Resulta curioso notar como por estas fechas, jóvenes recién salidos del colegio publican orgullosos su ingreso a cualquiera de las cuatro universidades estatales, pero, pocos son aquellos que ilustran sus redes y portan orgullosos la bandera de la educación superior privada. Es aún más extraño, si se toma en cuenta el hecho de que en el país existen cerca de 90 centros de enseñanza de este tipo, entonces, ¿Dónde nace el menosprecio hacia las universidades privadas?
Destaca primero el hogar, sitio donde se siembra la errada creencia de colocar la educación particular y la estatal en un espectro, donde lo bueno es lo barato y lo caro resulta malo. Es triste y desesperanzador para el futuro del país, notar como los padres (con tintes de obligatoriedad) aconsejan a sus hijos a centrar sus esfuerzos por conseguir uno de los limitados cupos en San Pedro, Heredia y Cartago, pero es lamentable observar como pierden el apoyo de sus padres y les toca salir al rudo ambiente laboral en busca de un puesto para poder ellos mismos, costear sus estudios. No es en todos los casos, pero sí en la mayoría, si tan solo presionaran a sus hijos a ser mejores ciudadanos, así como lo hacen para que entren a la UCR, verdaderamente, este estrecho lugar sería la tan imaginada suiza centroamericana.
Otro lugar que alimenta esta creencia son los mismos centros educativos, es común escuchar profesores con el pecho inflado en universidades públicas alimentando el ego de sus estudiantes mencionándoles la supremacía del lugar donde se encuentran. Y está bien, el prestigio que entrega salir de la Universidad de Costa Rica o del Tecnológico es bastante notable, pero se me hace inconsistente el discurso, considerando que en el tiempo en el que una persona obtiene una licenciatura en la UCR, perfectamente podría haber obtenido dos titulaciones en cualquier universidad privada.
Por otra parte, está la sustentación de esta tesis por parte del Estado costarricense en general, tanto de los entes administrativos como la comunidad en general. La sociedad tica se encarga de nutrir y llevar forzosamente a debate a las universidades públicas (incluso en situaciones que no lo ameritan) polarizando más el país y separando mayormente la brecha entre ambos sectores. El Gobierno, toma responsabilidad dando pie a la disconforme administración de las universidades estatales, permitiendo el mal manejo de los fondos públicos con salarios exorbitantes (que pueden superar los nueve millones) y actitudes ampliamente cuestionables (como convocar estudiantes con información incorrecta para asistir a manifestaciones). Todo esto mientras Conape les cierra las puertas a miles de estudiantes en centros privados por falta de presupuesto.
No se debe fomentar la desigualdad de oportunidades para los estudiantes, es una lástima notar cómo el país se coloca una venda en los ojos para no presenciar las amplias brechas que existen en la educación superior. Sin un apoyo real por parte del Gobierno y sin eliminar esa creencia ideológica de la inmaculada educación pública, la desigualdad y la falta de oportunidades cada vez será mayor. No se debe tomar juicio acerca de la procedencia de un cartón, y nunca se debe olvidar, que una universidad no hace a un profesional.
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