Esta es una carta abierta dirigida a las personas que me han compartido su tristeza a causa de una condición mental; para ellas toda mi gratitud por su confianza y mi apoyo en su lucha, lo están haciendo bien. También, le escribo a las otras personas que tienen mucho miedo de dar el primer paso: hablar con sus familiares o amigos de todo por lo que han estado pasando y buscar la ayuda profesional que necesitan.
¿Cómo estás?
Estar bien…suena muy sencillo. “Bien”, es la respuesta más usual cuando le preguntamos a un amigo o conocido ¿cómo estás? Es casi como un “piso” emocional que la mayoría necesitamos para funcionar, por eso muchas veces asumimos que nuestros amigos, familiares y compañeros “están bien”. Sin embargo, muchos de ellos y ellas no están bien. Lo esconden, les preocupa lo que pensemos, no quieren encender las alarmas: el estigma, la preocupación, el miedo y el rechazo. Por esta razón, mienten y aparentar “estar bien”, lucir ese traje de “normalidad” y salir a la calle. Solo ellos saben que la tarea de vivir se vuelve una obligación casi insoportable… una carga.
¿Qué es estar bien?
Pensamos que para estar “bien” ocupamos ejercicio, buena alimentación, un trabajo gratificante, estudios, belleza, paseos y que ninguna tragedia extraordinaria ocurra en nuestra vida. Nada de esto es posible si mentalmente presentamos una condición clínica no atendida. Se necesita un diagnóstico, todo el apoyo y la comprensión de familiares y amigos cercanos, tratamientos farmacológicos, psiquiátricos, psicológicos y en fin terapéuticos que vayan acompañados de un cambio de actitud, hábitos y estilo de vida. Sí, es comprensible que les dé mucho miedo y al principio no quieran, es trabajo, son retos y de ello depende todo… su bienestar.
Conexiones intimas y la búsqueda de la verdad
En los últimos años, he logrado llegar a tener conexiones afectivas muy importantes, con personas que han confiado en mí para contarme cómo verdaderamente se sienten y se los agradezco, porque esas relaciones interpersonales me volvieron más humana, más comprensiva y ahora los amo más que nunca porque me permitieron ver debajo de esa piel, todo su sufrimiento y lo que han tenido que pasar solos.
Sí se puede estar bien, al nivel más íntimo, con uno mismo, y eso es una luz que les dejo a ellos y a ti… tampoco estás solo o sola. Se puede estar bien y estar mejor, cuando se toma la decisión y la valentía para reconocer: “Me siento mal, estas son mis acciones cuando me siento así, sufro y no sé porqué o la causa de esta pena, pero quiero cambiar, sentirme diferente, verme a mí mismo de otra manera, construir amor propio y hacer todo lo que necesito para aceptarme”.
Intentá decirte todo lo que sientes y necesitas… medítalo, escríbelo, dibújalo o cántalo y confía en alguien que te dé todo el amor y comprensión que mereces. (¡De mi parte un gran abrazo!) No es justo que vivas así y lo vivas solo o sola, ya que nada de lo que sientes o has hecho te hace menos humano, ni tiene por qué determinar cómo pasar el resto de tu vida si buscas las herramientas y el apoyo correcto.
Cifras epidemiológicas alarmantes
Cifras de la OMS indican que 1 de 4 personas sufren de alguna enfermedad mental o neurológica en algún punto de su vida y dos tercios de estas personas nunca buscan ayuda profesional, es decir nunca llegar a estar bajo ningún tratamiento.
Las enfermedades mentales incluyen trastornos del estado de ánimo como: depresión, bipolaridad y trastorno límite de la personalidad. La OMS señala que a nivel mundial para el 2015 un 4,4% de la población mundial fue diagnosticada con depresión, unas 322 millones de personas; con ansiedad un 3,6%, es decir unas 264 millones de personas. Siendo estas dos enfermedades las más comunes, mientras que se estima que el porcentaje de personas con bipolaridad es de 0.6%, unas 46 millones de personas (último dato para el año 2017 acorde con el Institute for Health Metrics and Evaluation).
Imagina, si estos son los datos diagnosticados, cuál puede ser la cifra real, si incluyéramos a todas las personas que no saben que tienen un trastorno o se autoengañan creyendo que no lo necesitan… quizás el doble o hasta más. Incluso, podríamos hablar de cuántas de las ya diagnosticadas necesitan tratamiento y no están en uno.
Un primer paso: hablar del tema
Las condiciones mentales clínicas que no son diagnosticadas empeoran. Los síntomas se pueden volver más críticos y crónicos. Distanciamiento familiar, aislamiento, conductas impulsivas riesgosas para ellos y para otras personas, comportamientos hirientes con quienes los rodean, ruptura de relaciones interpersonales y hasta matrimonios e incluso y muy lastimosamente autolesiones, intentos de suicidios y suicidio. Suena terrible, pero en salud mental esto hay que hablarlo como parte de la realidad: muchos y muchas tienen una pulsión de muerte.
En el año 2017 según la OMS el suicidio fue la segunda causa de muerte a nivel mundial entre las personas de 15 y 29 años de edad. El riesgo de suicidio depende del trastorno, de su correcto diagnóstico, tratamiento y apoyo familiar. Estamos hablando de perder a un amigo, familiar, alguien que amamos, cuando se pudo haber prevenido.
La mayoría de los trastornos empiezan durante la adolescencia y antes de los 30 años de edad, por lo que en muchos casos son los familiares quienes se preocupan por el paciente y notan los síntomas.
Hablar del tema, es parte de aceptarnos. Es una condición que influye directamente en la calidad de vida, implica cómo nos sentimos, cómo nos relacionamos, cómo actuamos y reaccionamos. No obstante, no es todo, no dice “quién sos”, solo la condición con la que lidias. ¡Abajo las etiquetas! Estamos hablando de una condición médica y no tienes la culpa de sentirte así, pero eres responsable de tu condición y tenerla no justifica que te abandones o lastimes a otras personas.
La respuesta: no juzgar, amar y apoyar
Una persona con un problema de salud mental no quiere ni necesita que lo juzguen, esa no es la forma en la que le puedes ayudar. Se necesita comprensión, no vamos a sentir por lo que ellos y ellas están pasando, pero podemos darles todo nuestro apoyo y amor para que con trabajo estén mejor y estables. Recuerda, están o han estado en sufrimiento y angustia, es como si vivieran una condena.
Una emergencia en el tema de salud y bienestar
La sensibilización y conocimiento de este fenómeno permite la inversión estatal, leyes, hospitales públicos de salud mental, más especialistas, mejores tratamientos y más accesibles que prioricen la salud mental para quien los necesite. Mundialmente, la mitad de los países cuentan con 1 psiquiatra por cada 100.000 habitantes. El mensaje va para ellos y ellas que enfrentan en carne, hueso y corazón estos padecimientos por su cuenta; así como, para sus familiares y amigos, a veces sin su ayuda el diagnóstico y tratamiento sería imposible. Una nueva forma de vivir es posible.
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