¿En qué momento la humanidad encontró justificación filosófica, ética y legal para abusar indiscriminadamente de los animales?

¿Sería con John Locke, en sus Dos Tratados Sobre el Gobierno Civil que estructuró el concepto de propiedad y catalogó a los animales como “propiedad” del ser humano? ¿Sería con La Biblia, en Génesis 1:26-28, donde indica “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; y ejerza dominio sobre los peces en el mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados, sobre la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra”? ¿O sería con la llegada del capitalismo consumista, en donde para algunos, el fin justifica los medios? No me malentiendan, yo soy ideológicamente muy capitalista, pero en ciertos aspectos creo que debe ser revisado el capitalismo.

Hoy en día la humanidad se encuentra en un nuevo nivel de conciencia, y nuestro entendimiento del bienestar animal ha cambiado gracias en parte a nuevas bases científicas, éticas y espirituales.

Desde un punto de vista científico, Charles Darwin, el padre de la teoría evolutiva, ya había indicado que biológicamente no somos tan distintos a los animales, y que nos diferenciamos de los animales en grado (degree), pero no en tipo (kind).

Para el budismo, los animales tienen mente, sienten, padecen y tienen la misma esencia sagrada que tenemos los seres humanos y que nos lleva a respetarnos unos a otros. El Dalai Lama indica que “matar animales por deporte, por placer, por aventura, y por sus cueros y pieles es un fenómeno de entrada repulsivo y angustiante. No hay justificación en complacerse en esos actos de brutalidad. La vida es tan apreciada por una criatura muda a como lo es para el hombre. Igual que uno, quiere felicidad, teme la dolor; al igual que uno quiere vivir y no morir, también otras criaturas”.

Por otra parte, Mahatma Gandhi indicaba que “La grandeza de una nación puede ser juzgada por el modo en que tratan sus animales”.

La Ley de Bienestar de los Animales (Ley 7451) aprobada en 2017 es un buen esfuerzo y una muy buena iniciativa, pero es incompleta legalmente hablando, y como esfuerzo social.

Desde un punto de vista legal la ley es incompleta porque no contiene un enfoque integral de una nueva ética humana hacia los animales, por ende, su abordaje es superficial. A manera de repaso cabe señalar que la ley se queda corta en temas como animales en cautiverio —zoológicos y acuarios—, trabajo forzado por razones de “entretenimiento” (“carretas románticas”), uso de pieles y cueros de animales para vestimenta, uso de animales en circos y para el entretenimiento en general, matanza de animales por deporte (cacería), corridas de toros, muerte de animales por rituales religiosos o culturales, riguroso control de animales domésticos, etc. Por otro lado, el tema de la ética y buenas prácticas en experimentación animal y en la industria alimentaria debe ser abordado en detalle y no fue el caso.

Como esfuerzo social la ley también resulta un avance menor porque poco hace una nación con penalizar el maltrato animal si no aborda el tema con nuevos valores éticos y morales, a través de su sistema educativo y sus instituciones.

En el Reino de los Países Bajos existe un partido político llamado Partij voor de Dieren (Partido por los animales), que en las elecciones generales del 2017 obtuvo cinco escaños en la Cámara de Representantes, dos en el Senado, y un diputado en el Parlamento Europeo. Todo esto proponiendo una agenda integral en la materia, no sólo de protección animal y medio ambiente, sino con un nuevo sentido ético de cómo debería ser abordado este tema por Holanda y por la Unión Europea.

En esta debacle política que sufre Costa Rica si hubiese existido un partido político serio de esta índole, me habría encantado darle mi voto para al menos encausar diputados con una buena causa. Si bien no hemos llegado a ese punto todavía sí cabe destacar el trabajo de distintas organizaciones no gubernamentales como People for Ethical Treatment to Animals (PETA). Pese a sus campañas y posiciones extremas han puesto sobre la mesa temas muy relevantes en esta materia en los últimos años. En Costa Rica, esta y otras ONG han jugado un rol fundamental en materia de protección animal y en la construcción de la nueva conciencia animal.

Concluyo con una frase del Dalai Lama con relación a las corridas de toros: “Las corridas de toros son una práctica cruel que infringe de forma pública un dolor atroz a animales inocentes y sentientes”.

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