El pasado jueves 24 de octubre, Honduras ratificó el Tratado para la Prohibición de las Armas Nucleares (TPNW), y con ello dicho tratado ha alcanzado las cincuenta ratificaciones necesarias para su entrada en vigor. El 22 de enero de 2021, 90 días después de que Honduras ratificara el acuerdo, el TPNW entrará en vigor y con ello se convertirá en ley internacional vinculante. Sin duda es una gran noticia que merece todo el reconocimiento para los diferentes movimientos pacifistas involucrados en este largo proceso.
75 años después de que el gobierno estadounidense lanzara dos bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, por fin podremos tener un instrumento multilateral y jurídicamente vinculante que prohíba su uso, y sobre todo, que recuerde a los cientos de miles de japoneses que perecieron y a los que siguen sufriendo sus catastróficas consecuencias.
El TPNW demuestra que el activismo pacifista tiene sus frutos. Hace 30 años era realmente difícil pensar que las armas nucleares estarían algún día prohibidas: “Décadas de activismo han logrado lo que muchos creían imposible: las armas nucleares están prohibidas”, tal como menciona Beatrice Fihn, directora ejecutiva de la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN), organización que recibió el Premio Nobel de la Paz en 2017.
Tal como señaló, António Guterres, secretario general de Naciones Unidas, la puesta en marcha del TPNW significa “la culminación de un movimiento mundial para hacer conciencia sobre las catastróficas consecuencias humanitarias de cualquier uso de las armas nucleares”.
A pesar del importantísimo paso que se ha dado con la entrada en Vigo del TPNW, las armas nucleares seguirán existiendo, y con ello su amenaza seguirá vigente. Cabe recordar que ninguno de los Estados nucleares (EEUU, Rusia, China, Francia, Israel, India, Pakistán, Reino Unido y Corea del Norte) ha firmado el tratado.
La puesta en marcha del TPNW contribuye no solo a generar una presión moral sobre los Estados nucleares. Las empresas que producen este tipo de armamento serán altamente presionadas para que eliminen su producción, mientras que las entidades financieras que invierten en empresas productoras de estas armas serán altamente cuestionadas y perseguidas no solo por los movimientos pacifistas, si no también por la presión internacional de al menos cincuenta países que han ratificado un acuerdo para la ilegalización de las armas nucleares.
Cabe recordar que el TPNW compromete a los Estados firmantes a nunca “desarrollar, probar, producir, fabricar o adquirir, poseer o almacenar armas nucleares u otros dispositivos nucleares explosivos”.
La entrada en vigor del TPNW nos demuestra que el camino de la paz tiene resultados positivos para todos. A diferencia de un conflicto armado, el éxito de escoger la lógica de la paz radica en que las personas nunca serán divididas entre “vencedores y vencidos”: En este camino ganamos todos.
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