El pasado 24 de abril ante la coyuntura por la crisis por COVID-19 el Banco Central de Costa Rica (BCCR) hizo una revisión de las proyecciones macroeconómicas para el 2020-2021 dando a conocer las proyecciones económicas para este año, en la que anunciaba una caída en volumen de producción de la economía del 3,6%, cifra superior a las brindadas días anteriores por organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.

Ante la situación que vive el país, diversos grupos de economistas han brindado sugerencias en materia de política económica, en la que prevalece la importancia del gasto público como sostén de la economía costarricense, al mejor estilo del conocido economista británico John Maynard Keynes, quien recomendaba la aplicación del gasto estatal para revertir la crisis económica. Este mecanismo se ha aplicado anteriormente y con resultados a largo plazo sumamente negativos para la economía costarricense, dejando un déficit fiscal y deuda cercana al 7% y 59% del PIB respectivamente.

Ante el escenario adverso que el país presenta, es necesario tener discusiones económicas incómodas. Discusiones que tengan como pilar iniciativas que no se han tomado con anterioridad, entre las que se pueden encontrar:

  • Regla fiscal de balance. La principal razón por la cual las políticas keynesianas no son aplicadas en este momento de crisis, es la apretada situación fiscal en la que se encuentra el país. De tener una situación fiscal sana, la inyección de gasto estatal temporal sería el principal de los mecanismos con el cual se haría frente a la crisis fiscal. Por lo que, una vez superada la crisis, es de suma relevancia llevar la discusión más allá de la regla fiscal de gasto, y ver la necesidad de una regla fiscal de balance, que nos obligue llevar el déficit fiscal lo más cercano posible a cero, como lo hacen países como Chile y Perú. El orden en las finanzas públicas en estos países, hacen que las políticas de gasto en momentos difíciles sean de fácil ejecución.
  • Al igual que las políticas keynesianas, el proteccionismo de industrias debe tener un carácter temporal, sin embargo, en Costa Rica ambos mecanismos carecen de este importante elemento. Siendo un mecanismo para el desarrollo de industrias, en muchos casos, estas no llegan siquiera a abastecer el mercado nacional, por lo que existe la necesidad de importar. En el caso del proteccionismo, los principales perjudicados son los consumidores, en especial aquellos de menores ingresos, ya que por productos de la canasta básica se pagan aranceles entre el 30% -150%, por lo que existe un elemento de regresividad importante. Entonces, la eliminación de estos puede llegar a beneficiar a las personas con mayores necesidades.

Las políticas económicas pueden ser muchas y de diversas índoles. A las mencionadas, se pueden agregar otros ejemplos como la ampliación de las bases contributivas con la eliminación de exoneraciones, la creación de fuertes incentivos a la innovación y desarrollo (I+D), la apertura de mercados, la reducción de los costos laborales asignados al patrono y empleado, el planteamiento real de integración a bloques económicos que potencien la exportación de nuestros bienes y servicios, entre muchas otras posibles políticas.

La actual crisis debe ser vista como una oportunidad de reinvención en materia de política económica, proponiendo iniciativas disruptivas, que lleguen a cambiar de manera importante la forma en la que se viene desarrollando el país. Posiblemente estas incomoden a grupos, instituciones y sectores, pero de no tomar decisiones relevantes, Costa Rica seguirá el mismo rumbo por el que venía, el subdesarrollo.

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