Un equipo de investigadores de la Universidad de Costa Rica (UCR) documentó, por primera vez, a un neonato de tiburón tigre en la Isla del Coco.
La grabación se realizó gracias al equipo y a las estaciones submarinas de video que los investigadores tienen en las aguas cercanas a la isla. Estas funcionan por medio de cebo y se colocan en diferentes puntos del lugar para el monitoreo de los tiburones.
El posible neonato fue grabado mientras nadaba por encima de un fondo marino arenoso en la Bahía Yglesias, el pasado 16 de octubre y según los investigadores, mostraba características físicas reportadas anteriormente en neonatos de la especie Galeocerdo cuvier. Entre estas destacan, por ejemplo, la forma cónica de la cabeza, su cuerpo robusto y una aleta caudal desproporcionada al tamaño de su cuerpo.
La investigación forma parte de un artículo científico que fue publicado recientemente y que informa sobre este primer avistamiento de la especie, así como del de hembras potencialmente embarazadas, lo que sugiere que el parto puede tener lugar en ese parque nacional o en sus alrededores.
Según la UCR:
La importancia del estudio radica en que la información sobre la ecología reproductiva del tiburón tigre es escasa y, sobre todo, porque los datos históricos demuestran que la Isla del Coco había sido utilizada por esta especie únicamente como un área migratoria y no con fines de reproducción".
La investigación estuvo a cargo de la estudiante de postgrado en Biología, Marta Cambra Agusti y del profesor Mario Espinoza Mendiola, así como del estudiante Sergio Madrigal Mora. A su vez, participaron la Escuela de Biología de la UCR, el Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (CIMAR) y el Museo de Zoología de la Universidad.
El equipo de investigación lo completaron el investigador del CIMAR, Isaac Chinchilla; el funcionario del Parque Nacional Isla del Coco, Geiner Golfín Duarte y, en representación de Migramar, Cristopher G. Lowe.
Según Cambra:
El hecho de pensar en la Isla del Coco, no solo como un espacio de alimentación y de paso, sino también como un sitio de reproducción para los tiburones tigre, podría generar una serie de repercusiones en el ecosistema, por ser un gran depredador natural”.
Para los científicos, es muy temprano considerar si la reproducción de la especie tiene impactos positivos o negativos en el ecosistema marino de la Isla. Sin embargo, la identificación temprana de la zona como un área potencial de reproducción es importante para la planificación de la conservación de la especie. Así lo señaló Mario Espinoza cuando indicó que:
Tiene un impacto en el ecosistema porque es una de las especies de tiburones más grandes y podemos decir que es uno de esos depredadores que están en lo más alto de la cadena trófica, por lo que lo llamamos un depredador de control de otras especies”.
Según la UCR, mientras la mayoría de especies de tiburones están en declive en la Isla del Coco, la población de tiburones tigre se encuentra en aumento y eso se debería a su posible reproducción y a su resistencia ante las condiciones adversas.
Uno de los factores importantes es que esta especie es más resistente que las demás al factor pesquería, resiste mejor al efecto de la pesca que los tiburones martillo (Sphyrna mokarran) y los tiburones silky (Carcharhinus falciformis), por lo que puede tener mayor cantidad de condiciones favorables para la reproducción”, agregó Cambra.
Los investigadores enfatizaron en que aún no está claro si la presencia de un solo recién nacido es un evento aislado o evidencia que la especie se está reproduciendo en las aguas de la Isla del Coco y por ello en las próximas expediciones de control usarán otros métodos para profundizar sobre las conductas reproductivas de la especie.
Estos métodos abarcarán la realización de pruebas de sangre y de ultrasonidos en hembras para comprobar si están embarazadas.
Muchos tiburones y especies de tiburones más grandes equivalen a una mayor salud del ecosistema, lo cual ayuda a la economía en torno a la extracción de recursos marinos. De ahí que las áreas marinas protegidas, como la Isla del Coco, juegan un papel vital para la salud de las aguas costarricenses y del mundo en general”, concluyó Mario Espinoza.