La crisis ya está teniendo sus primeros síntomas en la economía costarricense, principalmente sobre la liquidez de los mercados financieros, el crédito bancario y la producción. De manera secundaria, se pueden apreciar aumentos en los rendimientos en los títulos soberanos de deuda externa.
Síntoma 1. El famoso “efecto estrujamiento”
Probablemente ya ha escuchado a algún economista hablar de esto. Imagínese que el dinero del mercado financiero nacional es un pastel que los bancos comparten con el Gobierno. El problema es que el Gobierno se hace cada vez más gordo y deja menos pastel para los bancos, lo cual resulta en menos recursos para prestar a la gente. Los bonos fiscales actualmente toman una porción superior al 20% de la riqueza financiera (el pastel), cifra que se duplicó con respecto al año anterior.
Esto hace que haya una menor oferta de créditos y la gente compre menos carros, casas, viajes, entre otros. Además, la gente está con poca confianza y aplaza la toma de decisiones de compra, lo cual reduce la demanda crediticia. El crédito del sistema bancario nacional se ha desacelerado de cifras superiores al 10% a mediados del año pasado hasta un 2% en agosto de este año. Incluso el crédito en dólares se encuentra totalmente estancado desde mayo.
Fuente: BCCR
Los ingresos bancarios son los primeros en sufrir y no es de extrañar si en las próximas semanas se anuncia una menor contratación o incluso recortes de personal en esta industria. El crecimiento económico va a ser menor al esperado, si se toma en cuenta que el BCCR proyectaba a inicio de año un incremento del crédito de 7%.
Por ahora, las tasas de interés o el “precio del dinero” se encuentran estables si se toma como referencia la Tasa Básica Pasiva, la cual se mantuvo por debajo del 6% a lo largo de todo el año. Esto es bueno para las personas que piensan pedir préstamos o tienen cuotas a tasa variable, pero es probable que la falta de liquidez y el incremento de la tasa de política monetaria por parte de la FED en EE.UU. continúe presionando a la alza las tasas de referencia durante los próximos meses.
Síntoma 2. Problemas de liquidez en el mercado local
El mercado nacional está viendo problemas de liquidez. El hecho de queHacienda esté logrando captar tan poco con las subastas y a tasas ”abusivas”, es el primer indicador de que el mercado financiero se está viendo en apuros. Además, el mecanismo de financiamiento de letras del Tesoro es claramente un instrumento de última instancia.
El mercado financiero nacional opera básicamente bajo un modelo en el cual el Gobierno emite bonos de deuda interna y los fondos de pensiones, el INS, Recope y los puestos de bolsa salen a comprarlos; además de esto se negocian 4 o 5 fondos inmobiliarios. Como el objetivo de inversión de los fondos de pensiones es a largo plazo, los puestos de bolsa son los encargados de darle mayor liquidez a estos bonos, bajo un mecanismo que se conoce como apalancamientos (es casi lo único que saben hacer). Esta operación le permite a los clientes invertir más de lo que realmente tienen, pidiendo dinero prestado del puesto.
Suponga que usted invierte en un título con un rendimiento del 7% y le prestan a un 2%, ahí obtiene un margen de ganancia del 5%. Como esto es un préstamo, se les pide a cambio una garantía, como por ejemplo otro bono de Costa Rica (ajá), con el objetivo de que si se cae el margen de ganancia y el cliente no pueda pagar la deuda, esto sirva de respaldo. Esta garantía debe cubrir un % mínimo de la inversión, el problema es si esta también cae de valor y se tiene que realizar una llamada al margen.
Para poder prestar dinero a sus clientes, los puestos de bolsa requieren de liquidez, la cual también se prestan entre ellos. Pero cuando hay poco para prestarse entre ellos, acuden al Mercado de Dinero (MEDI) del Banco Central. Es aquí donde se observa un incremento de 47% en las operaciones de este mercado en dólares en setiembre con respecto al inicio del año y como se duplicó la tasa de interés ante la alta demanda, justo después del anuncio de la emisión de letras del Tesoro.
Fuente: BCCR
Sugeval ha sido bastante permisiva en la gestión de riesgo desde un punto de vista de concentración geográfica. Cuando el país anda bien, este ferrocarril “Hacienda-Pensiones-Puestos de Bolsa apalancados” sigue andando, pero cuando no, nos enfrentamos a un riesgo sistemático como el de hoy.
Imaginemos (y ojalá que no), el efecto dominó de un desplome en los precios de los bonos del Gobierno ante la no aprobación de un plan fiscal. Los inversionistas van a generar una corrida de títulos y las llamadas al margen se van a disparar. Los bancos se van a ver en serios apuros de liquidez y todas nuestras pensiones se van a desvalorizar. A partir de ahí se viene la bola de nieve: se caen todavía más la inversión y el crédito, sube el desempleo y el país entra oficialmente en recesión. Sé que suena alarmista pero así están las cosas.
Síntoma 3. Menor crecimiento económico
El Banco Central ya realizó una revisión a la baja del crecimiento económico en julio, a inicio de año se esperaba que fuera un 3,6% y ahora es de 3,2%. Por dicha, lo que sostiene este país, el régimen de Zona Franca, no ha dado señas de salidas pero probablemente las empresas lo estén pensando 2 veces antes de ingresar o ampliar operaciones. Gran parte de lo que sostiene esas empresas aquí son los beneficios fiscales y el capital humano disponible.
Como el Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) se encuentra disponible hasta julio, un dato más reciente (y tal vez preciso) son los ingresos tributarios del Gobierno por actividad. Como se puede apreciar, los ingresos totales cayeron un 1,6% en Agosto y el Impuesto a Bienes y Servicios un 5%. Incluso el Impuesto Selectivo al Consumo (o bienes de lujo) cayó un 28%, efectivamente el país está consumiendo mucho menos.
Aquí también se puede agregar el presupuesto presentado por la ministra de Hacienda en la Asamblea Legislativa para el 2019 quien —en una maniobra casi mágica— logró que solo creciera un 0,8%; excluyendo el gasto de deuda e intereses. El rubro sacrificado fueron las transferencias de capital (-9.7%), por lo que el otro año se va a invertir mucho menos en infraestructura pública y el crecimiento va a ser menor al esperado.
Para ir cerrando…
A los síntomas anteriores se le puede agregar una caída de 6 puntos en el precio el bono externo de Costa Rica al 2045 en setiembre, lo cual genera un desplazamiento en la curva de rendimientos del país e incrementa todavía más el costo que Hacienda va a tener que pagar si quiere emitir deuda externa el próximo año.
Nos está pasando la del sapo en la olla caliente. Mientras los diputados se las dan de economistas/salvadores compitiendo por quien aprueba más exoneraciones a la reforma, el país está a punto de reventar. A todo esto hay que agregarle que la reforma fiscal es apenas una curita de 1,3 cm a una cortada de 7 cm.
Ojalá la reforma pase, para que el Gobierno pueda acceder a mecanismos de financiamiento supranacionales como el BID y el BCIE, a tasas menores de financiamiento y no presione tanto el mercado local. La venta de activos públicos, la reforma laboral y el proyecto C.E.R.R.A.R. son medidas necesarias a las cuales me referiré en artículos posteriores.
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