Para hablar de Recope hay que tener una mirada histórica. La Refinadora Costarricense de Petróleo se creó en 1963 y quedó regulada en 1981 por la Ley 6588. Desde el 74 ya había sido nacionalizada.

La Ley de Recope ha sido reformada en varias ocasiones, ya sea para atribuirle nuevas facultades, como la de investigación, o mediante decretos, para aumentar su presupuesto.

El caso es que la refinadora desde el 2011 dejó de refinar y cada vez que el precio de los combustibles sube, o personas de esta institución se van de huelga, muchos tiran fuego por la boca.

Pero, por otra parte, la institucionalidad ha dejado claro que Recope ahora es un mero intermediario; solamente transporta y distribuye combustible. En el análisis presupuestario 2018, Hacienda la cataloga como:

Una empresa pública, que pertenece al Sector Ambiente, Energía, Mares y Ordenamiento Territorial, a la que le corresponde atender el abastecimiento de combustibles del país.

Es decir, de refinar nada. Pero de todas maneras, para la empresa, la más grande de Centroamérica, un nuevo mandato ha sido dado. El presidente de la República, Carlos Alvarado, anunció que enviará en las sesiones extraordinarias, un proyecto de ley que permita su modernización, asunto que ya había sido propuesto durante la campaña electoral.

Según Alejandro Muñoz Villalobos, presidente ejecutivo de Recope, la propuesta de Ley ya ha sido enviada desde su oficina a la de Alvarado.

Ya está entregada y el presidente decidirá en qué momento lo ponen en la corriente legislativa; y yo esperaría que los diputados vean con buenos ojos el tema. En este momento hay un muy buen ambiente para modificar Recope.

Justamente esta semana conversamos con Muñoz Villalobos, economista de profesión y académico por experiencia. Hasta hace dos administraciones su único nexo con la política había sido meramente electoral. De cómo llegó a la institución, del modelo de negocio, la descarbonización y la toma de combustible ilegal sentamos bases.

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Me gustaría empezar con un breve contexto de quién es usted. Me llama la atención que viene mucho más del lado académico que del técnico; tengo curiosidad de saber cómo conecta lo académico con lo técnico en una institución como Recope.

—Mi nombre es Alejandro Muñoz Villalobos, de formación soy economista, tengo una maestría en dirección empresarial y un doctorado en educación.

Por mi cuenta, he desarrollado estudios sobre ecología, desarrollo sustentable; y durante los últimos 13 años, en el campo académico, he hecho algunas cosas. Me he desempeñado como investigador, como profesor en la Universidad Nacional y en la Earth.

También, en la universidad La Salle desarrollé una maestría en Gestión Ambiental y Desarrollo Sostenible, actualmente se imparte. Entonces, en realidad sí me he metido mucho en el estudio del campo de la sustentabilidad en general.

¿Cómo llegó al Recope?

—Durante la administración anterior estuve dentro de la Junta Directiva, esto fue lo que me permitió conocer Recope.

Antes de llegar a la junta directiva, durante el gobierno anterior, ¿tenía usted algún otro nexo con Recope, o político?

—No ninguno. Nunca me he movido por eso [puestos políticos]. Durante mi vida profesional nunca he aspirado a cargos públicos, ni antes ni ahora. Lo que pasa es que el bagaje y la experiencia que uno va adquiriendo, a lo largo de la vida, es lo que me tiene en una posición como esta. Pero no la considero una posición necesariamente política.

¿La considera una posición más técnica entonces?

—Bueno, esto es una empresa, y como tal hay que administrarla. Es decir, no importa el tema del que se trate [sector al que pertenezca]. Lo ideal es que cuando alguien llega a gerenciar, o a presidir, sepa hacerlo.

Cuando usted llegó a la empresa, ¿qué era lo que sabía de la junta directiva y de Recope?

—Para mí fue una total sorpresa, la verdad. Cuando eso [ingreso a la junta directiva] yo estaba dando clases. Fue un sábado que me llamó don Luis Guillermo Solís.

¿Del mundo académico es que se conocen?

—No, yo no lo conocía. Nunca había tenido la oportunidad de hablar con él, salvo durante su campaña electoral. Él visitó Santa Ana, hubo un debate de los precandidatos [PAC] y yo asistí a la actividad.

Al final, eso que uno se queda hablando con la gente, y ahí fue cuando hicimos conexión. Posteriormente, no sé cómo hizo el conecte pero la cosa es que, me llamó y me ofreció integrar la junta [directiva].

Lo que me dijo fue que necesitaba a un economista con mi perfil: amigable con la actividad empresarial y también que tuviera una formación en el ámbito de la sustentabilidad y ambientalista; aunque no me considero ambientalista puro pero sí muy orientado hacia el desarrollo sostenible.

Esta fue mi primera experiencia, pero antes de esto yo conocía Recope como casi cualquier costarricense. Y, como profesor de economía, recibí muchos trabajos de investigación que desarrollan estudiantes y tienen que ver con las instituciones del Estado, claramente una de estas es Recope; entonces por ese lado también ya conocía de qué se trataba la institución”.

Para quienes no saben, quiere dejar claro el presidente ejecutivo, el precio del combustible lo fija la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep). Las variables que más inciden son los precios internacionales del petróleo y la fluctuación del tipo de cambio del dólar.

Sin embargo, me cuenta Alejandro que situaciones como la huelga de trabajadores de Recope también puede tener un peso.

"Solo hay una variable que nosotros controlamos: el costo de operación de la empresa. Acá se podría decir que le podemos pasar los gastos incurridos de más a la Autoridad Reguladora.

Y, por otro lado, [otra variable que controla Recope] una inversión como la de Soresco, la cual fue infructuosa también afecta, pero Aresep ya le devolvió ese costo de operación a los costarricenses mediante una rebaja en la tarifa. Así es cómo funciona.

Si alguna vez tenemos una variación importante en el costo operación lo reportamos, y la autoridad valora si alza o no el precio, sin embargo, esta es la variable que menos mueve la tarifa; las más dinámicas son el tipo de cambio y los precios internacionales".

¿Cómo se da el acercamiento con Carlos Alvarado y cómo se da su ingreso a la institución durante esta administración?

—Bueno, yo tampoco conocía a don Carlos, pero me llamaba la atención su manera de hacer política.

Entonces, me comuniqué con un asesor de él que yo conocía y le propuse que tuviera una conversación conmigo; le dejé saber que yo estaba en la junta directiva y que tal vez me gustaría comentarle un poco sobre la empresa y la visión que yo tenía sobre ella. Así fue como yo lo conocí.  

Tuvimos una conversación y posteriormente él me invitó a formar parte del equipo económico de su campaña, por lo cual yo renuncié a mi puesto en la junta.

Yo escribí varias cosas referentes a la visión que, según yo, debía tener Recope, y en eso coincidimos. Entonces, luego de trabajar en el equipo económico él decidió que yo me hiciera cargo de la presidencia ejecutiva de la institución.

DESCARBONIZACIÓN Y MODELO DE NEGOCIO

Recientemente durante la inauguración del I Congreso Latinoamericano de Sostenibilidad, Ecología y Evolución, el ministro de Ambiente, Carlos Manuel Rodríguez, dijo que el camino de la descarbonización pasa por un replanteamiento de dos empresas que tienen que ver con este tema, el ICE y Recope.

En este mismo congreso la primera dama, Claudia Dobles, dijo que la descarbonización que pretende este gobierno tiene miras al sector transporte.

Sobre estas dos cuestiones específicas, ¿qué y cómo piensa replantear la institución de cara a esta nueva realidad?

—Recién entrando al gobierno, el 8 de mayo, nosotros recibimos la instrucción del presidente de acoger la transformación de Recope.

En ese momento, estaba pesando el tema del hidrógeno, imagino que por las conversaciones que habrá tenido Franklin Chang con don Carlos, y entonces la línea del presidente fue la transformación institucional hacia energías alternativas y la incorporación de energías alternativas, incluyendo el hidrógeno.

Digamos que ahí nos marcó un poco la cancha. Entonces, en este sentido ¿qué me corresponde a ver a mí? Delinear cuáles son las acciones que vamos a tomar para cumplir con la directriz de transformar la Recope.        .

Obviamente, esto no significa que Recope debe seguir la misma ruta que ha venido siguiendo durante 55 años, ni que transformar la empresa será conteste con el objetivo de descarbonizar la economía.

¿Ahora, en qué puede Recope ayudar a descarbonizar la economía? Pues con los combustibles.

Los combustibles inciden directamente en el transporte, que viene siendo nuestro negocio, transporte privado y público. Y digamos que esta es la gran transformación que hay que hacer en el país.

¿Esta es para usted la gran transformación, combustibles?

—Correcto, pero ¿cómo lograrlo? Esto no solamente es plantear las posibilidades de energías alternativas que estamos en capacidad de ofrecer, sino que también debemos transformar Recope como empresa estatal. Esto significaba hacer modificaciones en la ley, porque de lo contrario no se puede hacer nada.

Por ahí andan algunos proyectos de ley que pretenden modificar el artículo 6 de la Ley [6588], pero las modificaciones que se plantean lo único que hacen es darle a Recope la posibilidad de investigar sobre energías alternativas.

¿Solamente investigar, no se puede meter a comercializar?

—No lo dice expresamente. La cuestión es que nosotros podemos hacer eso [investigar] sin necesidad de un cambio en la ley.

Además, creo que en dos casos la ley nos dice cuánto presupuesto nos van a dar para investigar, entonces uno propone el .15% y el otro [proyecto] el .30% del presupuesto de la institución.  

Eso es bastante plata, pero solo alcanzaría para investigar y para estudiar, no para que desarrollemos, industrialicemos, ni comercialicemos cualquiera otra energía alternativa.

Entonces, para dar respuesta a la solicitud expresa por el presidente, yo formé un grupo a lo interno para hacer un nuevo proyecto de ley.

¿Para que le permita a Recope hacer qué?

—Que le permita no solamente investigar y estudiar sino también industrializar y comercializar y distribuir los nuevos combustibles o las alternativas de combustible.  

¿Los cuales serían?

—Hay dos que son mezclas y para eso no necesitamos una transformación, porque la misma ley nos permite hacer mezclas, que son con etanol y biodiesel.

Por ejemplo, el biodiesel puede tener una alternativa que sustituye al diésel.  

Lo que estaríamos logrando es eliminar una porción de la factura petrolera, dinamizar la industria local y el agro, y lo más importante, disminuir el CO2.

Además, si impulsamos también el uso del gas GLP en el transporte público y de carga pesada, o de vehículos como taxis, estaríamos ahorrando un 15% más [de emisiones de carbono].

El gas GLP es el gas normal de cocina. En el país hay 53 estaciones de servicio que distribuyen este tipo de gas. Entonces, en términos del ahorro del CO2, para el país resulta mucho más ventajoso combinar todas estas acciones que solo cambiar a vehículos eléctricos, o del todo no hacer nada.

Me surge la duda. Anteriormente había conversado con Mónica Araya, de Costa Rica Limpia, quien tiene gran experiencia en temas de energías limpias y movilidad sustentable, y también con Irene Cañas, presidenta ejecutiva del ICE.

Ambas concuerdan que el futuro de la industria automotriz es eléctrico. Además, recuerdo que Mónica me explicó con precisión por qué el hidrógeno estaba casi descartado por las grandes corporaciones como apuesta para el sector transporte.

Entonces, ¿por qué querría el país gastarse una fortuna en investigar sobre hidrógeno si ya hay algún camino avanzado en este tema? El mismo presidente de Recope reconoce que mover el bus de hidrógeno de Chang ha costado más de dos millones de dólares.

En este momento el hidrógeno representa un altísimo costo de producción. Por ejemplo, la mayoría del equipo de la estación de hidrógeno que tiene Franklin Chang es de Recope, es decir, la institución financió gran parte. Pero para poder mover un bus como el que trajo Franklin Chang nos hemos gastado dos millones y medio de dólares.

Mi consulta es: si Recope está financiado proyectos como el hidrógeno, que parece ir en contra de la corriente a nivel mundial, y en el país ya hay una directriz de caminar hacia las descarbonización, ¿cómo están manejando ICE y Recope el tema? Muñoz Villalobos dice que, aunque el transporte eléctrico no es su campo y que el hidrógeno es un plan a futuro, ambos proyectos son complementarios.  

“Es decir, los vehículos eléctricos no tienen respuesta para transporte pesado, ni buses. Tal vez haya alguno que se mueva por San José centro, pero no tienen capacidad para moverse hacia las regiones. Por ejemplo, ahorita no hay buses eléctricos que soporten la topografía costarricense, un bus por ejemplo que vaya a Pérez Zeledón”.

Agrega además que, para que la transferencia tecnológica de vehículos eléctricos llegue a nuestro país pasarán décadas.

“Le pongo un caso, por ejemplo, Noruega que es uno de los principales países impulsores de la tecnología de autos eléctricos, se ha propuesto para el 2021 sustituir el 25% de su flota vehicular con carros eléctricos. Esta demanda está siendo satisfecha de un mínimo 6 meses a un máximo 3 años.

Entonces un país como Costa Rica, que no produce tecnología, aunque sí deberíamos hacerlo porque tenemos altísima capacidad para ello; nosotros lo que hacemos es esperar esta transferencia en algún momento en la historia.

En el tanto eso suceda, en el tanto nosotros podamos tener una flota vehicular cero emisiones, Recope tiene que reconstruirse en una empresa que genere alternativas de combustibles para que ayude a descarbonizar la economía”.

Entonces, ¿le están apostando a combustibles menos contaminantes?

—Con el uso del LPG o biodiesel, incluso en algún momento se puede pensar en gas natural, que es la fuente de energía que más crece en el mundo, por lo barato que es, nosotros podríamos incorporar eso en la matriz energética del país.

Aparte de este viraje hacia combustibles menos contaminantes y complementarios con otras energías; ¿qué otras cosas planean replantear?, ya no hablemos del modelo de negocio, signo de la estructura administrativa de la empresa.

—Nosotros somos una empresa estatal que está súper amarrada.

¿En qué sentido?

—En términos legales, y en dependencia de otras instituciones como Aresep, la Contraloría, Ministerio de Hacienda, etcétera.

Para nosotros dar un paso, por ejemplo, contratar a una persona es súper difícil, menos para despedirla. Alguien que sea como maceta de corredor prácticamente no se puede despedir.

Reestructurar es muy difícil. Nosotros para hacer una reestructuración, aunque sea en un departamento, tenemos que mandar todo el plan el Ministerio de Planificación, ahí ellos lo ven, lo estudian etcétera; si lo aprueban se puede hacer y si no, no. Estamos muy amarrados.

En este contexto, ¿cuál es la transformación que nosotros queremos? funcionar como una empresa: mayores libertades y posibilidades de contratación y despido; posibilidades de generar nuevas inversiones, porque, por ejemplo, si nosotros quisiéramos hacer una mayor inversión sobre el hidrógeno, que sería deseable, no podríamos hacer los estudios más allá de los que ya hicimos. Para avanzar en esto tendríamos que estar legalmente habilitados.

Actualmente, nosotros no podemos hacer alianzas estratégicas, no podemos financiar a ninguna universidad para que desarrolle ningún laboratorio que nos complemente, no podemos hacer alianzas público-privadas, que sería deseable.

Por eso el texto de la ley que nosotros le entregamos al presidente de la República tiene como principal propósito desentrabar a Recope.

ROBO DE COMBUSTIBLE

El tema de la toma ilegal de combustible no es nuevo sin embargo la huelga reciente la destapó, usted como presidente de Recope, ¿cuál es la solución que propone para atacar este acto?

—Esto es un fenómeno mundial que recientemente nos llega a nosotros. En países como Colombia, México, Corea, hasta en el mismo Estados Unidos sucede; a veces pareciera que estos problemas son de países menos desarrollados, pero no, esto es un problema a nivel mundial.

En América Latina, donde estoy más familiarizado con el tema, conozco que se da por dos razones: 1., porque es un negocio sumamente rentable, ya se han agarrado algunos gasolineros que andan en esto, y 2., porque es una actividad que está muy relacionada con el narcotráfico.

En Costa Rica desde el noviembre del 2016 es que se viene detectando de manera más frecuente esta situación.

Durante la huelga tuvo mucho impacto porque la mayoría del personal estaba afuera, entonces nos quedamos con una cuadrilla para atender las eventualidades de todo el país, y son 533 kilómetros de tuberías.

La salvada durante la huelga, por decirlo de alguna manera, fue que el poliducto estaba cerrado y por un tiempo estuvo vacío. Esto porque ya se sabía que el Limón es una zona caliente [vulnerable a disturbios].

Entonces, el fin de semana antes de que empezara la huelga se bombeó combustible hacia todos planteles y quedaron al tope, para no depender de Moín, entonces llenamos todo el país.

Pero, la manera de robar combustible es haciendo un hueco, [en el poliducto] y como a las bandas no les salió combustible, entonces empezaron a hacer un hueco por aquí, un hueco por allá, y donde sí encontraron fue allá por La Garita; y como el poliducto [en su totalidad] no estaba funcionando entonces el sistema de alarmas tampoco. Esto ocasionó que nos robaran casi 800 m cúbicos de combustible.

¿Y eso más o menos cuánto es?

—Esos son 8 millones de litros. Una cisterna se llena con 10,000 litros, cada litro a 585 colones, hágale números. Un huevazal de plata.

Pero, ¿cómo es que las bandas organizadas se roban tanto combustible y nadie se da cuenta?

—Precisamente por eso, porque son organizadas (ríe). Ellas funcionan así: van y alquilan un terreno, por el que posiblemente pasa el poliducto; el poliducto pasa por muchos lugares pasa por orilla de calle, por barrios por casas, y pasa por la montaña. Y el poliducto siempre está señalizado porque es un derecho de paso que las personas necesariamente deben saber por dónde pasa, también por razones de seguridad.

Y como todo está señalado muchas personas que prestan [para robar]. Ellos llegan y utilizan equipos profesionales, porque tampoco se corren riesgos. Ponen tuberías o mangueras, porque puede que la toma esté cerca, o puede que esté lejos, es decir, nos hemos encontrado de todo.

Pero, por eso don Alejandro, ¿se puede resolver algo desde el punto de vista de infraestructura [para evitar o menguar el robo]?

—Nosotros estamos en eso. La primera medida es mejorar el sistema de alarma prácticamente ya la estamos sacando la licitación.

Antes de la huelga estábamos probando un sistema de alarma distinto. Un mejor sistema y es muy parecido al que utilizan en Colombia.

En Colombia se redujo drásticamente robo de combustible una vez instalado este sistema de alarma.

¿Cómo es el sistema de alarmas actual y cómo es él que están a punto de contratar?

—El actual funciona con sensores que están a cierta distancia del poliducto, entonces esos sensores persiguen la onda que se genera cuando se hace una perforación al poliducto.

El sensor nos da una ubicación más o menos aproximada [de dónde se perfora], y entonces, se envía una cuadrilla al lugar, también se llama a la Policía y se coordina con el OIJ, etc., y todo toma su tiempo.

¿De cuánto tiempo estamos hablando?

—Depende de dónde esté ubicada la toma de combustible, pueden ser horas o pueden ser días. Varía también de si la toma está enterrada o está en la superficie.  

Con el nuevo sistema es casi inmediato, porque es un sistema satelital,y ese sí nos dirá es en tal lugar. Entonces, prevemos que la capacidad de reacción sea más rápida; además, vamos a tener más cuadrillas para que cada porción del poliducto tenga más personal que atienda rápidamente estas situaciones.

Procuraremos una mejor coordinación con las autoridades para reaccionar y brindar capacitación, porque por ejemplo, en Colombia y en México hay policía especializada en hidrocarburos [específicamente en esto atender las emergencias de robo de combustible]

Es decir, ¿capacitar a la Fuerza Pública?

—Correcto. Porque ya nuestras cuadrillas están capacitadas. La soldadura que hay que hacer [para arreglar el poliducto] es especial, porque no cualquiera puede soldar en un ambiente lleno de combustible. Dicho sea de paso, es un riesgo enorme que corren las bandas organizadas.

Cuando alguien se aventura, como ocurrió con el sabotaje de La Garita, que llegaron con el chunche a romper el poliducto, es peligrosísimo. Una chispa ahí hubiera sido fatal, por dicha no había flujo de combustible, pero una chispa hubiera sido terrible por la explosión que hubiera causado.

Lo otro es que, también vamos a ayudarnos con tecnología por ejemplo, estamos por comprar un drone grado militar.

¿Solo uno?

—Uno por el momento, porque son muy caros. Esos drones tienen cámara infrarroja y entonces son muy importantes para vigilar durante las noches.

¿De los 533 kilómetros del poliducto, cuántos vigilará el dron?

—Desconozco el alcance, pero es bastante grande.

Don Alejandro, respecto todos los cambios que usted propone, siendo realistas ¿cuáles quedarán hechos durante esta administración?

—La seguridad en los planteles, los nuevos planteles, por ejemplo de Barranca.

¿En cuanto a la legislación?

—Eso ya está entregado a la presidencia de la República, el presidente decidirá en qué momento lo entrega o lo pone en la corriente legislativa.

Yo esperaría que los diputados vean con buenos ojos el tema. Hay muy buen ambiente en este momento para modificar Recope. Aquí la cuestión es cuánto dure en la Asamblea Legislativa, yo esperaría que fuese rápido, de tal manera que a nosotros nos dé chance de seguir generando posibilidades para ofrecer al país de energías alternativas.

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Al terminar, el presidente ejecutivo también menciona que espera que “a los diputados no se les ocurra abrir el monopolio que mantiene Recope, porque eso sería un despropósito”.

Así las cosas, y ahora que vamos terminando el año, no dejemos de amarrar lo que nos han dicho ya tres altos jerarcas, de las empresas públicas más grandes del país: hay buen ambiente para modernizar.

Diría yo que, también se debería aprovechar, de algún modo, el hastío ciudadano respecto a viejas prácticas administrativas, y hasta políticas, dentro de las instituciones del Estado. Es decir, se podría empezar a trabajar de manera más técnica y profesional con quienes no teman tomar decisiones impopulares, pues políticamente hablando no tienen nada que perder.

Alejandro Muñoz me pareció un hombre amable. Su look ochentero y su manera de arrastrar eses y erres desnudan su poca pose política. Su lenguaje coloquial y el orden en el que acomoda sus ideas, [editadas en la entrevista] dejan ver lo poco construido que tiene el discurso político, y más bien, mediante las pausas que hace para pensar sus respuestas, lo coloca en un lugar de sensatez.

No digo que lleve bien o mal la empresa pública, digo que estos elementos nos pueden dar algunas herramientas para tener en el radar los cambios que pretenden. Nos quedan tres años más para ver resultados.