Existe un análisis que me gustaría hacer, probablemente uno que no posee más rigurosidad científica que la opinión de una politóloga, pero que puede aportar algo a la discusión que nos acoge actualmente. Muchas conjeturas se han realizado con respecto a la última encuesta del CIEP, pero me interesa analizar un dato en particular, los indecisos, ese porcentaje de personas decididas en votar, pero sin saber por quién.
El porcentaje de indecisos según datos del CIEP cae de un 42% en agosto a un 27% para esta última encuesta, ambos porcentajes altos que indican cosas diferentes para cada momento. Ese 42% evidencia a un país que no posee un lineamiento partidario, que necesita otro tipo de aliciente para decidir su voto, esto no es sorpresa en el informe del año 2017, el Programa del Estado de la Nación nos muestra que “entre junio de 2011 y agosto de 2017, en promedio, el 61% de la población decía no simpatizar con ningún partido”.
Es decir, los partidos políticos en la actualidad no pueden valerse de sus banderas y colores para obtener el voto de los electores, sin embargo, a partir de este descontento, el posicionamiento de temáticas o el aprovechamiento de coyunturas han sido determinantes en varias elecciones, desde la discusión del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana, el “TLC” en las elecciones del año 2006, hasta el asenso de Luis Guillermo Solís en una coyuntura donde el país parecía divido entre opuestos (PLN y Frente Amplio), el proceso electoral que motiva este artículo no es la excepción.
No quiero incentivar a las personas a tomar una decisión con base en un solo tema, la capacidad de un candidato para gobernar no se basa en si está de acuerdo o no con los derechos de las personas trans o en su concepción de matrimonio, sin embargo, para nadie es sorpresa que existe una polarización en el país, los temas tradicionales de campaña, como la educación y el desempleo han pasado a un segundo plano desde la óptica de quienes buscan tomar una decisión para este 4 de febrero.
Partiendo de este supuesto es que realizo el análisis del 27% de indecisos que nos muestra la última encuesta. En el programa de Desayunos de este martes, el politólogo Jesús Guzmán investigador del CIEP, y María Estelí Jarquín mencionaron un estudio de panel electoral, es decir un estudio sostenido durante varios meses, sobre el comportamiento del voto de cierto grupo de personas, recopilaron información para detectar si estas personas mantenían su posición inicial, o si esta cambiaba. Este estudio realizado por el Programa del Estado de la Nación arrojó resultados interesantes los cuales reflejan que cuatro de cada diez decididos por un candidato en octubre cambiaron de opinión y escogieron un candidato diferente en diciembre, sin embargo, estos cambios parecen mantenerse dentro de una misma línea de pensamiento, es decir, observando la variación en los porcentajes, partiendo de que esta elección se encuentra marcada por una temática que se ha convertido en decisiva para muchos, estas variaciones más sustanciales se mantienen entre aquellos candidatos que han mostrado una opinión conservadora con respecto a temáticas como el matrimonio entre personas del mismo sexo, por ejemplo la caída de Desanti, o el claro incremento de Fabricio Alvarado. A diferencia de los números de Carlos Alvarado, candidato que se ha mostrado como una opción diferente y más progresista, los cuales no han cambiado sustancialmente.
Según el panel electoral realizado por el PEN tan sólo uno de cada cuatro indecisos en octubre se decidió por un candidato en diciembre. La caída en el porcentaje de indecisos también parece mantener una línea de pensamiento más conservadora, y a pesar de la obvia polarización, vemos que las encuestas no reflejan los dos polos. Se puede observar que quienes encabezan las encuestas actualmente se mantienen en una posición similar en la temática que parece abarcar estas elecciones, ubicándose dentro de la tendencia conservadora.
Entonces me pregunto ¿dónde está el otro polo en esta contienda? ¿Se ubicará en ese 27% de personas que se mantienen indecisas? ¿Dará una sorpresa este 4 de febrero? Mi análisis es que en estas elecciones el posicionamiento de estos indecisos será determinante, este porcentaje será el que decida nuestro próximo presidente.
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