Desde el inicio de la pandemia el Ministerio de Obras Públicas y Transportes ha seguido el paso de Migración a la hora de determinar las extensiones para la validez de las licencias de conducir de personas extranjeras, de modo tal que esté sincronizada con la extensión de la visa.

Recientemente las visas fueron extendidas hasta el 2 de marzo del 2021 pero esta vez el MOPT decidió —inicialmente— sostener la fecha de vencimiento previamente determinada: 18 de noviembre.

El anuncio del cambio de criterio y la “no extensión” se dio a 14 días de la fecha límite (hoy), generando así una serie de carreras de última hora en la población sin residencia legal, que se veía obligada a cruzar fronteras para validar la licencia... mientras las fronteras terrestres continúan cerradas.

El limbo de la residencia

La afectación va más allá de los turistas pues alcanza también a quienes están tramitando su residencia, vuelta que puede tardar entre 1 y 2 años. Esta población se ve obligada a hacer los famosos “border runs” (salir del país cada 90 días) para mantener la validez de su licencia, a pesar de que pueden habitar en Costa Rica de forma indefinida mientras obtienen la condición de residentes.

Eso quiere decir que pueden vivir legalmente en Costa Rica mientras se oficializa su residencia pero durante todo ese lapso no pueden solicitar una licencia costarricense pues... no son residentes. El tema es que tampoco se les acepta, durante ese lapso, la licencia de su país de origen... a menos que salgan del país cada 90 días.

Es decir, pueden ser incluso dueños de un vehículo, pagar seguro y residir legalmente en el país... pero de todos modos tienen que cruzar fronteras cada 90 días para que su licencia sea válida. Esto implica que los “border runs” no son exclusivos de los llamados “turistas perpetuos” sino también una medida a la que se ven obligados quienes pretenden habitar en Costa Rica de forma definitiva pero están atrapados en el limbo burocrático del trámite de residencia.

A este contratiempo hay que agregar una pandemia que dificulta más todos los procedimientos y resulta sencillo entender la frustración de quienes se encuentran limitados por esta burbuja inoperativa, pues forzar a las personas a salir del país para renovar su licencia en medio de una pandemia es a todas luces inoportuno.

Esta situación resulta insólita, especialmente tomando en cuenta que Costa Rica podría generarse un ingreso permitiendo a estas personas renovar su licencia sin tener que recurrir a la farsa de cruzar fronteras pues podrían cobrar incluso más que el monto del impuesto de salida y la población afectada pagaría con tal de evitarse el desgaste de estar entrando y saliendo del país”, nos comenta Carl Hancock, estadounidense radicado en el país.

Cambio abrupto y señales confusas

A razón de toda la situación recién descrita el MOPT optó por enfrentar los contratiempos de la pandemia “guindándose” de Migración a lo largo de este 2020, a fin de extender la validez de las licencias, generando así una sensación de alivio en la población afectada.

Sin embargo, tras la reapertura de las fronteras aéreas, el MOPT decidió desligarse de los plazos de Migración —que ya extendió la validez de las visas hasta marzo del 2021— y no ampliar el periodo de gracia, por lo que a partir de hoy pretendía exigir la licencia válida del país de origen y el pasaporte sellado en los últimos 90 días.

Dato D+: La multa por conducir con licencia extranjera por más de tres meses (sin salir del país) es de ₡54.636 a lo que se suma la eventual pérdida de placas.

Estas personas afectadas también son dueñas de negocios, especialmente en los pueblos costeros que ya sabemos están luchando por la pandemia. Corremos el riesgo de que si los obligan a salir para poder manejar terminen por no regresar, pues la pandemia claramente dificulta este tipo de decisiones”, nos comenta Hancock.