Por Carolina Bell Meoño – Estudiante de la Escuela de Estudios Generales

Desde que el nuevo coronavirus (COVID-19) fue declarado pandemia el pasado 11 de marzo de 2020, se ha compartido muchísima información y datos que han sido divulgados por redes sociales y las mismas cabezas de Estado. Mucho se ha compartido sin mayor preocupación; sin embargo, la pandemia de la COVID-19 representa una amenaza latente. El mundo entero se encuentra en un constante bombardeo de información y en una inevitable interpretación de información y datos.

Una de las mayores inconsistencias que enfrenta el mundo mientras lucha contra la COVID-19 es el manejo de la información y los datos. El internet permite que toda persona con acceso pueda compartir opiniones e información. Sin embargo, mucha de esa información puede ser imprecisa, ya que algunos repiten lo que otras fuentes indican o, peor aún, añaden datos falsos para enfatizar, dejando cualquier ética de lado y creando falsas expectativas. Los problemas se incrementan cuando la información viene acompañada de falsas promesas por parte de gobernantes, o cuando instituciones gubernamentales y cabezas de gobierno se contradicen.

La influencia de las redes sociales o gobernantes irresponsables sin control ético crean círculos de desinformación, y la carencia de datos hace que a la población se le dificulte discernir qué es real y qué no. Algunos especialistas como Hennekens, George, Adirim, Johnson y Maki, (2020) indican que “la desinformación y teorías de conspiración en redes sociales han generado pánico y desconfianza entre el público en general, desviando la atención de la respuesta a la pandemia y dificultando el trabajo de los especialistas en salud” (p. ¿?). El caos y el pánico son una respuesta directa del poco acceso a datos reales o a la constante desinformación. En resumen, la COVID-19 evidencia una falta de fuentes verdaderas, y esa falta de acceso impacta directamente la perspectiva de la población.

La pandemia está afectando la vida de millones alrededor del mundo. Desde el pasado 4 de junio de 2020, la COVID-19 tiene 6.6 millones de casos confirmados, 3.2 millones de recuperados y 392,000 muertes alrededor del mundo. La cooperación internacional será crucial para vencer la pandemia, incluyendo garantizar acceso a información real, precisa y ética para toda la población. Sin embargo, la población tendrá que hacer un esfuerzo mayor para analizar las fuentes de información. Un aspecto esperanzador son iniciativas como la más reciente propuesta del gobierno de Costa Rica a la Organización Mundial de la Salud para brindar una fuente única para compartir información relacionada a la COVID-19, que ciertamente ayudará a garantizar un mejor acceso y uso de la información a mediano y largo plazos.

 

MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas.  Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.

Referencia bibliográfica:
  • Hennekens, C. H., George, S., Adirim, T. A., Johnson, H., & Maki, D. G. (2020). The Emerging Pandemic of Coronavirus: The Urgent Need for Public Health Leadership. The American Journal of Medicine, 133(6), 648-650. doi: https://doi.org/10.1016/j.amjmed.2020.03.001