Por Luis Felipe Camacho Calvo - Estudiante de la carrera de Ingeniería Química Industrial
Con solo mirar alrededor de mi habitación, me doy cuenta de que vivimos en un mundo nutrido de plástico, por ejemplo, la computadora donde recibo mis clases tiene parte de este material; así como discos y demás aparatos electrónicos. Gracias a este tipo de polímero, la población ha revolucionado en muchos aspectos cotidianos. Existe tanta variedad de plásticos que facilitan escoger el más idóneo, dependiendo del motivo de su uso. No obstante, la elaboración y funcionamiento de estos no sería igual sin el uso de aditivos, que permiten mayor versatilidad y adaptación. En este artículo se pretende abordar la importancia del uso de aditivos en la producción de plásticos y como estas sustancias permiten utilizar polímeros prácticamente en cualquier área y lugar del mundo.
A nivel industrial, la obtención de productos versátiles con mayor rango de aplicación solo es posible si a la matriz polimérica se añaden ciertos aditivos (Gutiérrez, 2002). Para comprender lo anterior, es necesario definir el término aditivo, el cual precisa como sustancias que van dispersas en una matriz polimérica sin afectar su estructura molecular, cuya función es mejorar propiedades, comportamiento y calidad del plástico (Rodríguez, 2014).
Es necesario diferenciar los aditivos de materiales auxiliares o modificadores, como catalizadores y emulsificantes, que se usan igualmente en la fabricación del polímero, pero difieren, en que estos últimos sí modifican la estructura química del plástico (Beltran y Marcilla, 2011). Los aditivos permiten dotar al material de propiedades en cuanto a resistencia, adaptabilidad y características físicas. Por estas razones, los plásticos de tipo comercial normalmente contienen aditivos y son necesarios para obtener un material que pueda ser procesado correctamente.
Los aditivos desempeñan su función incorporándose en pequeñas proporciones, esta circunstancia es conveniente dado que son productos costosos (Beltran y Marcilla, 2011). Estas sustancias se clasifican dependiendo de la función para que se utilizan. Por ejemplo, se encuentran aditivos que facilitan el procesado como plastificantes y aditivos contra el envejecimiento, como estabilizantes. Estos ejemplos permiten ver que los aditivos se pueden emplear con una función doble: por un lado, promueven la protección contra agentes externos y, por otro, contribuyen a la modificación de propiedades de un material (Blazquez et al., 2017). Si agentes externos comunes como la radiación UV y la oxidación no se detienen a tiempo, el polímero se puede transformar en un material frágil y con pérdida generalizada de propiedades.
No obstante, algunos aditivos tienen como desventaja que impactan negativamente la salud y al medioambiente. Los aditivos tóxicos del plástico y la economía circular es una revista que hace referencia a artículos científicos sobre grupos preocupantes de aditivos, como son los retardadores de llama, perfluorados, ftalatos y bisfenoles (CPRCA, 2020). Estas sustancias son tóxicas y se utilizan comúnmente en productos de consumo cotidiano. Por esta razón, varias de estas están prohibidas y otras están siendo examinadas actualmente en el marco del Reglamento sobre el registro, evaluación, autorización y restricción de sustancias químicas. Gracias a este reglamento y a la concientización de la población, se ha avanzado en la utilización de aditivos no nocivos para la salud e, inclusive, hoy en día forman parte importante en la preservación del medio ambiente, ya que hacen plásticos más sustentables y biodegradables (Comisión Europea, 2006).
Los plásticos se utilizan cada vez más en todas las industrias, ya que son más seguros, fiables, ligeros y baratos; todo esto gracias al uso de aditivos de calidad y amigables con el ambiente. Estas razones han hecho que la demanda mundial de aditivos ascienda a unos 33,3 millones de toneladas al año (Interempresas, 2019). De hecho, desde el año 2013, el mercado mantiene un crecimiento del 5% anual, donde se incluyen a los plastificantes, estabilizadores, colorantes, entre otros (Blanco, 2015). Esto es importante porque, aunque cada plástico tiene propiedades específicas, estas se pueden modificar en el proceso de producción según sea necesario, y adaptarse mediante el uso de aditivos para satisfacer diferentes necesidades. Gracias a este auge en los aditivos, el plástico puede ser encontrado en prácticamente todos los ámbitos de nuestra vida, en un sinfín de formas y presentaciones.
