La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció este lunes haber otorgado autorización de emergencia a una prueba rápida de detección de la COVID-19, así como un acuerdo con dos empresas productoras de pruebas rápidas para que suministren millones de unidades a países de bajos y medios ingresos a precios asequibles.
Las organizaciones involucradas en el acuerdo incluyen los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de África (CDC de África), la Fundación Bill y Melinda Gates, la Iniciativa de Acceso a la Salud Clinton (CHAI), la Fundación para Nuevos Diagnósticos Innovadores (FIND), el Fondo Mundial, Unitaid y la propia OMS. Se trata de uno de los primeros resultados del Acelerador de Acceso a Herramientas COVID-19 (ACT).
Según detalló la OMS en un comunicado de prensa, la Fundación Bill y Melinda Gates firmó acuerdos con los productores de pruebas de diagnóstico rápido Abbott y SD Biosensor para poner a disposición de los países de ingresos bajos y medianos 120 millones de pruebas de diagnóstico rápido de antígenos (Ag RDT) con un precio máximo de 5 dólares por unidad, durante un período de seis meses.
Estas pruebas brindan resultados en 15 a 30 minutos y permitirán la expansión de los testeos particularmente en países que no cuentan con instalaciones de laboratorio extensas o trabajadores de salud capacitados para implementar pruebas moleculares (reacción en cadena de la polimerasa o PCR).
Las pruebas desarrolladas por Abbott y SD Biosensor son portátiles, confiables y fáciles de administrar, lo que hace que las pruebas sean posibles en entornos de atención médica descentralizados y cercanos a la persona. Las pruebas de ambas compañías son más rápidas y económicas que las pruebas de laboratorio, lo que permite a los países aumentar el ritmo de las pruebas, el rastreo y el tratamiento de las personas con COVID-19 en el punto de atención, especialmente en áreas con sistemas de salud de escasos recursos.
La OMS afirmó que otras modalidades de pruebas rápidas se encuentran en diversas etapas de desarrollo y evaluación.
La prueba STANDARD Q COVID-19 Ag Test de SD Biosensor que recibió autorización de emergencia tiene una sensibilidad o capacidad de identificar el virus en la muestra del 84.38% (superior al 80% mínimo señalado este lunes por el Ministerio de Salud de Costa Rica como aceptable para que la Caja Costarricense de Seguro Social pueda hacer uso de pruebas rápidas en sus centros médicos); y una especificidad o capacidad de descartar la presencia del virus en la muestra del 100%, superior al 95% mínimo exigido en Costa Rica.
Para ampliar las pruebas rápidas, el Fondo Mundial anunció hoy que puso a disposición $50 millones de dólares de su Mecanismo de Respuesta COVID-19 para permitir que los países compren al menos 10 millones de las nuevas pruebas rápidas al precio garantizado. Se espera que los primeros pedidos se realicen esta semana a través del mecanismo de adquisiciones conjuntas del Fondo Mundial.
Las pruebas son un pilar fundamental de la respuesta contra la COVID-19 pues permiten a los países rastrear y contener el virus ahora, y prepararse para el lanzamiento de vacunas una vez que estén disponibles. Si bien las pruebas PCR comenzaron a implementarse un mes después de la secuenciación del SARS-CoV-2, estas pruebas se basan principalmente en el laboratorio, la infraestructura y el personal capacitado para realizarlas. Las pruebas rápidas para detectar la presencia del virus en el punto de atención, son más rápidas, económicas y son una adición vital al arsenal de pruebas necesario para contener y combatir el COVID-19.
La guía de la OMS publicada el 11 de septiembre destaca el valor de las pruebas rápidas en áreas donde la transmisión comunitaria está generalizada y donde las pruebas PCR no están disponibles o donde los resultados de las pruebas se retrasan significativamente. Además de respaldar las estrategias de prueba, rastreo y aislamiento, las pruebas rápidas pueden ayudar a identificar o confirmar nuevos brotes, respaldar las investigaciones de brotes mediante la detección; monitorear las tendencias de la enfermedad; y potencialmente probar contactos asintomáticos.
La OMS destacó que la primera prueba rápida para detección de COVID-19, generada a través del Acelerador ACT, obtuvo resultados ocho meses después de la primera identificación del virus, en contraste con los cinco años que tomó desarrollar la primera prueba para el VIH.
El ACT de la OMS tiene como meta facilitar el suministro de 500 millones de pruebas a los países de ingresos bajos y medianos en un plazo de 12 meses.