El incremento de las nuevas tecnologías disruptivas, el aumento de la población de Internet y la influencia de las potencias digitales, como Google, Alibaba, Microsoft, Facebook, Apple siguen expandiéndose, deberíamos comenzar a cuestionar cómo la diplomacia costarricense definirá sus objetivos. ¿Qué tácticas y estrategias utilizar de cara a la Cuarta Revolución Industrial? ¿Y Cómo proyectar Costa Rica ante el mundo, como un país digitalizado y moderno?

En la era digital, la diplomacia, al igual que otras disciplinas se enfrenta a una transformación que cada vez más prioriza temas ligados a la dinámica de la “Cuarta Revolución Industrial”. La inteligencia artificial, el internet de las cosas, los robots inteligentes, blockchain, 5G, la impresión en 3D, la nanotecnología y la biotecnología, por mencionar solo los avances más espectaculares, son la prueba de un cambio dramático que está sucediendo a nuestro alrededor y a una velocidad exponencial. A más año de una nueva normalidad digital causada por la pandemia, y en el inicio de la “Cuarta Revolución Industrial”, está surgiendo una nueva imagen de la relación entre tecnología y diplomacia.

Si bien la geopolítica se está centrando en las grandes corporaciones tecnológicas que implementan sus productos a nivel mundial y cuentan con millones de personas como usuarios, compañías como Apple o Google tienen un peso económico comparable o mayor al de muchos Estados. Esto ha propiciado que los gobiernos incursionen en la tecplomacia. Tal es el caso de Dinamarca que nombró en el 2017 su primer embajador tecnológico para establecer contactos directos con las grandes empresas tecnológicas estadounidenses y chinas. El embajador tecnológico tiene oficina en Silicon Valley, Pekin y Copenhague. El propósito de Dinamarca de nombrar un embajador tecnológico es prepararse para un mundo cada vez más digital y asegurar el diálogo y cooperación con actores internacionales del sector tecnológico. Otras naciones como Francia, Alemania y Australia han nombrado embajadores digitales en sus países. Por tanto, en la era 4.0 la diplomacia costarricense debería preguntarse si sus estrategias de política exterior son las necesarias para enfrentar la nueva transformación 4.0.

Existe un nuevo mapa de poder en el mundo moderno que ya no se define por el control del territorio o los océanos sino por el control del ciberespacio y los datos. Actualmente, muchos Estados pequeños como Costa Rica carecen de la capacidad suficiente para proteger su ciberespacio y sus infraestructuras críticas son vulnerables a las actividades maliciosas de la red. En este sentido, la cooperación internacional juega un papel primordial para que los Estados puedan aprender unos de otros sobre las amenazas cibernéticas que enfrentan y como responder de manera efectiva. Por ejemplo, ¿cómo proteger el ciberespacio? o ¿cuáles son los delitos en el ciberespacio? Son sin duda nuevos temas para la diplomacia que requiere alianzas estratégicas para enfrentarlas.

El auge de la IA está destinada a cambiar el orden internacional. El rápido progreso de la tecnología de IA la convierte en una herramienta poderosa a nivel económico y político. Por ejemplo, se proyecta que la inteligencia artificial agregará más de $15 billones a la economía global para 2030. Además, debido al el importante papel geoestratégico que la IA ocupará, China y Estados Unidos están invirtiendo en este campo. Por tanto, Costa Rica no debe permitirse quedarse atrás en el progreso tecnológico de la IA, los imperios digitales definirán las relaciones internacionales de la próxima época.

La “Cuarta Revolución Industrial” presenta retos y oportunidades para la diplomacia. La política exterior se volverá más innovadora para adaptarse a los complejos desafíos y realidades que las tecnologías de vanguardia demandan. Se tendrá que adoptar nuevos objetivos acorde a la nueva realidad. La diplomacia costarricense, no es ajena a esta realidad, más bien deberá  ajustar su papel en la política global del futuro 4.0.

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