La autoproclamada república de Nagorno Karabaj ha dejado de existir.

Una nueva intervención militar de Azerbaiyán de escasas 24 horas en Nagorno Karabaj ha supuesto el fin de este enclave ubicado en territorio internacionalmente reconocido como parte de Azerbaiyán, pero declarada unilateralmente independiente desde 1991. A partir de ahora Azerbaiyán tomará el control de dicha provincia la cual previamente, y tras un breve enfrentamiento militar de 44 días en 2020, que supuso la recuperación de los territorios circuncidantes del enclave por parte de las fuerzas de Bakú perdidos en la primera guerra entre 1988 y 1994.

Nagorno Karabaj que contaba con una población de 120 mil habitantes de descendencia armenia llevaba meses sufriendo un bloqueo inhumano por parte del gobierno azerí a través de una privación de suministros, que incluso actualmente se investiga en la Corte Penal Internacional como un delito de genocidio. La población Nagorno Karabaj no ha dudado en tomar la decisión de huir de su territorio natal.  En cuestión de una semana más de 100 mil personas han huido a Armenia. Las promesas del régimen de Azerbaiyán en cuanto a respetar los derechos de los pobladores armenios no ha sido motivo suficiente para evitar que casi la totalidad de sus habitantes huyera del enclave.

Ahora 30 años después de la victoria armenia en la primera guerra que supuso la expulsión masiva de azeríes de Nagorno Karabaj, la situación vuelve a producirse a la inversa. Azerbaiyán ha prometido a los antiguos pobladores azeríes del enclave la posibilidad de retornar a su tierra de origen.

Tras décadas de conflicto, Azerbaiyán ha logrado completar uno de sus principales objetivos geopolíticos: retomar el control político del enclave. Esto supone una parte fundamental para restablecer y ampliar el sistema de comunicaciones que involucra grandes intereses por parte de Turquía y Rusia en cuanto a controlar una importante zona política y económica de la región.

Ahora bien, el control de Nagorno Karabaj por parte de fuerzas azeríes no es el objetivo final el cuanto a las pretensiones territoriales de Azerbaiyán. El punto clave dentro de este aspecto son los 43 kilómetros de corredor de Zangezur, situado en el sur de Armenia que se encuentran justo en el medio del enclave azerí de Najicheván, el cual en época soviética funcionaba como un sistema de comunicaciones entre Azerbaiyán Irán y Turquía.

La creación de dicho corredor figura en el alto al fuego del 2020, el cual fue arbitrado por Vládimir Putin y firmado tanto por los gobiernos de Armenia y Azerbaiyán. El gobierno de Pashnián, actual presidente de Armenia teme que la puesta en marcha de dicho acuerdo se convierta en el escenario ideal para que el régimen de Aliyev se anexe Zangezur y con ello culmine sus objetivos geopolíticos.

Rusia por su parte ha perdido mucha de su influencia en la política armenia. A pesar de que en la actualidad existe un tratado de defensa mutua de la Organización de Seguridad Colectiva, organización semejante a la OTAN que no ha servido de nada para los intereses armenios, y fuerzas militares rusas para el mantenimiento de los acuerdos de alto al fuego firmados en 2020, esto no ha impedido que Armenia apoye y vota en contra en las votaciones de condena de invasión rusa a territorio ucraniano.

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