Tras cuernos palos; la pandemia fue la patada final al castillo de naipes de la economía mundial, que desde antes de la pandemia por COVID-19 estaba a punto de caer con un simple estornudo, como en efecto ocurrió, con una brisa convertida en huracán.

Las estimaciones del Instituto Internacional de Finanzas (IIF) preveían para el primer trimestre del 2020 un endeudamiento global del orden de los 257 mil millones dólares.

Y, para peores, los porcentajes de caída de la producción industrial en Estados Unidos y Alemania – a principios de este año- cayeron. El gigante gringo un 0,4% con respecto al mismo mes del año 2019, y 1,7% la locomotora germana.

Aunque a la pandemia le quieren colgar todas las desgracias, en realidad solo fue el último sello del Apocalipsis económico, gestado desde la crisis del 2007-2008; si bien los más aventurados aseguran que todo comenzó en la postguerra.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) asegura que el virus “es la mayor amenaza a la economía mundial desde la crisis financiera del 2008” y esta crecerá a un ritmo por debajo del 2009.

Para los efectos del caso ya no importa quién es el padre de la criatura, lo cierto es que la COVID-19 fue la gota que derramó el vaso, y el planeta entero pagará la factura de varios siglos de explotación salvaje de todos los recursos.

El mercado de productos y servicios es el que ha llevado “palo” debido —entre otras situaciones— a la interrupción de las cadenas de suministro.

Como el mundo entero entró en fase de hibernación —si bien ya comenzó a salir para estirar los músculos— muchas empresas mundiales quedaron sin componentes para fabricar productos, porque estos vienen de diferentes países.

Al faltar los insumos las fábricas quedaron paralizadas, no solo por el confinamiento derivado de las medidas sanitarias, si no por que las piezas del bien final nunca se produjeron o quedaron en las bodegas.

Los países más afectados fueron México y Brasil; en el primero el sector automotriz y en el segundo la industria manufacturera. De todas las industrias mexicanas, solo el 15% estaba preparada para una crisis, de cualquier tipo.

Dado que la epidemia empezó en China y a que esta representa un tercio de la fabricación mundial y es el mayor exportador mundial de bienes, el cierre de sus talleres detuvo al planeta.

El índice empresarial de la compañía Trivium informó que —hasta el 16 de marzo— la economía china operaba al 69,5 % de la producción normal.

Es de perogrullo afirmar que, si las fábricas y oficinas cierran, cae el suministro de bienes y servicios. A la vez la demanda se viene al piso, dado que los consumidores están confinados en sus casas y dejan de gastar.

Además, las medidas de contención del contagio ocasionaron severos daños a los servicios, sobre todo el turismo; y al precio de los productos básicos, pese a que los legos aseguren que las compañías alimentarias hicieron su agosto.

Las estimaciones de Commodity Markets Outlook indican que “la mayoría de los precios de los productos básicos serán más bajos en 2020, que en el 2019, siendo los de la energía los más afectados, pero menos los de agricultura.”

Es importante aclarar que el valor del arroz subió —en relación con otros productos- debido a las advertencias de restricciones políticas por parte de algunos productores de Asia Oriental y a la escasez derivada de los cambios climáticos.

Pese a ello la seguridad alimentaria aún no está en riesgo, dadas las excelentes cosechas mundiales de maíz y trigo, si bien algunos países realizaron compras extraordinarias de esos granos, ante un eventual desabastecimiento.

El sector de servicios más golpeado fue el turístico. En Costa Rica representa el 8% del Producto Interno Bruto, con 220 mil empleos directos y una población económicamente activa de 1.7 millones de personas, indicó el presidente de la Unión de Cámaras, Álvaro Sáenz.

Ahora, enfatizó Sáenz, está detenido, como una fábrica sin materia prima. Además, el turismo interno carece de capacidad económica para sostener esa infraestructura.

Los hoteles reportaron 10 mil noches canceladas, caídas de entre 80% al 90% de reservaciones futuras y desde el 18 de marzo quedó prohibido el ingreso de turistas extranjeros y no residentes.

Las autoridades sanitarias mantienen en secreto la fecha de la apertura de las fronteras a los vuelos internacionales, pero se harán cuando haya test masivos, oportunos y rápidos.

Hay otros sectores de servicios que aprovecharon la pandemia para crecer: los diagnósticos clínicos —y en general el sector salud—; todos los negocios relacionadas con la tecnología y el mundo digital; la industria del entretenimiento y —aunque suene increíble— la pornografía.

A esa lista se agregan: proveedores de centros de datos, infraestructuras de comunicación, proveedores tecnológicos, ciberseguridad, videojuegos, streaming y educación on-line.

Hay una ley no escrita, pero real: en las crisis es cuando los ricos se vuelven más ricos, como el caso de Jeff Bezos.

El fundador y dueño de Amazon aumentó su fortuna en 24 mil millones de dólares; ahora posee 138 mil millones en total, liderando según Bloomberg el ranking de los millonarios más ofensivamente millonarios.

Sin duda, nunca llueve parejo para todos.

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