Por primera vez, un grupo de científicos en nuestro país, logró registrar el sistema de apareamiento en una especie de murciélagos poco conocida y rara, que habita en Costa Rica.

Se trata de la especie Centurio senex y el descubrimiento se realizó gracias a una investigación liderada por investigadores de la Universidad de Costa Rica (UCR) y en la que además participó la Universidad Nacional Autónoma  de México (UNAM), la Universidad de Ulm, Alemania, el Instituto Smithsonian de  Investigaciones Tropicales, con sede en Panamá, y la Estación de Investigación Miguel Alfaro del Hotel Villa Blanca.

El trabajo investigativo de campo se llevó a cabo en el año 2018 en la reserva natural del hotel Villa Blanca, en San Ramón de Alajuela y en él se logró documentar el proceso de cortejo lek, donde los machos se agrupan y compiten por el apareamiento con hembras.

Según un informó la Universidad de Costa Rica a la prensa este jueves, el lek se refiere a una arena o sitio común de combate, donde los machos territoriales se agrupan para realizar exhibiciones visuales y acústicas y conseguir pareja. Los que ofrecen una mejor visualización tienen una mayor probabilidad de ser elegidos por una hembra. Ellos solo aportan el material genético y no se ocupan de la descendencia.

La UCR señaló que "este descubrimiento tiene mucho valor para la biología, ya que muy pocas veces se ha  logrado documentar en estos mamíferos un tipo de cortejo en su medio natural" y según afirmaron los autores en el artículo científico, publicado hoy 11 de noviembre en la revista especializada PLOS ONE:

Nuestro estudio proporciona la primera información sobre la ecolocalización y el  comportamiento de cortejo de un murciélago frugívoro raro y muy interesante”.

 

Cortejo con máscaras

Según el estudio, la especie Centurio senex es un murciélago raro e enigmático con la cara muy arrugada, las alas reticuladas, los ojos muy grandes y una nariz diferenciada de la de otras especies. Además, comen semillas, lo cual es muy extraño en murciélagos, según los investigadores.

Pues bien, según detalla la publicación científica, el comportamiento de los mamíferos fue grabado en el bosque de altura de San Ramón durante 21 horas y ocho noches, con cámaras de infrarrojos y grabadoras de ultrasonido y en este trabajo se detalló que las hembras son diferentes a los machos, lo que se conoce como dimorfismo sexual. Aquí, los machos poseen unos pliegues en la  barbilla con los que crean una especie de máscara facial o capucha, que suben y bajan  cuando están perchados en las ramas y realizando las exhibiciones sexuales. 

Por ello y tras la investigación, los científicos plantearon la hipótesis de que la máscara facial –única en los  machos– se emplea durante el cortejo. 

En una misma noche, los científicos llegaron a observar hasta 56 machos perchados en las ramas de los árboles, a una altura promedio de 2,35 metros, durante muchas horas. Los  murciélagos machos mostraron patrones de comportamiento distintos, incluidas señales acústicas que podrían servir para atraer a las hembras y para mostrar la calidad del macho.

Según los investigadores:

La exhibición general de los machos consistía en que se posaban con la máscara de piel  puesta. Movieron las puntas de sus alas con regularidad y produjeron ultrasonidos.  Grabamos ‘encuentros’ cuando otro murciélago se acercó al macho y este comenzó a mover  sus alas rápidamente y varió la vocalización con un pitido audible al final. El visitante casi nunca se posó”.

La investigación arrojó como resultado que de 181 acercamientos entre machos y hembras, solo en una ocasión la hembra visitante se colgó junto al macho y copularon.  

Además, en el proceso se reconocieron al menos ocho tipos de sonidos en los diferentes comportamientos mostrados y según  explicó Bernal Rodríguez Herrera, investigador y profesor de la Escuela de Biología de la UCR:

Creemos que la vocalización es parte del ‘anuncio’ que hacen los machos para  atraer a las hembras. No sabemos si es la forma como ellas los escogen, aunque seguramente esto contribuye”.