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— Después de que hace más de un mes la Corte votó afirmativamente la lista de 16 nombres recibidos de la Sala II para llenar los ocho puestos de suplencias, la Corte Plena decidió el lunes que el procedimiento estuvo viciado y deberá votarse nuevamente la lista.
— Recordemos que esa votación había sido impugnada por el actual magistrado suplente Héctor Blanco González —quien había quedado por fuera de la lista de 16— lo cual derivó en una discusión —con la penosa manifestación de ignorancia por parte de la magistrada Roxana Chacón Artavia incluida— en Corte Plena, y en que se solicitara a la Dirección Jurídica que analizara todo el proceso realizado para ver si había o no vicios de nulidad.
— El lunes de esta semana en la sesión de Corte Plena Rodrigo Campos Hidalgo, director Jurídico de la Corte, presentó el informe en el cual en efecto encontró una falla en el proceso que llevó a la votación de la lista.
— El error estuvo en que la Sala II presentó a la Corte Plena la lista de 16 nombres, sin dar razones de por qué se habían excluido a las demás personas. El proceso adecuado era entregar a la Corte el nombre de todas las personas que concursaron y, en el caso de que alguien quedara por fuera, incluir las justificaciones de su exclusión. De esa lista completa el pleno de la Corte tendría que escoger los 16 nombres para enviar a la Asamblea Legislativa.
— Ante el informe presentado, los magistrados Paul Rueda Leal y Fernando Castillo Víquez reconocieron que lo señalado por la Dirección Jurídica deja en evidencia que la Corte ha venido cometiendo un falló histórico a la hora de definir las listas para las suplencias en todas las salas, ya que esa decisión no puede pasar por un filtro previo de cada Sala, sin que se presente una debida justificación. Es la Corte Plena la que debe definir la lista final tomando en cuenta todas las personas que se postulen y cumplan con los requisitos constitucionales. #BienporEsto
— A pesar de la claridad del informe de la Dirección Jurídica la magistrada Chacón decidió apelar en su discurso al “así se ha hecho siempre” (¡cómo aprenden de los diputados! ¡qué horror!) para justificar la validez de la decisión original. Su posición terminó siendo rechazada por la Corte Plena, la cual declaró nulo el acuerdo del 17 de junio con votación de 15 a 4.
— Así las cosas, una nueva lista de personas saldría (¡por fin!) la próxima semana del desastre que ha sido el proceso en Corte Plena, para caer en otro inminente desastre: la Comisión de Nombramientos del Congreso....
— Aunque usted no lo crea (o bien, lo creerá, porque se lo advertimos) ayer quedó en evidencia que el diputado Rodolfo Peña Flores (PUSC) mintió a tres medios de comunicación (La Nación, El Semanario y Delfino.cr) para ocultar que había tenido una relación sentimental con Damaris Vargas Vásquez, quien es la candidata que lidera la lista de (por ahora) descalificados (eh, sí) que aspiran a la magistratura disponible en la Sala I.
— Vargas Vásquez compite por ese puesto vacante en la Sala I pero también para ser magistrada suplente en esa misma Sala —proceso para el cual la Comisión decidió que para hacer su recomendación no necesitará criterios objetivos—. Básicamente Vargas Vásquez está en todas las listas que puede, mientras su expareja de años (aunque la haya negado) es parte de la Comisión. #Coincidencias
— Ante todo lo expuesto dos cosas, que hemos venido repitiendo, vuelven a ser evidentes:
- Que el proceso de nombramientos de magistrados —propietarios y suplentes— requiere de una seria revisión y modificación, pero en la Asamblea y en la Corte eso parece nunca ser prioridad.
- La necesidad de que se apruebe el proyecto de ley para que los diputados puedan perder sus credenciales por faltas al deber de probidad, ya que en estos momentos situaciones como las del diputado Peña Flores, en claro conflicto de intereses ante las aspiraciones de su expareja sentimental, siguen sin estar normadas ni constituyen una falta, más allá de lo mal que se ve.
— Podemos y debemos ser mejores: no cuesta tanto. Que las cosas “siempre hayan sido así” no implica que no puedan o deban cambiar.