Desde el 18 de abril pasado, las protestas en Nicaragua contra el Gobierno de Daniel Ortega han sido la constante. 

El informe preliminar de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Comisión-IDH) señalaba la semana pasada que desde el inicio de las protestan ha habido al menos 76 muertos, 868 heridos y 438 personas detenidas. Mientras tanto la Mesa de Diálogo, mediada por la Iglesia Católica, se cerró sin éxito el pasado miércoles ante la imposibilidad de las partes de llegar a un acuerdo, aunque volvieron a convocar a la Comisión Mixta (con tres representantes del gobierno y tres de la sociedad civil) a reunirse este lunes a retomar el diálogo.

En Delfino.cr aprovechamos la visita a Costa Rica de Ana Quirós, feminista, activista y directora del Centro de Información y Servicios de Asesoría en Salud (CISAS) para volver a tomar el pulso de la situación que vive nuestro vecino país. La visita de Quirós tenía el fin de concretar reuniones con diplomáticos internacionales y costarricenses con la intención precisamente de concientizar sobre lo que está viviendo Nicaragua a las puertas de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) que se realizará del 4 al 5 de junio en Washington, donde estará presente Ana.

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Ana empieza por recordarme que ella es binacional, nacida en Costa Rica pero “nicaragüense por vocación”, feminista y defensora de los derechos humanos. Vive desde hace casi 40 años en Nicaragua dónde dirige CISAS, una ONG que se dedica a la comunicación e información en temas de salud.

Al verla, lo primero que noto es que su brazo se encuentra vendado, resultado de las agresiones que ella, como muchos otros manifestantes han vivido en estas semanas. En su caso particular quedó con dos dedos de la mano derecha fracturados. Esta agresión la vivió justamente ese 18 de abril, día en que comenzaron las protestas en Nicaragua.

“Convocaron un plantón [manifestación] frente a un centro comercial que se llama Camino de Oriente, queda sobre carretera a Masaya. Llegamos bastante temprano, pensando que sería un plantón como los cientos en que hemos participado (…) generalmente lo que hacemos en los plantones es que estamos a la orilla de la calle y cada cierto tiempo con una manta, con unos cartelones, nos atravesamos en la calle un par de minutos y nos volvemos a quitar.

Habíamos hecho eso una primera vez, con una manta en contra de las reformas al seguro social. Cuando estábamos haciendo eso la segunda vez, llegó una banda de motorizados [grupos de choque pro-gobierno que llegan a reprimir las manifestaciones]. Hubo primero un forcejeo, la policía estaba ahí, yo estaba interpelando a los policías diciéndoles que vieran que nos estaban atacando. Estaban tirándonos piedras, pero piedras grandes, eran lajazos.

Cuando me volví a ver, tenían a una joven en el suelo, rodeada de esos hombres (…) Mi compañera y yo nos pusimos a proteger a esta muchacha que la tenían en el suelo, la estaban pateando, le iban a dar con cadenas tratando de quitarle el celular. Estábamos en eso cuando, de fuera del grupo, se vino alguien directo hacia donde yo estaba, y me dio con un tubo directo en la cabeza, varias veces y en la mano. Cuando yo sentí el golpe en la cabeza, me toqué y ya estaba sangrando”.

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Ana me explica que los motorizados y otros grupos de choque, son grupos pagados por el Gobierno a través de la policía o las alcaldías, usualmente son incluso miembros de la misma policía pero vestidos de civiles, “tan es así que cuando se bajan los motorizados, hay varios videos, cuando se bajan en el centro comercial se bajan marchando”. Ana me comenta que más allá de las represiones vividas ese primer día de manifestaciones, el Gobierno ha tomado otras medidas aún más inhumanas como medio para reprimir. Ese fue el caso con la presunta orden dada por la ministra de Salud de que los heridos no fueran atendidos en los centros de salud públicos. Esta medida, según relata Ana, provocó la muerte de varios heridos que murieron mientras eran trasladados de un centro a otro sin que pudieran recibir atención médica.

A pesar de todo esto hasta el momento las medidas de represión han sido infructuosas para desmovilizar las protestas.

“Recién ayer estaba viendo un informe de un observatorio de la movilización popular (..) Esta gente hizo una recopilación, un registro de la mayor cantidad de movilizaciones, y entre el 18 de abril y el 15 de mayo se registraron [los días que más hubo protestas] un promedio de 30 movilizaciones por día. (…) Me impresionó mucho, porque realmente la gente está en la calle, vivimos en la calle. (…) y es por todo el país, algo a lo que nunca se había enfrentado este Gobierno.

En los 90, cuando el Frente [Sandinista] perdió, el Frente generó una serie de movilizaciones que se le llamaban las Asonadas, que eran protestas con llantas, principalmente de empleados y exempleados del sector público. En aquel momento puso en jaque al gobierno de doña Violeta y así ellos lograron negociar algunas cosas, pero lo cierto es que después de ese periodo nunca más hubo algo así, y ciertamente nunca hubo algo así que no fuera controlado por el Frente.

Las protestas contra el Gobierno superan ya el mes de duración, y continúan movilizando grandes cantidades de personas, a pesar de que la represión ha ido en escalada. Ana señala que desde la ruptura de la mesa de dialogo el miércoles pasado, la represión se ha focalizado a dirigentes estudiantiles y defensores de derechos humanos. Tal es el caso de 14 estudiantes de medicina que estaban atendiendo heridos y fueron tomados en León y encerrados en las instalaciones del Frente Sandinista (FSNL) y solo pudieron ser liberados tras la intervención de los curas de León. Cuando Ana me comenta de este caso, me abre la puerta para una pregunta incómoda para los que soñamos con un Estado laico.

¿Qué papel ha jugado la Iglesia Católica?

“La iglesia, muy a pesar mío, quiero insistirlo porque yo quisiera un Estado laico, movimientos laicos, pero la Iglesia ha jugado un papel fundamental. Desde un primer momento, denunciando la represión. Posteriormente haciendo un pronunciamiento muy fuerte y llamando al diálogo y ofreciéndose de mediadora, un papel que ha jugado de forma muy importante. Pero, también acompañando a la gente, la catedral y las iglesias en los Departamentos, han servido de refugio para los manifestantes. Aún así estos encapuchados han entrado a las iglesias en actitud amenazante”.

Uno de esos casos en Iglesias de los que me habla Ana, fue el de Matiguás, donde la alcaldesa mandó a un grupo de gente a tomar la iglesia y atacar al cura. Más allá del papel mediador que ha jugado la Iglesia, el miércoles pasado la misma cerró la Mesa de Dialogo al reconocer que ninguna de las partes iba a ceder en sus posiciones y el Gobierno se ha negado a aceptar mantener la agenda previamente acordada. La oposición pide el fin de la represión y la salida de Ortega, mientras que el Gobierno demanda que no se hagan más bloqueos. Según Ana, esta insistencia en que se eliminen los bloqueos es porque el Gobierno quiere tener la libre movilización para trasladar a los grupos de choque, que han ido perdiendo fuerza a lo largo del país.

¿Qué sigue? ¿Hay alguna salida posible?

“Nosotros vemos muchas salidas posibles, en el sentido de que nosotros tenemos Plan A, Plan B, Plan C. Todos los planes nuestros pasan por que se vayan Daniel Ortega y Rosario Murillo”.

¿No hay escenario en el que se queden?

“No hay escenario en el que se quedan, es trágico o tragicómico, porque quienes tenemos edad suficiente, recordamos lo que paso los últimos días de Somoza, lo tenemos muy presente. En el último par de meses, antes de que saliera Somoza, [se] hizo una movilización enorme y las consignas eran 'Somoza for ever' y 'no te vas, te quedas'. Esas eran las consignas de ellos, bueno ahora no dicen 'Ortega for ever' pero 'no te vas, te quedas' sí lo dicen.

Una de las cosas que se barajó en su momento, y que era la alternativa de algunos en aquel entonces, era dejar todo intacto sin Somoza.”

¿Cambiar la ficha?

“Cambiar la ficha, y fue lo que trataron de hacer con Urcuyo, presidente por 36 horas. En el caso de Ortega, la pareja no ve ninguna posibilidad que no sea que ellos sigan. En el caso nuestro creemos que debe [ser]: que ellos salgan, una Junta de Gobierno de transición que organice unas elecciones, con otro aparato electoral y que el pueblo tenga la oportunidad de escoger. Ellos no. La pareja sobre todo, no está muy dispuesta a eso, pero gente dentro del Frente sí. Pensando que ellos pueden de alguna manera ser parte de esa junta de transición. Los empresarios, los grandes empresarios y los líderes (…) ya están convencidos de que se tienen que ir. Entonces tristemente ellos [la pareja presidencial] viven en un mundo bizarro, en un mundo que no tiene nada que ver con la realidad”.

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Hablar de la falta de contacto con la realidad que pareciera tener la pareja presidencial en Nicaragua, me recuerda al cuento “El traje nuevo del emperador”.  Esto me lo reafirma Ana cuando me dice “lo que pasa es la gente alrededor que les dicen a todo que sí, y que dejan que hagan y deshagan. Ellos no se están comunicando con sus operadores, ya toda la estructura partidaria está desarticulada”. Me queda entonces la duda, ¿quién va a ser el niño que le diga al rey que está desnudo para sacarlo de su delirio? Dado que Ortega y Murillo siguen negándose a escuchar al pueblo que está en las calles pidiendo su salida ¿quién podría facilitar el cambio? ¿El ejercito? ¿Los empresarios? ¿La comunidad internacional?

Del lado del ejército, Ana apunta a que si bien actualmente el pueblo les reconoce actualmente su posición de no involucrarse en la represión, no se olvidan que tampoco son una institución libre de culpa, como se vio en el enfrentamiento que resultó con 6 muertos en noviembre pasado, y que la gente continúa teniendo presente. Así que tampoco es la institución más legitimada, aunque claramente una intervención del ejército podría acelerar el proceso de cambio en Nicaragua.

Creo que el tema del gran capital puede tener mucho más peso. En la medida en que el gran capital tipo Pellas, diga 'hasta aquí' o 'retome lo que está diciendo la gente', ahí sí se agilizaría el trámite, por decirlo. (…) No es que el gran capital tendría la posibilidad o la potestad de decir 'quitemos a estos' o 'pongamos a estos', eso no lo tienen, pero, en el momento en que Pellas le jale la alfombra, ahí se cae. Porque Pellas lo ha sostenido, y es el único sector empresarial que, aún después de todo esto, fue a hacer cabildeo a Washington a favor de ellos”.

Que complicado, porque todos los sectores están deslegitimados por algún lado, no hay nadie completamente limpio....

“Mira, desgraciadamente, es la Iglesia Católica la que más credibilidad tiene (…) la Iglesia Católica cita, ellos le dicen peregrinación, nosotros le decimos marchas, pero hasta las feministas vamos a ir (…) Es una Iglesia más moderna, con el impulso del papa Francisco, y una iglesia que tiene dos mil y pico de años de experiencia, o sea, cualquiera de nosotros está en pañales”.

Sobre la comunidad internacional Ana rescata el informe realizado por Comisión-IDH, aunque censura la reacción que tuvo Almagro, secretario general de la OEA.

La otra cuestión es el papel nefasto que ha jugado Almagro de la OEA, su órgano de investigación da un dictamen, pero, que hay que rendirle el sombrero, hizo una tarea titánica en tres días, entrevistaron a más de 3000, y la gente llegaba con mucha fe a poner su denuncia, porque la gente está buscando castigo.

Y el mismo día sale él [Almagro] diciendo [en un foro en Washington] 'qué bueno, muertes hay en todo lado, que la vida vale cada vez menos y que la oposición está actuando de manera irresponsable' (…) y vuelve a dar declaraciones de respaldo y manda a un grupo a Nicaragua. Y él iba a ir, básicamente a respaldar al Gobierno y a tratar de que la Iglesia Católica fuera desplazada y fuera la OEA la que actuara como mediadora en el diálogo. Pero, se encontró con una pared, para empezar no te queremos en el dialogo, nada vas a llegar a hacer y para continuar el repudio total, incluso de los diplomáticos. Los diplomáticos de Nicaragua se reunieron con la delegación de la OEA y les dijeron 'en ustedes no creemos'. Pero, pareciera que lo que él quiere es desaparecer la OEA, sacan un dictamen excelente, y sale él diciendo eso, o sea desdiciendo lo que está [en el dictamen]

¡Ese es otro ajeno a la realidad!

“Sí, porque lo único que ve es Venezuela, y uno esperaría por la posición que tiene en Venezuela, que tuviera un poco más de sensibilidad en el caso de Nicaragua...”

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Así las cosas, si bien en estos momentos no se vislumbra de donde puede venir una salida a este conflicto, el origen de este sí está claro. Ana señala que esto es una manifestación de un descontento generalizado, que sí bien inicia con el tema de la reforma al Seguro Social, ese fue solo el evento que botó el tapón de la olla de presión en que se había convertido Nicaragua, por los constantes abusos a la constitución y las leyes que realizó el Gobierno de Ortega y la impunidad con la que otros actores han posibilitado. No se trata únicamente de un cambio de liderazgo presidencial sino que se requiere una renovación en el poder ejecutivo, judicial y el órgano electoral que permita a las instituciones recuperar la legitimidad perdida hace tiempo.

“La gente se sentía afectada, pero no hallaba como manifestarse, salvo el movimiento de mujeres que desde el primer momento hemos estado en la calle, los otros grupos habían estado más tímidos, y hasta más recientemente, unos 4 años, el movimiento campesino y anti-canal, pero aun así seguía siendo algo un poco lejano, pero ahí estaba. Es clarísimo que el descontento estaba, nosotras seguíamos saliendo, y creíamos que era una cosa, no sé, que éramos nosotros casi las loquitas, pero la gente sí venía escuchándonos.

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Terminó la conversación, y me voy con ese sentimiento de impotencia de no poder hacer nada, ante lo que se está viviendo a la par nuestra, pero principalmente la ira de pensar que todo esto es por el deseo de unos pocos de aferrarse al poder, que todo un pueblo sufre, y ese desapego con la realidad que convierte el cuento en profecía:

“—¡Pero si no lleva nada! —gritó, al fin, el pueblo entero.
Aquello inquietó al emperador, pues barruntaba que el pueblo tenía razón; mas pensó:
'Hay que aguantar hasta el fin.'
Y siguió más altivo que antes; y las ayudas de cámara continuaron sosteniendo la inexistente cola.”