El 25 de noviembre se estará conmemorando el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, han transcurrido 58 años desde el asesinato de las tres luchadoras hermanas Mirabal y son innumerables las acciones que tenemos pendientes como sociedad para alcanzar la equidad de género.

El día 9 de noviembre, distintos medios de comunicación manifestaron que una mujer se encontraba hospitalizada desde hacía 7 días debido a que presentaba un aborto retenido, es decir su bebé había fallecido en su vientre desde hace varios días y no se le había brindado la atención correspondiente en el Hospital Max Peralta.

Ante dicha afirmación la Ministra de la Condición de la Mujer, Patricia Mora, tuvo que desmentir la noticia a través de su cuenta en Twiter. No obstante, la información generó una oleada de comentarios y narraciones de mujeres que aparentemente habían experimentado una situación similar o bien, diversas manifestaciones de violencia obstétrica.

Actualmente, y a partir de importantes esfuerzos, se han creado entidades como el Observatorio De Violencia De Género Contra Las Mujeres Y Acceso A La Justicia Del Poder Judicial, que permiten identificar con precisión el número de casos de femicidios ocurridos en Costa Rica, se contabilizan 313 femicidios desde la Aprobación de la Ley de Penalización de la Violencia contra las Mujeres (LPVcM) en el 2007, sumando 20 casos ocurridos al 31 de octubre del presente año.

No obstante, existen otro tipo de violencias contra las mujeres cuyas cifras no se identifican con precisión, consecuentemente, se invisibiliza y no se les brinda un abordaje oportuno; este es el caso de la violencia obstétrica (y muchos otros tipos de violencia basada en género)

Según la Organización de Estados Americanos (OEA) la violencia obstétrica es:

La apropiación del cuerpo y procesos reproductivos de las mujeres por personal de salud, que se expresa en un trato deshumanizador, en un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales, trayendo consigo pérdida de autonomía y capacidad de decidir libremente sobre sus cuerpos y sexualidad, impactando negativamente en la calidad de vida de las mujeres.

Es un tipo de violencia que incluso, como mujeres, muchas veces no consideramos como tal, ya que se encuentra tan legitimada como los abusos sexuales en los espacios públicos, aquellos en los cuales la sociedad tiende a decir “la tocaron”, en lugar de afirmar que sufrió un abuso sexual.

En el caso de la violencia obstétrica, podemos afirmar que inicia con la falta de información en salud sexual y reproductiva. Esa que tanta resistencia generó en la pasada campaña electoral. Esa que provoca que la mayoría de mujeres y familias gestantes en Costa Rica no conozcan que tienen la posibilidad de elaborar un plan de parto para ser presentado en Sistema de Salud de la Caja Costarricense de Seguro Social; que en el momento del parto se DEBE permitir el acompañamiento durante el preparto, parto y postparto; que cada mujer en el proceso de gestación tiene el derecho de decidir sobre su cuerpo y de ser informada sobre los procedimientos médicos que se realicen en ella.

Este tipo de violencia se evidencia desde el momento en que el cuerpo de la mujer se convierte en un objeto del sistema de poder, representado a través del poder ejercido a través de la medicina, ese que te tumba de espaldas priorizando el confort médico antes que los conocimientos ancestrales que se reflejan en las últimas recomendaciones por parte de la Organización Mundial de la Salud; la violencia  obstétrica se evidencia en cada procedimiento médico realizado sin necesidad, los cuales van desde el uso de oxitocina sintética, la realización de la episiotomía (“piquete”) o la separación y/o ruptura de membranas como procedimientos de rutina y realizados sin el consentimiento de la mujer; hasta comentarios o tratos degradantes, así como la violación a los derechos y procedimientos ya contenidos en la Guía de Atención Integral a las Mujeres Niños y Niñas en el periodo prenatal, parto y posparto, los  cuales es necesario que las familias gestantes y en general todas las personas conozcan para poder exigirlos.

Urge en Costa Rica una legislación que permita prevenir y sancionar las diferentes manifestaciones de violencia obstétrica, que promueva el desarrollo de partos humanizados e incluso, que permita ampliar y diversificar las licencias tanto de maternidad como de paternidad.

Costa Rica debe no solamente aprobar una normativa que promueva la prevención y sanción de la violencia obstétrica, sino que principie embarazos, partos y puerperios basados en el respeto a los derechos de las mujeres, niños, niñas y familias gestantes.

Hay que señalar que se han realizado algunos esfuerzos, como lo fue el proyecto de ley Para Proteger a la Mujer Embarazada y Sancionar la Violencia Obstétrica Expediente N.° 19.537, presentado en el 2015 y el proyecto de Ley de Derechos de la Mujer Durante la Atención Calificada, Digna y Respetuosa del Embarazo, Parto, Posparto y Atención del Recién Nacido presentado recientemente por la Diputada del Partido Liberación Nacional, Franggi Nicolás Solano el cual “busca proporcionar oficialmente un catálogo de derechos de la mujer embarazada en todas sus etapas hasta el posparto, así como del recién nacido como persona sujeta de derechos”.

En esta conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, debemos reiterar nuestro compromiso con todos los procesos que buscan alcanzar la eliminación de toda forma de violencia contra las mujeres, incluida ahí la violencia obstétrica.

Este artículo representa el criterio de quien lo firma. Los artículos de opinión publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de este medio. Delfino.CR es un medio independiente, abierto a la opinión de sus lectores. Si desea publicar en Teclado Abierto, consulte nuestra guía para averiguar cómo hacerlo.