El Ministerio de Salud de Costa Rica ordenó el aislamiento de una familia estadounidense anti-vacunas de 11 miembros, luego que dos de sus miembros menores de edad dieran positivo en la prueba de sarampión. Otros dos, altamente sospechosos, están a la espera del resultado de las pruebas médicas.

En una conferencia de prensa desde la Casa Presidencial el jerarca de Salud, Daniel Salas informó que el Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (INCIENSA) había confirmado que dos menores de 7 y 9 años de edad integrantes de esa familia dieron positivo en sarampión, luego de recibir días atrás la visita de otra ciudadana estadounidense que mostraba síntomas de la enfermedad.

Las autoridades confirmaron que las 11 personas del núcleo familiar (padre, madre y nueve hijos) estaban sin vacunar, pese a que su vivienda en Cóbano de Puntarenas fue visitada en tres ocasiones distintas por Asistentes Técnicos de Atención Primaria de Salud (ATAPS). En esas visitas no se ubicó nadie dentro de la vivienda y además se confirmó que los menores de entre 1 y 17 años de edad no estaban insertos en el Sistema Educativo de Costa Rica, por lo que tampoco recibieron la vacuna durante la visita periódica que hacen funcionarios de salud para verificar los esquemas de vacunación entre la población menor de edad.

El ministro Salas confirmó que la familia es residente desde hace dos años en Costa Rica, son misioneros y no cuentan con seguro social. Durante el periodo de contagio realizaron visitas a distintas localidades de la península de Nicoya así como en la provincia de Limón, lo que obliga a las autoridades a ampliar la investigación para determinar posibles contagios a otras personas sin vacunar.

El jerarca aclaró que los casos no se consideran autóctonos pues fueron causados por la visita de una extranjera y aún no se ha detectado que los residentes en Costa Rica hubiesen contagiado a otras personas, sin embargo, ya se ubicó y vacunó a más de medio centenar de personas que podrían haber tenido contacto con ellos.

INCIENSA dijo que entregaría las dos pruebas médicas faltantes el día de mañana y dado que los once integrantes del núcleo familiar estaban sin vacunar, el Ministerio de Salud giró una orden sanitaria en la que se exige su reclusión en la vivienda para así contener la enfermedad, cuya transmisión autóctona en Costa Rica no se registra desde el año 2006.

"El Ministerio de Salud, en conjunto con la Caja Costarricense del Seguro Social, continúan con el protocolo de vigilancia que se implementa ante este tipo de casos, haciendo las investigaciones de campo para indagar posibles contactos en la localidad de residencia de la familia, revisando los esquemas de vacunación y aplicando la vacuna cuando se requiere", dijo el Ministerio en un comunicado.

El jerarca, Daniel Salas reiteró el llamado a la población de llevar a los menores a vacunar contra el sarampión y recordó que dicha aplicación es gratuita. En Costa Rica la vacunación es obligatoria y desatender esa exigencia acarrea una denuncia ante el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) y la Fuerza Pública para aplicar la vacuna, con el fin de garantizar la salud pública.

El esquema de vacunación en el caso de sarampión está compuesto por dos dosis: una al año y tres meses de edad, y otra al ingresar a la escuela.

Esta enfermedad provoca fiebre, congestión nasal, tos, conjuntivitis y un brote en piel que empieza en la cabeza y se expande por el cuerpo hacia los pies, alcanzando las caderas alrededor del segundo día. Se transmite por gotitas de saliva principalmente por medio de tos y estornudos a aquellos individuos que no hayan recibido inmunización.

Asimismo, Salas reportó que ya se hicieron las notificaciones respectivas a las aerolíneas y a las autoridades de salud de Estados Unidos para advertirles que una ciudadana suya podría estar enferma de sarampión y afirmó que con el caso de la familia francesa que también importó el sarampión a Costa Rica días atrás, fueron las autoridades ticas las que notificaron al país europeo de la existencia de esa enfermedad y posteriormente se confirmó un brote de sarampión en un jardín de niños en ese país.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó a los anti-vacunas dentro de la lista de los más grandes peligros para la salud pública del 2019, sin embargo, los países integrantes de ese organismo únicamente pueden exigir la vacuna contra la fiebre amarilla como requisito para el ingreso por parte de extranjeros.