En los últimos cuatro años, científicos de la Universidad de Costa Rica (UCR), con la colaboración del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC) del Ministerio del Ambiente y Energía (MINAE), han monitoreado rayas y tiburones con cámaras submarinas. Esta metodología se utiliza por primera vez en el país en un estudio de amplio alcance.

Los tiburones y las rayas son organismos que contribuyen a la salud de los océanos. Estos grandes depredadores de la cadena alimentaria ayudan a mantener el equilibrio y la biodiversidad en los ambientes marinos. Por tanto, conocer la distribución, abundancia y diversidad de las poblaciones de estas especies, lo mismo que sus amenazas, es importante para que se implementen medidas de conservación efectivas.

En el estudio se monitorearon áreas protegidas, entre estas el Parque Nacional Isla del Coco, la Isla del Caño y las Islas Murciélago, y áreas no protegidas, expuestas a actividades de pesca.

Las cámaras de video remotas submarinas con carnada se empezaron a utilizar por primera vez en el año 2003 en algunos países para detectar especies depredadoras acuáticas. El uso de esta tecnología ha ido creciendo debido a que ofrece facilidades con respecto al alcance, profundidad y tiempo.

Principales hallazgos

  • Se logró detectar el 54 % de la diversidad de especies de tiburones y rayas del Pacífico costarricense que habitan aguas poco profundas.

El porcentaje es altamente representativo según los investigadores, porque reafirma la eficacia del método utilizado para tener una visión amplia de las diversas especies y darles seguimiento en el futuro.

El biólogo marino y profesor e investigador del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (CIMAR) y de la Escuela de Biología de la UCR, Mario Espinoza Mendiola, explicó:

Es necesario contar con un estudio de base sobre cómo están nuestras especies de tiburones y rayas, en dónde están distribuidas, qué tipo de ambientes les gusta y cómo estos van cambiando en el tiempo, para monitorearlas, especialmente porque muchas están amenazadas por la sobrepesca, la degradación de los hábitats y el cambio climático”.

Cabe resaltar que examinó una amplia variedad de hábitats costeros y mar adentro en áreas poco profundas (hasta 60 metros), para registrar las especies de tiburones y rayas asociadas a los arrecifes rocosos y coralinos. Además, se determinó que la mayor abundancia de tiburones y las especies más grandes se encuentran en las áreas marinas protegidas.

La presencia es atribuida al manejo, disponibilidad de recursos y vigilancia en estos ambientes, los cuales están sometidos a la constante presión de la pesca ilegal.

Encontramos una relación entre el sistema de áreas protegidas marinas con la presencia de tiburones grandes, como el tigre, el toro y el martillo. Estas son especies fundamentales y verdaderos depredadores tope que controlan la abundancia de otros tiburones y rayas”, aseguró el investigador.

En contraparte, en los sitios abiertos a la pesca se observó menor número de tiburones, pero sí abundancia de rayas. Esto se explica porque muchos tiburones se alimentan de las rayas y al no haber tiburones en esos sitios, aumenta la cantidad de rayas.

El director ejecutivo y científico principal de Beneath the Waves, ONG involucrada en proyectos de conservación de tiburones en el Caribe, Dr. Austin Gallagher, manifestó que el estudio:

Demuestra inequívocamente los beneficios positivos de las áreas marinas protegidas en muchas especies de tiburones amenazadas, y esta publicación establece un estándar importante para el futuro monitoreo de tiburones y rayas en los trópicos”.

La investigación fue publicada en la revista especializada Scientific Reports y se tituló Monitoreo de elasmobranquios (tiburones y rayas) en un país del Pacífico tropical oriental con pocos datos, por medio de cámaras de video remotas submarinas con carnada. Las y los científicos involucrados son Mario Espinoza, Tatiana Araya Arce, Isaac Chaves Zamora, Isaac Chinchilla y Marta Cambra.

En Costa Rica existen 93 especies de tiburones, de los cuales 43 (53 %) están en peligro de extinción, según datos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) . Imagen: ODI/UCR