- El padecimiento se detectó por primera vez en el 2014.
La enfermedad de pérdida de tejido en corales duros apareció documentada por primera vez en el Florida Reef Tract, Estados Unidos, en el año 2014 y desde entonces se ha extendido al punto de afectar directamente al Caribe de Estados Unidos, México, Belice, Guatemala y Honduras.
Este padecimiento ocasiona que el tejido del coral se empiece a desprender y a morir, lo que deja como resultado que únicamente quede el esqueleto en estas especies marítimas.
Esta condición afecta al menos a la mitad de especies de corales presentes en estos cinco países y actualmente amenaza con propagarse a otros territorios en el Mar Caribe.
Ian Drysdale, coordinador de la iniciativa Arrecifes para Honduras y apasionado del buceo y de la restauración de los arrecifes, explicó el padecimiento comparándolo con la lepra en los humanos y agregó que este fenómeno es diferente a un blanqueamiento regular:
Los corales son animales que viven en simbiosis con una microalga llamada zooxantelas, que son las encargadas de darles su color, cuando hay un episodio de blanqueamiento este organismo se remueve del coral pero el tejido sigue con vida. En este caso no, el tejido empieza a morir”.
Al ser esta una enfermedad relativamente nueva hay muchas cosas que todavía se ignoran sobre esta pero lo que sí es cierto es que su aparición coincidió con un dragado realizado en el puerto de Miami en el 2014.
Algunos expertos piensan que alguna bacteria o algún contaminante que estuvo enterrado durante cientos o miles de años se liberó con el dragado y entró en contacto con los corales.
Muchas de las enfermedades que atacan a los arrecifes que ya son bien conocidas están ligadas a contaminantes como las aguas residuales no tratadas, por lo que tampoco se descarta que esta sea uno de las causas.
Drysdale agrega que las aguas de lastres podrían ser una de las causas del rápido esparcimiento del deceso. Estas aguas son aquellas que utilizan los grandes barcos para hacerse más pesadas en sus viajes.
Hay regulaciones internacionales que dicen que las aguas de lastre se deben liberar a cierta distancia de los puertos o bien desinfectarlas para evitar estos fenómenos, pero lamentablemente muchas veces estas no se cumplen”, comentó Drysdale.
Otra hipótesis es que los peces mariposa al alimentarse de los corales, transmiten la enfermedad de una colonia a otra debido a los restos de coral enfermo que quedan en sus cuerpos.
Es por esto que entre Honduras, República Dominicana y Costa Rica, con el apoyo de la Cooperación alemana para el desarrollo, GIZ, se desarrolla un proyecto para promover la conservación y restauración de los arrecifes en territorio hondureño.
Mauricio Solano, quien es asesor técnico del programa biodiversidad y negocios para Centroamérica y República Dominicana de GIZ, mencionó que en esta etapa de combate y prevención es muy importante dimensionar el daño que ya hay y entender las consecuencias que podrían ocurrir a largo plazo.
Si sigue avanzando y llega a desaparecer gran parte de estos arrecifes la cadena de eventos que sigue sería gigante. Los arrecifes protegen del impacto de las olas, además que beneficia a actividades como la pesca y el turismo”, comentó Solano.
GIZ actualmente se está encargando de promover el intercambio de los países de la región sobre cómo están abordando este problema, además de incluir en la discusión a territorios amenazados, como Costa Rica, para que estén enterados de la situación.
Actualmente en Honduras se está utilizando un antibiótico llamado amoxicilina para aplicarlo en colonias de coral y así matar a la enfermedad y evitar su propagación. El método tiene una eficacia de entre 50 y 60 % en colonias que se tratan a tiempo, aunque en casos de colonias grandes ya muy diezmadas es poco lo que se puede hacer.
Drysdale agregó que para evitar la desaparición de las especies afectadas es importante sacar muestras de estas, elaborar viveros de coral con las condiciones adecuadas y posteriormente replantarlas una vez que la situación esté más controlada.