¿De qué va la entrevista de hoy?

El problema no es el agroquímico en sí, sino la forma en que se utiliza: el exceso, el descontrol y el desconocimiento de quienes aplican el producto.

***

La piña: dulce saludable y popular entre los consumidores; y económica para comprar. Esta exótica fruta no llega a costar ni tres euros. Sin embargo, su cultivo en Costa Rica es trabajoso y las condiciones de trabajo, a menudo, son deficientes.
Con esta descripción la televisión alemana, específicamente la cadena DW, deja al descubierto, ante los ojos del mundo, las nefastas consecuencias de sembrar piña desmedidamente.

Se pregunta una, ¿por qué una cadena extranjera debe elevar la voz por nuestra gente?, ¿en qué están nuestras autoridades? Sin mucha introducción, diré que, aparte de la evidente negligencia de las autoridades, la ciudadanía ha normalizado las condiciones sociales y ambientales que rodean a la producción de la fruta dorada.

Hemos escuchado tantas veces que la piña 'esto y lo otro' que ya nada nos sorprende. A muchos, el tema hasta les parece aburrido. Y, a mí me hierve un poco la sangre. Porque no puede ser normal ni aburrido que en Limón haya comunidades que esperen, dos veces por semana, el camión del AyA para que les abastezcan de agua potable, porque los pesticidas de la piña han contaminado la suya.

 Un campo de piña en Limón | Fotografía por Sebastián Avendaño

Recientemente me enteré del Proyecto Monitoreo de Cambio de Uso en Paisajes Productivos (MOCUPP),  que es desarrollado, entre otros actores, por el Centro de Alta Tecnología (CeNAT) y el Ministerio de Ambiente (MINAE).
MOCUPP dota de imágenes satelitales al Registro Nacional, para evidenciar cómo cambia el paisaje productivo costarricense. El resultado no podría ser más desalentador.

Según el CeNAT “se determinó que durante el periodo 2000-2015, se perdieron 5.566 hectáreas de cobertura forestal por cultivos de piña en ese paisaje productivo”. Para hacernos una idea, el Parque Metropolitano La Sabana mide 72 hectáreas. Es decir, en 15 años, el equivalente a 77 Sabanas se perdieron por la siembra de piña.

Entonces, va de nuevo la pregunta, ¿y quién hace algo? Si vemos el documental de DW, es evidente que nadie sabe y nadie supo cómo sucedió una expansión de piña tan rápida. Por lo general, las autoridades son bien escuetas y hasta quitadas para conversar al respecto.

Por eso, localicé a Henry Picado Cerdas, presidente de la Federación Costarricense para la Conservación de la Naturaleza, quien es crítico de las autoridades estatales y  también del movimiento ambiental, en el sentido de que reconoce la poca organización entre los distintos intereses. Además, maneja el tema piñero.


“Yo estudié agroecología y me dedico a sembrar y producir vegetales orgánicos. Y, desde la lucha contra los transgénicos, me metí al movimiento ambiental, como en 2005.

En esa época, logramos que Paraíso de Cartago fuera el primer municipio libre de organismos genéticamente modificados y eso hizo que me interesara muchísimo el tema de la alimentación, de cómo se produce la comida.

A partir de ahí pude ser el editor, para Costa Rica, de la revista latinoamericana Sustento y Agricultura. Esta revista, habla sobre los movimientos sociales de América Latina que trabajan para la protección de la alimentación, el bosque y los pueblos indígenas; básicamente me he desarrollado ahí haciendo investigación y creando vínculos con las comunidades.

Ya el año pasado se hizo una asamblea de la Federación y los distintos representantes de las organizaciones que ahí se encuentran me eligieron como presidente".

Henry es una persona joven. Lo poco que puedo observar, en 45 minutos, sobre su personalidad, es que su dedicación profesional de ecologista y ambientalista lo lleva a tener un estilo de vida congruente con su discurso.

Además, como articula su relato es sinónimo de que no solamente es activista, sino estudioso de los procesos históricos y sociales de los problemáticos monocultivos en Costa Rica.

QUIEN OLVIDA SU HISTORIA...

Usualmente, cuando hago una entrevista la preparo, es decir, busco un tema específico y desarrollo preguntas. Sin embargo, la piña es un tema demasiado amplio. Se podría conversar sobre las aristas de salud humana, contaminación ambiental, explotación laboral, corrupción política, etc.

En este caso, y con el ánimo de despertar un awareness, decidí llegar a mi encuentro con Henry a que él explicara, desde cero, por qué nos debería interesar la problemática respecto a la producción piñera.

¿Por dónde empezamos?

—Podemos empezar comparando la expansión piñera con una de las grandes luchas que Costa Rica dio durante los años 70, 80 e incluso 90, que fue la expansión bananera. Una expansión que duró 100 años en concretarse y en crear las condiciones tal y como las conocemos hoy [para el monocultivo].

Ese agronegocio del banano fue muy agresivo en términos laborales, ambientales y en relaciones político-partidario. Si lo vemos a la par de la piña, la piña hizo exactamente lo mismo, solo que en menos de 20 años.

Es decir, en 5 veces menos tiempo la piña se colocó como el monocultivo por excelencia para la exportación. Además, con todas las otras externalidades [daños colaterales] que también tenía el banano y que se combatieron con sindicatos, presiones comunitarias, grupos de ecologistas, incluso organizaciones internacionales llamaron al boicot del banano.

En términos ambientales, ¿es el cultivo del banano igual de nocivo que la piña?

—Se sabe de la deforestación de bosques totalmente vírgenes para plantaciones bananeras y de la contaminación de cientos de ríos y afluentes de agua potable.

Además, miles obreros bananeros quedaron afectados por el nemagón. Denunciaron que el nemagón los esterilizó e incluso en este momento podría ser la causa de la aparición de enfermedades como el cáncer.

El tema de los agroquímicos y la expansión bananera siempre fue un eje para los movimientos que trataban de frenar la expansión bananera.

LA ESTÉTICA DE LOS AGROQUÍMICOS

Entonces se repite la historia...

—Hay que recordar que este [cultivo del banano] proyecto político-económico está respaldado desde casa presidencial y desde la Asamblea Legislativa, donde inclusive se le brindaron muchas facilidades para su expansión.

Hubo exenciones de impuestos, certificados de abonos tributarios (CATS); se generaron condiciones favorables para que en 100 años el banano se expandiera.

Ahora la piña. Se podría decir que la piña logró apoyo y subvención estatal. Inclusive llegó a ser uno de los productos más importantes financiados por los certificados de abonos tributarios.

Solamente Pindeco (Corporación de Desarrollo Piñero de Costa Rica) recibió más el 10% de todos los CATS que Costa Rica otorgó. Eso significan más de 3000 millones de colones para que se expandiera la piña.

Este fue el inicio de un agronegocio que se empezó en el sur, pero que se ha terminado expandiendo donde antes estaba el banano: la zona Caribe. Ahora también vemos este fenómeno en la zona norte de manera muy agresiva.

Históricamente, la la piña entro acá de forma sigilosa, en los años 60; con experimentación de Del Monte y Dole. Estas empresas traían una variedad de piña que estaban probando. Esta variedad de piña, se llama MD2, es dependiente de todos los agroinsumos. La MD2 no puede convivir con otras plantas a su alrededor, y por eso le tienen que poner tanto herbicida.

Sin la aplicación de los herbicidas la producción podría irse al traste. Si la plantación se invade de maleza no se podría producir.

¿Sin herbicidas no habría producción?

—No tendrían la producción que tienen, porque recordemos que la piña fructifica bien solo si le pega todo el sol que se pueda. Es decir, no puede tener ningún tipo de cobertura verde por encima.

Inclusive los parámetros de seguridad fitosanitarios que el mismo Tratado de Libre Comercio interpuso es que estas piñas no puedan ir con nada más que no sea de su planta.

O sea, si viene alguna otra semillita de otro árbol, que cayó por casualidad ahí en la corona de la piña, cuando llega a Estados Unidos, es motivo de devolución inmediata de todo el contenedor. Por eso es que la deforestación alrededor de las plantaciones piñeras es tan agresiva.

Y lo otro que también hay que decir es que, la gran mayoría de agroquímicos que se le ponen a la piña son de carácter estético. No para que la piña sea dulce o para que sea más grande.

Entonces, ¿cómo luce una piña normal sin ese montón de herbicidas?

—No sé si te acordás cuando éramos niños, había una piña blanca muy ácida y chiquitita. Esa es la piña criolla. Además, tampoco se conseguía mucho porque tenía un período de producción menor, se cosechaba cada dos años, porque eso duraba en fructificar.

Bajo estas condiciones, una diría que las condiciones naturales no están tan dadas para la siembra de la piña, (claro que no así las condiciones políticas). Con esto como premisa, le pregunto a Henry, cuál cree él que es la razón por la que las multinacionales piñeras se situaran en Costa Rica.

—El tema del ingreso de la piña tiene que ver con la salida de Dole y Chiquita de Hawai. Como en Hawai la expansión fue tan agresiva se acabó la rentabilidad de la producción, porque ya los suelos ya no daban, ya no tenían más espacio para expandirse y estaban bajando el volumen de producción.

Por eso, aprovechando los bonos y CATS, inclusive algunas otras facilidades para obtener tierra, esas trasnacionales migran su producción a Costa Rica, en los años 70 y 80.

¿Obtención de tierras?

—Hasta la fecha, Pindeco goza del usufructo de terrenos estatales para sus plantaciones en Buenos Aires, de Puntarenas. Hay casi 300 hectáreas que son arrendadas por un monto ilusorio, que debería ser terreno para campesinos, o gente que quiera producir alimentos para el país, no para las transnacionales.

Vamos a ver, no es que las trasnacionales sean malas, pero se supone que el INDER tiene el objetivo de ayudar a los agricultores, no de darle tierra a las grandes piñeras.

Entonces, están en Costa Rica, porque los gobiernos han hecho de la expansión piñera una política estatal. Nosotros ya hemos hablado de esto. Existe una serie de leyes que han hecho del monocultivo, una política de Estado.

CÓMPLICES

Según la Cámara Nacional de Productores y Exportadores de Piña, CANAPEP, el sector piñero exporta cerca de mil millones de dólares en piña fresca, anualmente. Naturalmente, un negocio tan enorme mueve toda clase de intereses, y desintereses, políticos.

Existe un proyecto de ley que busca que, al igual que el banano, la piña pague $USD 1 de impuesto por cada caja que se exporta. Y como era de esperarse, los productores piñeros se oponen. La iniciativa la dejó el exdiputado Gerardo Vargas.

Por otra parte, se sabe que el exdirector del Servicio Fitosanitario del Estado, Francisco Dall'Anese, renunció a su cargo por considerar “inaceptable eliminar la medida de inspección en punto de salida de la piña”.

Henry Picado me cuenta que, Dall'Anese “trató de tener más control sobre las aduanas y sobre lo que sale y entra con las piñas. Por ejemplo, firmó una directriz para abrir los contenedores y revisarlos aduana , y el grueso de las cámaras hicieron [presión para] que renunciara”.

Lo cierto del caso es que, el exdirector fitosanitario renunció alegando presiones políticas, aunque los argumentos varían según a quién se le pregunte. Los piñeros, por ejemplo, y hasta el exministro de Agricultura, Felipe Arauz, alegaron pérdidas millonarias por la demora en las revisiones de aduanas.

¿Cómo trabajan las autoridades de ambiente el tema piñero?, ¿por qué si se sabe del daño ambiental que causa la producción de esta fruta no han concretado acciones contundente su respecto?

—Bueno esa es la pregunta que siempre hacemos. Por ejemplo, existe evidencia satelital de 73 empresas piñeras que han violentado la Ley Forestal de este país.

Se sabe que respecto a los márgenes legales de los ríos, deben guardar 15 metros a cada lado, sin embargo, la evidencia que sacó hace poco el Registro Nacional con el proyecto MOCUPP, muestra que hay 5600 hectáreas que eran cobertura forestal, incluso, pertenecían a márgenes de ríos, pero hoy están ocupadas por piña. Esto fue en 2017 y no ha pasado nada.

El Tribunal Ambiental Administrativo, que es la autoridad para hacer algo respecto, tiene su presupuesto sumamente recortado y además, está inundado de expedientes. Para resolver un caso tienen que pasar de 7 a 8 años.

Si se fortaleciera este Tribunal, respecto al tema piñero, se podría traer justicia ambiental a Costa Rica. Sin embargo, existe impunidad completa y absoluta del delito ambiental.

El delito ambiental es sinónimo de expansión piñera.

Los datos que me da Henry, los contrasto con los reportes de que me facilitó el CeNAT, y para sorpresa de nadie el presidente de la Federación está en lo cierto. En 2015 había 58.442 hectáreas de cultivos de piña en tres de las principales regiones de producción del país. Un año después, para el 2016, eran 64.385 hectáreas en las mismas regiones, y, durante ese periodo se perdieron 119 hectáreas de cobertura forestal.

Y, como dicen los estadounidenses, there's more: en 2017, gracias a que el CeNAT utilizó imágenes de los sensores LANDSAT8 SENTINEL 2, se lograron avistar 1.881 hectáreas más de cultivo de la piña. Es decir, se reporta un total de 66.266 hectáreas doradas.

¿Existe complicidad de los gobierno locales en estos casos? No es que se siembran en 1000 hectáreas de piña en un cantón y nadie se da cuenta... ¿o es que los municipios son ignorantes de la propia industria piñera?

—Pongo un ejemplo de un gobierno local que está totalmente atravesado por la industria piñera: la municipalidad de Guácimo, en Limón.

Esta comunidad tiene un alcalde, Gerardo Fuentes González, que incluso está siendo procesado penalmente. Entonces, por lo general, en los municipios donde existe este monocultivo sus políticos locales tienen relación directa con el agronegocio. Esto es muy grave, porque los permisos de cambio de uso suelo son otorgados por las municipalidades.

¿Existe una agenda ambiental gubernamental que incluya la piña? Y si la hay, ¿cómo se comunican ustedes con el gobierno en temas ambientales?

—Nosotros estamos cada vez más alarmados. Existe una dificultad para ser partícipes de la administración de los recursos públicos y privados en el tema ambiental.

Cada vez hay más restricciones para que las organizaciones accedan a la participación real, y esta es una agenda realmente importante para nosotros: fortalecer los núcleos comunitarios para crear capacidades de participación, y al mismo tiempo, exigirle al Estado que retome el carácter participativo que ha tenido al país a la vanguardia en la protección ambiental.

Hablamos por ejemplo de la Ley de Biodiversidad, premiada a nivel mundial, se creó en una mesa muy amplia. Estaba el sector empresarial, el sector ecologista, el sector gubernamental, la academia; inclusive el sector transnacional privado. A todos nos tocó sentarnos en una mesa y crear una propuesta de ley.

Este ejemplo de la Ley de Biodiversidad es evidencia que, sin participación no hay defensa del ambiente y esto es lo que está sucediendo en el tema Piñero.

A las personas de las comunidades no les consultan si están de acuerdo o no para que se siembre piña a la par de su casa, o al lado de la escuela donde estudian sus hijos. Esto es muy grave porque las personas están perdiendo el control sobre sobre su propia salud y la de sus familiares.

El punto del presidente de FECON es que, sea por brindar permisos irregulares o aceptar dineros indebidos de parte de grandes empresarios, aunado al desinterés de las autoridades capitalinas, hace que haya un escenario casi ideal para que las autoridades locales se presten para explotar los recursos naturales de maneras prohibidas por la Ley.

ACCIONES COLECTIVAS

En este momento nosotros hemos presentado una propuesta para que se reglamenten los márgenes de los EBAIS, las escuelas y los centros de población; para que no se siembre piña en 100 metros a la redonda.
Porque cuando la gente está en la casa, o en la escuela, y pasa el bus fumigador, tienen que salir corriendo a no-sé-dónde a protegerse, para no exponerse. Esto es muy grave y son situaciones que están muy invisibilizadas, y al parecer a nadie le importa.

Creo que es porque la mayoría de problemas ambientales están en las comunidades. Aquí, en el Valle Central, todo el tiempo estamos viéndonos el ombligo y la agenda de los temas de noticias es la Asamblea Legislativa y casa presidencial, todo lo demás que circunda no importa.

Esto es un reto inclusive para nuestras organizaciones, de romper el cerco y tener más acceso a la opinión pública.


Para terminar, el presidente de la FECON me dice que en su horizonte político está la moratoria a la expansión piñera, proyecto que rechazó Felipe Arauz. Sin embargo, otros pequeños logros se han obtenido, como la prohibición del Bromacil, agroquímico que fue vetado el año anterior.

De sus efectos, solo la historia hablará, porque, por ejemplo, aunque en Florida se prohibió hace una década, se siguen encontrando aguas contaminadas aún hoy. Y como dice Picado: “la triste realidad es que, así como se prohibió el Bromacil, la industria agroquímica encontrará otro producto que funcione exactamente para lo mismo y que traerán exactamente los mismo problemas”.

Además, dice el ambientalista, “el problema no es el agroquímico en sí, sino la forma en que se utiliza: el exceso, el descontrol y el desconocimiento de quienes aplican el producto”.

Con el corazón en la mano termino de editar este breve encuentro. Intento limpiar mi conciencia ciudadana, pero la verdad es que saber que hay cientos de personas que viven sin agua potable por los intereses de una industria impune, me causa un terrible cargo.

La próxima vez que alguien me responda que el tema piñero le da pereza, aparte de tomar un profundo respiro, intentaré educar sobre la condena social que podría vivir una persona por nuestro desinterés. ]]>