Primero respiremos y aceptamos que a estas alturas del partido pareciera que el ejercicio más sano para nuestra salud mental es simple y sencillamente resignarnos: esta gente no va a dejar nunca de pelear. Apenas vamos por la primera “semana hábil” del año y ya todo el mundo está escupiendo serpientes frente al micrófono, por lo que está claro que a) va a ser un año bien jodido en las arenas políticas y b) todo llamado a la cordura pareciera condenado a perderse ineludiblemente entre el ruido y la furia de la polarización en la que estamos inmersos.