Parece ser que la crisis del coronavirus no ha sido motivo suficiente para evitar un nuevo conflicto militar entre Armenia y Azerbaiyán. Estos dos Estados llevan más de treinta años en disputas por la región de Alto Karabaj, la zona separatista que pertenece a Azerbaiyán en la que habita una mayoría de etnia armenia. Este conflicto territorial legado por la Unión Soviética tiene un claro motivo que no es ajeno a las disputas iniciadas en la década de los noventa: Azerbaiyán insiste en recuperar la región en disputa, la cual internacionalmente es reconocida como parte de su territorio. Armenia por su parte defiende los intereses de la autoproclamada república la cual considera como una República “hermana”.
Ambas partes se culpan mutuamente de haber escalado el conflicto con acusaciones de atacar tanto posiciones civiles como militares en ambos bandos. A pesar de que no está claro de quien inició la escalada del conflicto, tanto Armenia como Azerbaiyán han decretado ley marcial, reafirmado la existencia de un conflicto a gran escala.
La prensa internacional señala claras diferencias en cuanto a la interpretación del inicio de las hostilidades. El presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, señalo que “Armenia violó el débil alto el fuego en la región al lanzar primera hora de este domingo “provocaciones a gran escala” con bombardeos intensivos contra las posiciones del Ejército azerí”. El primer ministro armenio, Nikol Pashinián, denunció la ofensiva de Azerbaiyán "con ataques aéreos y misiles contra Artsaj [nombre armenio del Alto Karabaj], y aseguró que el Ejército haría todo para proteger a su “patria de la invasión azerí”.
Este conflicto militar no huye de los intereses geopolíticos de las potencias vecinas: Rusia y Turquía. Moscú tiene un doble interés en este conflicto: Su aliado estratégico es Armenia dado a que tiene una base militar en dicho país, por lo que su apoyo al gobierno armenio es claro. Lo que podría parecer extraño para algunos es que en los últimos años Rusia se ha convertido en el principal vendedor de armamento militar de Azerbaiyán.
Ankara, un aliado tradicional de Azerbaiyán, también ha movido sus fichas en este conflicto. La prensa internacional señala que el ministro de Defensa turco, Hulusi Akar, ha subrayado la necesidad de un alto al fuego y ha hecho un llamamiento a la paz. “Armenia debe detener de inmediato sus ataques, devolver a los mercenarios y terroristas que trajo del extranjero y retirarse de las tierras de Azerbaiyán”. Por su parte, el embajador armenio en Rusia asegura “que Turquía planea enviar 4000 soldados en apoyo a las fuerzas azeríes”. Esto sin duda alguna obligaría a Rusia a intervenir militarmente en el conflicto, algo que por el momento no parece cerca de realizarse.
La Unión Europea por su parte ha hecho una llamada al diálogo e intensificar las gestiones diplomáticas. Un nuevo conflicto militar en sus fronteras brindaría inestabilidad a la región, algo que en tiempos de crisis económica y sanitaria no vendría nada bien a la UE. La región en disputa tiene una importancia estratégica en cuanto a que por ella pasan varias tuberías que suministran petróleo y gas al resto de Europa.
Datos del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), “Bakú ha modernizado sus Fuerzas Armadas y cuadriplicado su gasto militar hasta superar los 1.500 millones de dólares anuales, incorporando armamento puntero de origen ruso, israelí y turco”. Armenia también ha aumentado su presupuesto militar en los últimos años, aunque su presupuesto militar es un tercio del de su vecino y rival. Rusia también ha contribuido en ello: Según fuentes gubernamentales azeríes “Armenia ha recibido en último año alrededor de 500 toneladas de material militar por parte de Rusia.
El pasado lunes 28 de septiembre autoridades de la autoproclamada República del Alto Karabaj han admitido la muerte de 59 militares, dos civiles y alrededor de 200 heridos. El gobierno de Aliyev solamente ha informado de la muerte de seis civiles y más de veinte heridos.
Lastimosamente todo parece indicar que este conflicto militar seguirá creciendo en intensidad. Ambos gobiernos han firmado un decreto de movilización militar, y todo parece indicar que la situación irá empeorando. Esta región secesionista representa el 15% del territorio azerí y desde finales de los ochenta Azerbaiyán ha perdido el control sobre el Alto Karabaj y varias provincias colindantes. En los noventa más de 25.000 personas perdieron la vida por este conflicto y al hubo alrededor de un millón de desplazados.
Las dos partes involucradas en este conflicto no parecen dispuestas a ceder en sus posiciones: Azerbaiyán argumenta que busca “restaurar la justicia histórica y la integridad territorial del país”, tal como lo ha dicho su presidente. Armenia continúa asistiendo militarmente a sus “hermanos del Karabaj”, incentivando un llamado a la guerra, mientras que sus fuerzas políticas han puesto de lado sus diferencias para mantenerse unidos ante lo que denominan “una guerra de gran escala”.
Todo parece indicar que estamos ante otro conflicto militar convencional: Azerbaiyán versus Armenia.
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