Hace 10 años salí del colegio con la promesa de encontrar trabajo rápidamente. Salí de un colegio profesional, el Cotepecos. En el último año nos enseñaron a hacer hojas de vida y a destacar lo mejor de nosotros. Nos guiaron en cómo vender nuestro perfil profesional.

Recuerdo que cuando me gradué tenía una oferta laboral en una empresa que en aquella época no me llamaba la atención, entonces decidí buscar mi propio trabajo. Asistí a la feria de trabajo de CINDE.

En aquella época hacían la feria en el Cenac. Había varios puestos de empresas donde una dejaba sus currículums impresos. Con los años noté que a la feria también podíamos llevar el CV en USB y a las empresas les gustaba más ese toque.

No estoy segura, pero creo que mi primer trabajo lo conseguí en una de esas ferias. No era nada del otro mundo, pero sí que ganaba mucha plata para ser una joven de 18 años. El único requisito era hablar inglés y estar dispuesta a viajar a Barreal de Heredia. Sabrán algunos lo que es ese sacrificio.

Hace casi una década —en 2010— el desempleo juvenil alcanzaba a más de 80 mil personas entre los 15 y los 24 años, según el Instituto Nacional de Estadística y Censo, y aunque dichosamente no fui parte de esa estadística, la realidad ahora no es más alentadora. El último cuatrimestre del año pasado esta cifra era de 126 mil personas.

Esta semana les comparto la conversación que sostuve con el ministro de Trabajo Steven Núñez Rímola. El interés del encuentro no es otro que conocer la percepción del jerarca respecto a este tema que no solo me atañe por una cuestión generacional, sino también por una cuestión humana.

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Un tímido pero agradable ministro de Trabajo y Seguridad Social me agenda un espacio para un miércoles muy temprano: 8:00 a.m. Nuestro encuentro tiene lugar en barrio Turnón.

El insoportable tránsito matutino hace que el jerarca se atrase. La periodista del ministro se asoma y dice que don Steven llegará en cualquier momento.  Al paso llega Eduardo Carmona, el fotógrafo. Nuestra entrevista inicia pasadas las ocho.

A su llegada pasamos a la oficina principal. Un amplio aposento donde hay un juego de sala y una larga mesa de reuniones donde nos sentamos a conversar.

De entrada, Núñez Rímola parece querer expresarse de la manera más certera posible y por eso es extremadamente precavido al hablar. En algún momento, con todo respeto, le digo que se relaje, que esta es una entrevista para conocer sus puntos de vista, no para ponerlo contra las cuerdas.

Entonces empieza el relato.

“Mi nombre es Steven Núñez Rímola. Soy vecino de San Isidro de Heredia. Tuve el honor de servir como diputado de la República en la legislación pasada y ahorita ejerzo el cargo de ministro de Trabajo y Seguridad Social.

Estudié en la universidad de Costa Rica, soy licenciado en administración pública y tengo una maestría, del Centro Internacional de la Política Económica para el Desarrollo Sostenible, en Gestión y Finanzas Públicas.

Trabajé en el Ministerio de Hacienda, fui jefe de planificación, y ahora estoy por acá. Siempre es un honor ejercer un cargo de alto nivel, y principalmente poder apoyar a distintas personas.

Este es un Ministerio que tiene un componente social muy fuerte. De hecho, soy el ministro rector del sector de Trabajo, Desarrollo Humano e Inclusión Social y esto siempre lo compromete a uno muchísimo con las personas, y todo lo que podamos desarrollar en materia de política pública con las instituciones que estamos dentro de este sector.Sabemos que tiene mucha incidencia e impacto sobre una gran parte de la población”.

DESARROLLO Y EDUCACIÓN

¿Por qué seguridad social, qué significa seguridad social para usted?

—Somos el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, y este es un componente muy amplio. Desde la Ley orgánica este componente está en el Ministerio. Vela por toda la parte de protección social de las personas, de los trabajadores.

Por eso tenemos la rectoría a nivel de Ley. El sector social está conformado por 12 instituciones y todas llevan esta línea social. Tenemos un viceministerio del área Social, cuya jerarca es doña Natalia [Álvarez].

Usted dice que se incluye el tema de desarrollo humano e inclusión social, ¿para usted qué es desarrollo humano?

—Como tal, el sector se llama así:  Desarrollo Humano e Inclusión Social. Tiene que ver con todas las capacidades o habilidades que le permiten a la persona desarrollarse de manera plena en la sociedad.

Es decir, una persona que puede estudiar, tener un empleo, y con esto lograr alcanzar lo que necesita para desarrollarse como ser humano. Y la Inclusión Social tiene que ver con ofrecer a las personas que están socialmente en desventaja las condiciones y oportunidades que les permitan ser parte de la sociedad para alcanzar el desarrollo humano.

Hasta el momento me parece que el jerarca de Trabajo es una persona considerada y amable. Habla con mucho respeto y con una intencionalidad de voz ciertamente didáctica. Sin embargo, es evidente que en una sola frase intenta destacar todas las bondades del Ministerio que encabeza.

En su esfuerzo por querer abarcar y compartir todo lo que es de su conveniencia, se encamina a no referirse a lo que le pregunto. Tengo un interés genuino en conocer cómo piensa el ministro.

¿De qué manera el Ministerio apoya a las personas jóvenes desempleadas?

—Desde la dirección Nacional de Empleo tenemos el Programa Nacional de Empleo, que tiene cuatro grandes brazos. Uno de ellos es el programa Empléate.

A personas en condición de vulnerabilidad, entre los 15 y los 24 años, [17-24 años]  se les otorga un subsidio de casi 200 mil colones. La mitad es para que la persona se pague un curso y el resto para que subsista mientras estudia.

Buscamos que muchos jóvenes tengan la oportunidad de formarse y con ello insertarse al mercado laboral. Por ejemplo, de la población que no estudia ni trabaja, alrededor de 150 mil personas, el 80% no tiene educación secundaria.

Esto es un reto país. Por eso, iniciativas como Empléate juegan un papel fundamental.

Cuenta Nuñez que por ahora el programa dedica esfuerzos a que los y las jóvenes aprendan inglés. “Aprender inglés supone un enorme potencial de insertarse al mercado laboral”. Según el jerarca, un estudio de la Universidad de Costa Rica confirma que el segundo idioma ofrece mayores oportunidades de colocación sin importar que la persona haya concluido la educación secundaria.

DE CAL, UNA DE ARENA

El otro día mi amiga Vivi me preguntó que si entendía el dicho “una de cal, otra de arena”. Luego de una breve introspección me di cuenta que no tenía idea de lo que significaba.

Me di a la tarea de buscar la intención del juego de palabras y llegué a la conclusión de que es algo así como “una buena, una mala”. Casualmente el dicho aplica para el programa Empléate. Pues por mucha buena intención, si no existe planificación ni estrategia no logrará insertar a las personas jóvenes en el ámbito laboral.

En 2017 la Contraloría General de la República señaló el incumplimiento de los procedimientos de selección de Centros de Formación y beneficiarios. Reza el informe de la Contraloría:

Se revisó una muestra de 20 expedientes de un total de 22 Centros de Formación que ingresaron a Empléate desde el año 2015 a junio 2017, de los cuales, en el 10% (2) no se localizó la personería jurídica, en el 10% (2) no se constató la certificación de la CCSS, en el 15% (3) no se determinó la constancia de seguro del INS y en el 25% (5) no se localizó la certificación DESAF (Dirección de Desarrollo Social y Asignaciones Familiares)

A quien resulte beneficiado (a) con el subsidio de Empléate le corresponde elegir algún curso dentro de las opciones que el mismo Ministerio ofrece.

¿Quién imparte los cursos?

—Se contrata a un tercero. Usualmente los institutos donde se imparten los cursos ya tienen convenio con el Ministerio de Trabajo.

¿Como cuáles?

—Cenecoop, (Centro de Estudios y Capacitación Cooperativa), el Colegio Universitario de Limón, cetc. Es decir, hay una oferta amplia de aliados (...).

A estas alturas de la entrevista, percibo dos cosas: el notorio brazo político-institucional del ministro y que nuestra conversación ha girado en torno a este único proyecto, del cual parece que sabe mucho, pues solo de esto habla, y a la vez parece que sabe poco, pues es impreciso en algunos aspectos.

Digo, no está mal, un ministro no está en la obligación de saber todo al dedillo, este es un programa que pertenece a la Dirección de Empleo del Ministerio y seguro que habrá personas mejor preparadas en la vocería.

Mi punto es, ¿entonces por qué solo de esto habla? Mágicamente, cada respuesta de Núñez apunta a Empléate. Para cada pregunta tiene un ejemplo de cómo el programa brilla con luz propia. Pero cuando le pregunto sobre cuál cree que es la razón estructural del desempleo juvenil señala lo menos difícil de concluir: la falta de estudios. No hace un análisis más profundo.

Además, cuando le pregunto por el desempeño del Ministerio a lo largo del tiempo en cuanto al desempleo juvenil hay poco espacio para la autocrítica. En cambio, nuevamente se refiere a que por ello crearon Empléate.

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El programa “estrella” del Ministerio, como lo llama el ministro Núñez, va más allá que otorgar dinero a personas en condición vulnerable para capacitarse y conseguir un trabajo. Empléate también traza el objetivo de “desarrollar estudios en el mercado que permitan medir oferta-demanda e identificar necesidades de capacitación en el mercado laboral”.

Sin embargo, en el mismo informe de la Contraloría, otro tema señalado es el la falta de acompañamiento del Ministerio de Trabajo a las municipalidades donde se lanzó el programa.

En el 48% de los casos estudiados por el ente contralor, los gobiernos locales indicaron no haber realizado estudios de mercado y en el 83% se señaló no haber recibido apoyo para llevar a cabo investigaciones de este tipo.

Pero, antes de que le pueda mencionar algo de esto, el ministro encamina la conversación al punto que se supone corregirá esta falencia del programa: el Sistema Nacional de Empleo.

¿Cuáles reconoce usted como las razones estructurales del desempleo juvenil en este país?

—El gran problema radica en que muchos jóvenes que buscan trabajo no tienen educación. Es decir, cuando tenemos esa cifra de que el 80% de las personas que no tienen empleo tampoco tienen educación secundaria completa, se dificulta mucho insertarse al mercado laboral.

Sobre la población desempleada [juvenil] que son 126 mil personas, un 83% no posee la educación secundaria, y de estas 126 mil, solo un 45% está en proceso de terminar el colegio o hacer la prueba de bachillerato.

Esto nos plantea un reto porque muchas de las personas desempleadas jóvenes, al no contar con el título de secundaria, se dificulta el ingreso al mercado laboral. Y si vemos a los denominados ninis, que no estudian ni trabajan, a nivel nacional son 150.mil, es decir es más alto que la población desempleada.

Y en los ninis, se repita que el 80% no tiene educación secundaria.

En el 2018, 44% de nuestros beneficiarios en Empleate no tenían secundaria. Entonces, de cierta manera, estamos llegando al grupo vulnerable para que se capacite y pueda insertarse en el mercado laboral.

También estamos haciendo otras cosas. Dentro del plan Nacional de Desarrollo tenemos planteado desarrollar al Sistema Nacional de Empleo. Consiste en el desarrollo de una herramienta informática, y articular con otras instituciones como el INA, IMAS, y este Ministerio para atender a toda persona desempleada, tanto a las jóvenes como a las mayores de 40 años.

El sistema tendrá cuatro fases, la primera es ingresar [crear] el perfil cuando la persona llega a buscar empleo. La segunda fase es formación, porque actualmente lo que pasa con el sistema que tiene el Ministerio [Busco Empleo] es que, cuando la persona llega a dejar su perfil nos damos cuenta que no necesariamente cumple con las demandas del mercado laboral, entonces hay muchas personas que se quedan únicamente siendo parte de la base de datos; la fase 3 es la de intermediación y si esta resulta exitosa pasaría la fase 4 que es la de inserción al mercado laboral.

En la fase número dos, que es Formación, las personas podrían capacitarse en el Instituto Nacional de Aprendizaje. Este proyecto, según Steven Núñez, quedará listo durante la administración Alvarado Quesada.  Asimismo, muchas personas que no necesariamente pasan por la fase de Formación podrían ser beneficiarias de alguno de los programas del Ministerio de Trabajo.

Este sistema nos permitirá identificar las condiciones de vulnerabilidad de las personas, ya sea por género, por edad o por discapacidad física. Eventualmente esto nos permitirá emitir algún tipo de política pública al respecto

El Sistema [Nacional de Empleo] que es transversal a las cuatro fases anteriores, dice el ministro, y tiene que ver con la prospección laboral. Esto significa conocer hacia dónde se orienta la demanda de trabajo de manera que con los estudios prospectivos se espera claridad el mercado laboral.

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El mes pasado fue la más reciente feria de trabajo de CINDE. Atrás quedaron los años de hacer la feria en el CENAC, donde las empresas tenían modestos stands y donde los CV se llevaban en USB.

Esta vez, la feria tuvo lugar en el Centro de Convenciones. Los stands de los empleadores eran pretenciosos y cada persona interesada llevaba sus datos en un código QR.

Esto me hace pensar que el mundo avanza a un tiempo muy distinto del aparato estatal. Y eso debe cambiar para mejor. El Gobierno debe acelerar los procesos, debe buscar mayor eficiencia de los recursos y el ministro, con todo lo respetable que es, debería poder hacer un análisis más crítico-constructivo sobre el desempleo juvenil.

Cada año que un joven no cotiza, es un año cuesta arriba para los regímenes de pensiones. El tema del desempleo debe verse no solo como un problema actual, sino como una situación que afectará a esta y a las generaciones venideras. Es una problemática social importante de resolver, pero como diría mi madre: nos está agarrando la hora del burro.

Luego de una hora de conversación, apago la grabadora y Eduardo toma sus últimas fotos. Me marcho y al salir del Ministerio de Trabajo, extrañada le pregunto a Eduardo “¿es percepción mía o te parece que don Steven fue demasiado políticamente correcto?”, luego de una respuesta afirmativa, y después de escuchar la grabación al menos tres veces, rescaté lo que compartí hoy.

Como ven estimados lectores, esta semana la entrevista es lo que es. No incluí demasiado, porque este no es un espacio institucional. En todo caso, si no hubo respuestas concretas a las preguntas hechas, no les replicaré un discurso. En cambio les ofrezco mis percepciones: transparentes y sin intereses ulteriores.

Si tienen alguna duda, sugerencia o comentario, saben que pueden escribirme a [email protected]. Gracias por leer.