El Banco Central de Costa Rica (BCCR) presentó este jueves la revisión del Programa Macroeconómico 2020-2021, al tiempo que el Ministerio de Hacienda publicó sus previsiones fiscales para este año y el venidero. Ambos anuncios no fueron positivos.
El BCCR anunció que la economía costarricense sufrirá un impacto por la pandemia de COVID-19 mayor al inicialmente proyectado, de modo que ya no se espera un desplome de -3,6% del Producto Interno Bruto (PIB), sino de -5,0%; convirtiéndose en la mayor contracción registrada desde el año 1982.
La revisión de la proyección se dio, mayormente, debido a que Costa Rica sufre una segunda ola de contagios de coronavirus. Las proyecciones que se habían hecho (tanto por el Banco Central como por organismos internacionales) eran claras de que las mismas se hicieron bajo el supuesto de que el país no tuviera una segunda ola.
"[La] segunda ola de infección, más agresiva que la primera en términos de cantidad de casos positivos y hospitalizados (...) debilitó el avance de la apertura gradual programada. Los hechos anteriores explican en buena medida el comportamiento observado de la actividad económica del país en el primer semestre del presente año", explicó el presidente del BCCR, Rodrigo Cubero.
La fuerte desaceleración de la actividad económica al fin del primer trimestre se transformó en una contracción en los siguientes tres meses, con un impacto negativo directo sobre el mercado laboral, que ya desde antes presentaba una alta tasa de desempleo.
En el primer semestre del 2020 el volumen del PIB presentó una caída interanual de 4,3%, tasa que ubicó el nivel del PIB por debajo del estimado en abril pasado. Asimismo, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en el trimestre móvil concluido en mayo, la tasa de desempleo ascendió a 20,1% (468.000 personas desempleadas), alrededor de 190.000 desempleados más que en el mismo trimestre del año anterior. La tasa de subempleo también aumentó, a 17,6%.
De acuerdo con el Banco, la crisis generada por la pandemia, sumado a la caída de la actividad económica y la moratoria fiscal de tres meses aprobada en marzo de 2020 por el Congreso provocó una contracción interanual de 11.6% en la recaudación tributaria, cifra que habría sido de un crecimiento de 0,8% sin el efecto de la moratoria. A eso se sumó el incremento en el pago de intereses sobre la deuda, que provocó que el déficit financiero se ubicara en 4,0% del PIB al término del primer semestre, mayor al registrado un año antes de 3,1%.
A junio de este año, el saldo de la deuda del Gobierno Central se elevó a 62,8% del PIB, cifra mayor en 7,2 puntos porcentuales a la registrada durante el mismo mes del año pasado.
El Central destacó que el mercado cambiario mantuvo un comportamiento relativamente estable, aunque en el segundo trimestre mostró un ligero movimiento al alza. Al 28 de julio, el tipo de cambio promedio ponderado fue de ¢584,97 colones por dólar, con lo cual la tasa de depreciación acumulada en lo que va del año llegó a ser de 2,0%, y la variación interanual de 2,4%.
Debido a que la crisis se mantiene en prácticamente todos los socios comerciales de Costa Rica, la economía del país tardará mucho más tiempo en recuperarse del impacto de la pandemia, pues habrá una mayor caída acumulada y proyectada en las importaciones, respecto de lo previsto en abril. Así, se espera que el PIB del país crezca en 2021 en 2,3%, cifra que es 0,7 puntos porcentuales inferior a lo inicialmente proyectado.
El Banco Central proyecta que para lo que resta del 2020 y en el 2021, la inflación se mantendrá por debajo del límite inferior del rango de tolerancia definido para la meta de inflación (2%-4%).
"Las proyecciones anteriores incorporan la mejor información disponible al 28 de julio del presente año. No obstante, existen riesgos provenientes del contexto internacional e interno que, de materializarse, podrían generar desvíos en relación con los resultados proyectados en este ejercicio. Estos riesgos son ahora mayores en comparación con lo señalado en el Programa Macroeconómico 2020-2021 y en el Informe de Política Monetaria de abril pasado, debido a los efectos de esta crisis sanitaria", advirtió Cubero.
Proyecciones de Hacienda
El Ministerio de Hacienda señaló esta tarde que una caída en el PIB del país significa una base a la cual imponer impuestos más pequeña. Por ejemplo, el menor consumo final de los hogares se
traduce en una caída en lo recaudado por Impuesto al Valor Agregado, a la vez que una menor producción afectará directamente al Impuesto sobre la Renta.
Debido a la caída de la producción, el Gobierno tuvo que destinar recursos a programas sociales para mitigar los efectos de la crisis. Así, aunque en los presupuestos extraordinarios de este año se han realizado recortes del gasto, las mayores erogaciones producto de las medidas contracíclicas suponen la necesidad de colocar más deuda para cubrir las necesidades de financiamiento, lo que a la vez dispara el gasto por pago de intereses.
Aunque la pandemia eleva los gastos, Hacienda estima que el crecimiento del gasto total para este año será de 1%; y que para el 2021 será de 0,8%. De este modo, los gastos del Gobierno Central representarían 23,1% del PIB para este año; y 22,4% del PIB para 2021.
El Ministerio estima, además, que este año los ingresos por impuestos se desplomarán 12%; recuperándose para crecer 10% en el año 2021. Eso quiere decir que se necesitarán al menos dos años para que Hacienda pueda volver a percibir los impuestos que originalmente tenía previstos para este año. Esto se acompaña de la proyección de que las necesidades de colocar deuda para financiar gastos este año sea del 14,1% del PIB; creciendo a 15% del PIB para el 2021.
La estimación publicada señala que el nivel de deuda del Gobierno Central para este año será de 70,2% del PIB; y para el siguiente año será de 76,6% del PIB.
Elián Villegas, ministro de Hacienda, aseguró que este nuevo panorama obliga a trazar una nueva estrategia de sostenibilidad fiscal. Ese plan, explicó, estará basado en al menos tres objetivos: contención del gasto, incremento de los ingresos tributarios y una estrategia de financiamiento de largo plazo.
“Esperamos así, recuperar la confianza de los agentes económicos en que las decisiones tomadas en este Ministerio siempre tendrán como prioridad el beneficio de todas las personas que habitan este país”, concluyó el Ministro