuperar la riqueza atunera de Costa Rica (proyecto No. 21.531) ha estado rebotando en sus manos durante casi dos años y debe convertirse en ley y mover los barcos atuneros de cerco al menos a 100 millas de la costa. Los diputados tienen que analizar quién puede beneficiarse más con su decisión. Un gran negocio y una flota pesquera extranjera, o todos los sectores de pescadores costarricenses y otros ciudadanos preocupados por el trato a los delfines, que votaron por ellos para que ocuparan la curul. Si lo ven con honestidad y quieren hacer lo mejor para el océano y la gente, sacarán los barcos cerqueros. La industria atunera podrá aún ganarse la vida y así los empleados de la empresa enlatadora podrán mantener su trabajo.

Entonces comenzará el verdadero trabajo. Cada miembro del resto de los grupos familiares debe examinarse detenidamente a sí mismo. En el fondo saben cuáles son sus propios problemas, algunos de los cuales ni siquiera se dan cuenta de que otros los pueden ver. Luego, por primera vez, todos deberán sentarse en la misma mesa y decidir qué es lo mejor para el océano y aun así les permite funcionar.

Si los barcos atuneros se ubican más allá de las 100 millas, queda mucho océano para compartir y usar responsablemente entre los pescadores nacionales. En este momento, los diferentes sectores tienen que competir por espacio y recursos en las primeras 40 millas desde la costa, mientras que los barcos atuneros tienen una gran parte del resto de la Zona Económica Exclusiva para operar. Con los barcos atuneros a 100 millas de distancia, el océano podría finalmente dividirse en zonas con áreas más cerca de la costa exclusivas para pescadores artesanales, deportivos y de palo verde (green stick), y más lejos para los pescadores de palangre. Esto evitaría conflictos directos entre ellos.

Cada agencia gubernamental, cada sector pesquero y los conservacionistas deben formar un grupo que tenga un mismo objetivo: proteger el océano mientras se permite a los costarricenses ganarse la vida sin sobreexplotarlo. En este momento, todos luchan individualmente por sus propios deseos. Necesitan, juntos, establecer reglas, definir sanciones por romperlas, desarrollar un plan de cumplimiento y un plan de gestión del océano en el que todos se puedan poner de acuerdo, y empezar a avanzar, en vez de seguir retrocediendo.

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