Por Daniela Acosta Álvarez - Estudiante de la carrera de Ingeniería en Seguridad Laboral y Ambiental

¿Importa el color de la piel? La respuesta es sencilla: no importa, pero para muchos, es lo suficientemente importante como para que las personas sean definidas, categorizadas, tratadas de inferiores o mueran por el simple color de la piel. A pesar de que se vive en una comunidad que llaman “moderna e inclusiva”, parece que el término no aplica para todos. Actualmente, se continúa tratando a las personas de piel negra de la misma manera que se hacía hace más de 70 años: ineducados, perezosos, ladrones, poco inteligentes, sucios, inferiores, marginados… y los distinguen únicamente por las debilidades. Se trazan líneas imaginarias en la división de las personas por su color de piel, aunque físicamente no existe dicha separación, pues todos somos iguales (Kaschak, 2019).

Sin embargo, al ser el color de piel una característica visual, los ciegos no podrían ser racistas ¿No?, ya que esta peculiaridad de la persona no la pueden reconocer. Lo cierto es que algunas personas no videntes, al igual que algunos videntes, juzgan a otros con base en su raza; no se necesita ver el color de la piel para ser racista, ya que ser negro lo asocian no solo con el color, sino con la textura de la piel, la forma de hablar, la entonación, la pronunciación y el nombre de una persona. Las personas son negras o blancas en un mundo vidente; los ciegos nunca han visto su propia piel, pero les han dicho que son negros o blancos, pero para ellos esto no tiene ningún significado, ya que no entienden de colores; es una característica obvia para los videntes, pero para ellos es una cualidad invisible (Kaschak, 2019).

Los ciegos no ven, eso es un hecho; no pueden apreciar cómo nos comportamos, las miradas que damos, los movimientos que hacemos, si estamos bien o mal vestidos, si tenemos cabello corto o largo, si somos socialmente bonitos o feos, si somos altos o bajos, si somos negros o blancos. En la mayoría de estas situaciones se guían por lo que las personas a su alrededor les comentan; por cuenta propia no lo saben, esto lo aprenden por quienes los rodean. Las divisiones de blancos y negros se presentan desde la niñez, y desde entonces se convierte en una segmentación permanente que define nuestras actitudes hacia otros. En el mundo de los no videntes, la piel no tiene color, el problema surge porque se está obsesionado con los espectadores del mundo vidente (Kaschak, 2019).

Es interesante cómo, a pesar de que el mundo vidente existe únicamente en la imaginación del no vidente (Kaschak, 2019), de igual forma se debe recurrir a cualquier otro sentido que indique sobre una particularidad de las personas. Una persona racista trata con inferioridad y busca sentirse superior, para lo cual tiene que subordinar a los demás para sentirse bien con ella misma. De la misma manera en que se aprende a ver, leer o escribir, se aprende a ser racista viendo comportamientos, oyendo malos comentarios y posteriormente copiando estas actitudes sin tener criterio propio. Año 2020, y aún la sociedad no ha cambiado, todavía se utiliza el color de la piel para categorizar y definir si somos buenos o malos, superiores o inferiores.

 

MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas.  Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.

Referencia bibliográfica:
  • Kaschak, E. (2019). Mirar sin ver. Cómo ilumina la ceguera sobre la raza y el género. Costa Rica: Editorial Universidad Estatal a Distancia.