En diciembre del 2018 Rodrigo Uribe presidente de Grupo Cuestamoras inauguró el mall Oxígeno con una inversión cercana a los 200 millones de dólares. En mayo anterior Jeff Bezos dueño de Amazon presentó su módulo de aterrizaje lunar, el “Blue Moon Lunar Lander”, una inversión de cientos de millones de dólares. Guardando las distancias ambos representan para Costa Rica y Estados Unidos al 0,001% de la población, las personas más ricas de cada país. Ambos también han tenido su origen en el sector comercial: Uribe en la extinta Corporación de Supermercados Unidos (CSU) y Bezos en Amazon. Sin embargo, ambos trazan también las diferencias de los horizontes del pensamiento empresarial de cada país. Mientras que Uribe apostó a los centros comerciales, Bezos apostó a la investigación y desarrollo de la industria aeroespacial.
En las semanas recientes hemos visto un día sí y otro también a los diputados y políticos del PLUSC predicar la urgencia de la reactivación económica en el país. También lo han hecho los partidos de la extrema derecha religiosa y los liberales (ex PLUSC). Sin sonrojo, los principales voceros de estos partidos le han demandado al gobierno su intervención en la economía, repito, la intervención del Estado en la economía. Sin sonrojo digo, pues estos mismos líderes y partidos han exigido hasta la náusea la cero intervención del Estado en la economía en los últimos 35 años. En la lógica de estos reclamos parece ser que vivimos más en una economía soviética planificada y no, en lo que estos actores han promovido: una economía libre de intervención y donde reina el mercado. En la miopía de estos grupos ha quedado ausente también la discusión sobre el papel del sector privado, en particular de los grandes grupos empresariales nacionales, como también del capital transnacional en la creación de empleos y riqueza, pero también de su rol en el déficit fiscal.
En 1994 Carlos Sojo destacaba al top 40 de las empresas nacionales. De esas 40 empresas hoy sólo quedan alrededor de 13 empresas. El resto fueron vendidas al capital regional o transnacional o como en el caso de Yanber y Aldesa cayeron por malos manejos. De los grupos sobrevivientes la mayoría diversificó sus inversiones con un acento extremo en los bienes raíces y desarrollo inmobiliario: parques industriales, complejos de oficinas, centros comerciales o condominios horizontales y verticales. Otros dependen de sus conexiones con el Estado en la compra/venta de electricidad y vehículos, alquileres o la construcción de obra pública. Los menos han diversificado más su portafolio de inversiones, pero han terminado acaparando sectores como el farmacéutico como en el caso de Grupo Cuestamoras (Fischel y la Bomba). En otras palabras, los principales grupos económicos del país imponen un límite a la calidad y cantidad de empleos que pueden ofrecer. La mayoría está en el sector de servicios y son de poca especialización.
En el caso del capital transnacional o regional el modelo ha otorgado múltiples ventajas fiscales, sin procurar enclaves productivos y transferencia de tecnología/conocimiento con empresas locales. En el contexto global actual estas inversiones además son más volátiles dado el crecimiento de otros competidores y la precarización y automotización de los empleos. Además, la panacea de la seguridad jurídica de las inversiones y los acuerdos de libre comercio han desaparecido con el Twitter de Donald Trump.
En tono a lo anterior urge superar la incapacidad del pensamiento económico dominante, que solo exige soluciones y espacios para un grupo pequeño de la sociedad, y comenzar un diálogo con los grandes empresarios del país sobre sus responsabilidades en torno a la creación de más y mejores empleos y sobre los espacios en dónde podrían aportar más en términos de inversión y desarrollo dado el tamaño de sus capitales. Frente a los continuos ataques al sector público, urge además de parte del Gobierno actual y del sector privado un análisis más mesurado y prospectivo sobre el papel fundamental del Estado en un país cuyo eje de innovación y desarrollo sigue siendo público.
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